Las centrales nucleares deberán preparar un plan previo de desmantelamiento y someterlo a la aprobación del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) en el plazo de 18 meses, según la instrucción de seguridad publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y que entra en vigor este jueves.
Contar con este plan permitirá a las empresas que operan las plantas nucleares analizar las mejoras tecnológicas que tienen previsto aplicar en sus centrales, y que deben tener en cuenta un proceso de desmantelamiento en el futuro.
Según fuentes del sector, la instrucción establece las directrices para prever el desmantelamiento de las instalaciones en fases tempranas de su explotación, incluso de diseño y construcción, y no supone una carga económica adicional para las empresas, que llevan tiempo trabajando en este tipo de planes en colaboración con la Empresa Nacional de Residuos (Enresa).
Esto asegura que la estrategia planteada es coherente con los planes definitivos que diseñará la propia Enresa encargada del desmantelamiento nuclear, y compatible con el Plan General de Residuos Radiactivos aprobado por el Parlamento.
La empresa nacional dispone de un fondo dotado con aportaciones de las centrales durante su funcionamiento para garantizar la viabilidad económica del desmantelamiento.