Unos trenes “de mierda” y una oferta de servicios ferroviarios del mismo nivel. Así se ha despachado este jueves pasado el alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro, en una escalada verbal que tuvo su precedente el mismo día anterior cuando su jefe político máximo, el presidente del PP Pablo Casado, le arrojó a Pedro Sánchez un “qué coño tiene que pasar en España para que usted asuma responsabilidades”.
De una afinidad con Casado al menos generacional superior a la del actual presidente del PP extremeño, José Monago, es evidente la aspiración del alcalde popular placentino a ocupar el lugar de este último, en un congreso autonómico del partido que de momento sigue aplazado y que podría dar el relevo a Monago, que tiene las riendas en sus manos desde hace 13 años, desde 2008.
El radicalismo verbal de Fernando Pizarro, continuación del de Casado, ha encontrado pie en unos servicios ferroviarios de Renfe en la región que todavía no se han recuperado en su totalidad desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, pero también en una posición de la ciudad a trasmano de la línea de alta velocidad, o altas prestaciones, que se está construyendo para unir en su día Madrid con Extremadura, un problema que la capital del Jerte comparte con Mérida, que igualmente tiene una estación ferroviaria urbana en fondo de saco respecto a la comunicación en línea y sin desvíos entre Madrid, Cáceres y Badajoz.
En las dos capitales provinciales no existe el problema y sus estaciones sí se encuentran en el trazado, pero los trenes que quieran entrar en Mérida o en Plasencia tienen que realizar un trayecto de enlace ida y vuelta que penaliza los tiempos de viaje del resto de los usuarios.
A 16 km y en otro municipio
En el caso de Plasencia es especialmente grave puesto que la estación más cercana en línea es Monfragüe, distante 16 kilómetros por vía de tren de la urbana placentina; Monfragüe está en distinto término municipal, Malpartida de Plasencia.
Si hablamos de Mérida el enlace con la línea principal se hace en la estación de Aljucén (está sí está en el mismo término municipal emeritense), pero distante sensiblemente menos, a seis kilómetros del casco urbano.
Ambas ciudades podrían ver con preocupación la no construcción de esas nuevas estaciones, y la posibilidad de que algunos trenes Madrid-Cáceres-Badajoz (y en el futuro hasta Lisboa) no pierdan el tiempo de entrar y salir de las actuales terminales urbanas en fondo de saco.
Lo viene denunciando el Club Sénior de Extremadura, que últimamente estima en 45 minutos la pérdida de tiempo de los nuevos servicios de altas prestaciones por tener que entrar en esas antiguas terminales, y reclama la construcción de las nuevas.
Plasencia está siendo especialmente castigada y durante más de cinco meses, desde el 1 de julio hasta el pasado 13 de diciembre, se ha quedado sin trenes por la mejora de las vías hasta la estación de Monfragüe; los pasajeros de la ciudad han tenido que ir en autobús y lo han hecho durante más tiempo de lo previsto ya que las obras deberían haber terminado el 31 de octubre pero se han prolongado un mes y medio más.