En momentos de crisis, con el grifo del consumo cortado y la destrucción de empleo, la palabra emprendimiento se convirtió en el mantra más repetido entre las administraciones. Un salvoconducto para personas que, en ocasiones, llevaban demasiado tiempo en búsqueda activa de empleo.
Sin embargo sindicatos y organizaciones de autónomos coinciden en que la crisis ha empujado a muchos a sumarse a un modelo que no siempre ha acabado bien. Algunas estimaciones apuntan a que entre el 60 y 70 por ciento de los emprendedores ha abandonado su actividad pasados dos años.
“Ha sido una auténtica demagogia: vamos a incitar a todos a que seamos emprendedores cuando no hay ni consumo ni ideas”, critica Miguel Coque, de CCOO Extremadura. Advierte que la precariedad y la ausencia de un empleo mínimamente estable han sido factores determinantes para protagonizar una crónica con un fracaso anunciado muchas veces.
El representante de CCOO explica que muchos de estos ‘emprendedores’ se adentraron en la aventura no por vocación, sino por necesidad. El motivo está bastante claro: hasta el 90 por ciento de las contrataciones en Extremadura son temporales, y una tasa de desempleo del 30 por ciento (en los jóvenes de hasta el 60%).
Sin embargo, esos ‘cantos de sirena’ de subvenciones y medidas de acompañamiento del emprendedor no son en absoluto un certificado de éxitos.
2.000 emprendedores más en 4 años
Fernando Segador, presidente en Organización de Profesionales y Autónomos de Extremadura (OPA Extremadura), explica que la legislatura de Monago ha terminado con unos 2.000 emprendedores más en tan solo cuatro años, situándose la cifra en unos 80.000. Sin embargo muchos han echado el cierre en este tiempo, y si la tendencia continúa, otros tantos harán lo mismo.
Indica que uno de los factores ha sido el bajo consumo como consecuencia de la crisis, aunque no el determinante. Piensa que hay un elemento determinante en el fracaso, el de una buena planificación de negocio, el simple hecho de sentarse y hacer seriamente un balance de números antes de abrir un negocio deprisa y corriendo.
Goteo de cierres y aperturas
Javier Pérez, de la asociación de autónomos AEXTA UPTA, coincide con esta visión, y se refiere por ejemplo a la rotación continua de bares o peluquerías que abren y cierran de manera intermitente, constante. “Le vendieron la ilusión del éxito del autónomo, sin haber echado seriamente las cuentas, y cuando empieza se encuentra ganando 1.000 euros, y teniendo que hacer frente a toda clase de gastos que no cubre en muchos casos”.
El camino de la ilusión del emprendedor, ejemplo de hombre o mujer triunfadores, termina por convertirse en un calvario. Se da el caso de personas que terminan aguantando hasta el plazo de dos-tres años, incluso estando en una ruina técnica, para al menos no tener que devolver la subvención que disfrutaron, y que consumieron hace tiempo.
Por el camino, se han endeudado más que cuando empezaron, deben dinero a su familia, y en todo caso hacen malabares para no tener una subvención que en todo caso ya han consumido.
La Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) señala sin embargo que la situación no siempre es así. Raquel de Prado indica que la crisis ha cambiado mucho el panorama del mercado laboral. Muchas empresas, pequeñas y medianas, “se han visto abocadas a externalizar muchos servicios por no tener demanda suficiente para tener a una persona en plantilla”.
Profesionales que, según dice, si bien antes trabajaban como asalariados, la necesidad y la falta de trabajo ha hecho que se creen su propio puesto de trabajo como autónomos, eso sí, teniendo la posibilidad de trabajar y prestar sus servicios para varias empresas. “Efectivamente son autónomos por necesidad, pero en este caso son personas profesionales y que conocen muy bien su sector y desarrollan su trabajo como profesionales independientes”.