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Envenenan dos robles monumentales del Jerte, uno de ellos árbol singular

Con la llegada de la primavera, y al no brotar, en el municipio de Barrado, en el Valle del Jerte, se han dado cuenta de que dos grandes robles han sido envenenados, probablemente sin solución.

Uno de ellos es el Roble Grande de la Solana, declarado árbol singular de Extremadura, y el otro es de la misma especie y por parte del municipio de Barrado estaba proyectada la solicitud para su declaración también por parte de la Junta.

Según fuentes municipales el procedimiento en ambos casos ha sido el mismo, con una herramienta mecánica han hecho hendiduras en el suelo y vertido dentro un herbicida, que ha penetrado hasta las raíces. Podría ser glifosato, u otro principio activo.

El Seprona de la Guardia Civil ha empezado las investigaciones, y por parte de los técnicos forestales van a sellar las heridas en espera de que la fortaleza de los árboles se imponga, aunque es poco probable.

En cuanto a la motivación de estos ataques, se baraja que sea una protesta contra las autoridades, bien por la dificultad de cambiar los cultivos y sustituirlos por cerezos, o para anular el atractivo turístico de la zona ya que hay visitantes que no respetan los cerezos y causan daños importantes a las cosechas.

El Roble de la Solana está en monte público, pero el otro en un terreno privado solo conocido por la gente de la zona.

El primer problema se detectó en este último, y se pensó que era un hecho aislado, pero días atrás vieron que tampoco el Roble Grande brotaba, por lo que ambos hechos han sido puestos en relación bajo los mismos culpables; fuentes del lugar no descartan que puedan haber echado herbicida a otros ejemplares.

Un sinsentido

La Asociación de Turismo del Valle del Jerte ha lamentado la suerte, en relación al Roble de la Solana, de esta “una de las joyas naturales del Valle del Jerte y un orgullo para el pueblo de Barrado, que ha sido objeto de un sinsentido”, y animado a todas las personas que puedan tener algún tipo de información sobre la autoría “de esta estúpida y cobarde acción” a que lo pongan en conocimiento de las autoridades.

Ubicado en el paraje conocido como Collado de Paula, en el Monte de la Solana, se trata de un roble joven de unos 300 años de edad. Tiene una altura de unos 18 metros y un perímetro máximo de tronco de 3,60 metros. Pese a no ser tan grande como otros rebollos de la zona, la belleza de su estructura y su antiguo uso como lugar de reunión, le hacen ser muy valorado por la población.