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Extremadura: Por el derecho a progresar

Extremadura necesita armar ruido por el “derecho a progresar”, otros ya llevan tiempo haciéndolo por lo que llaman el “derecho a decidir” –seguramente porque lo de progresar ya es objetivo conseguido. Extremadura necesita políticas que sienten las bases para poder generar riqueza, mientras esto no ocurra estaremos sumidos en un bucle sin salida.

En este caso quiero destacar dos de los aspectos de esas políticas sobre las que existe un amplio consenso: los transportes y las energías renovables.

La mejora del transporte es esencial para Extremadura. Necesitamos salir del aislamiento; tanto para entrar (ya que el turismo es uno de los sectores estratégicos de nuestra región), como para salir (porque frena nuestra competitividad la lentitud y la carestía del transporte para colocar nuestros productos en el mercado).

Para la mejora del transporte el ferrocarril es esencial, es el medio más ecológico, más rápido y más económico si cuenta con las infraestructuras adecuadas. Deberíamos invitar a Rajoy a que viaje de Madrid a Badajoz, ¡a ver si nota la diferencia con los tramos que ha inaugurado en otras regiones!

Las energías renovables también: el potencial solar (por horas de sol, temperaturas y por la gran superficie de que disponemos) no podemos desaprovecharlo. Por otra parte la biomasa es otra opción de energía alternativa: que ofrece buenas expectativas de creación de empleo, que es ecológica porque mejora el mantenimiento de nuestros bosques y es una de las claves para el desarrollo rural y con ello útil para fijar población al territorio.

Con las últimas decisiones del Gobierno de España, una vez más, se demuestra que el retraso que padece Extremadura no es ‘genético’ sino fruto de políticas adversas. El gobierno de Rajoy está impulsando políticas nefastas en materia energética (al arrinconar las energías renovables) y margina y engaña a Extremadura en materia de transporte recortando las prometidas inversiones en ferrocarril.

Por eso Extremadura tenemos que exigir el “derecho a progresar”, a tener unas condiciones que nos permitan unas condiciones de vida equiparables a otras regiones. Se trata de ciudadanía –entendiendo que ciudadanía es el sometimiento a un estado con la contraprestación de la universalización de los derechos. Tenemos muchas razones para protestar por los agravios, necesitamos equiparar los puntos de partida para jugar con las mismas condiciones, es cuestión de justicia.