Matanzas domiciliarias: La tradición 'sagrada' que pierde fuelle año tras año

Juan Javier Ríos

Según los datos analizados por Efeagro de las principales comunidades autónomas matanceras, en el caso de Extremadura la caída ha sido considerable y datos de la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales reflejan que -a falta de cerrar la campaña actual-, entre octubre y diciembre pasado se celebraron 1.738 sacrificios de cerdos respecto los 3.060 de ese mismo período del año anterior, es decir, un -43,20 %.

En la campaña pasada Castilla y León celebró un 4,31 % menos de matanzas caseras que la anterior, mientras que la bajada en la última década fue del 58,9 %: se ha pasado de las 52.202 de 2004-2005 a las 21.412 matanzas del 2014-2015.

Y en Andalucía y Castilla-La Mancha, se observa la misma tónica: mientras en la región andaluza el número de matanzas ha pasado de las 5.013 de 2012 a las 4.789 del 2014 (-4,46 %), en la comunidad manchega el ritmo de descensos es superior al 8 % entre las campañas 2012-2013 y 2014-2015, y reduce de 2.827 a 2.588 matanzas en el citado periodo.

Para el presidente del Colegio de Veterinarios de La Rioja, Julián Somalo, este descenso paulatino se debe, “y mucho”, a los cambios sociales de las últimas décadas, con una población cada vez más urbana.

También señala a la comodidad como otro de los motivos: “La gente no quiere complicarse mucho la vida y tampoco tienen medios para cebar y sacrificar” un cerdo, como se hacía antes.

Por eso, apunta, se opta por hacer las peticiones necesarias de abastecimiento de carne y elaborados a las carnicerías.

Otro aspecto a tener en cuenta en las matanzas domiciliarias es precisamente la labor del veterinario; según detalla Somalo, incluye recoger muestras de los pilares del diafragma, carrilleras y de la lengua del cerdo para someterlas a un análisis que determine si contienen larvas del parásito triquina.

Las muestras, después, se someten a una solución química que desintegra la fibra muscular para dejar la posibles larvas al descubierto; los resultados se obtienen en unos 90 minutos y, en caso de que aparezcan larvas, se procede a la destrucción del animal.

Los veterinarios también pueden hacer una inspección visual con palpaciones y cortes en la canal para advertir cualquier otra patología.

Cuando los resultados analíticos son los correctos se puede proceder a la fase de despiece de la canal y la posterior elaboración de embutidos, como salchichón, morcilla o chorizo.

Una labor tradicional en desuso en los hogares rurales que, sin embargo, cada año tiene un mayor interés turístico, como lo demuestran la decenas de fiestas de la matanza y jornadas gastronómicas diseminadas por toda España en las que se suele recrear una matanza típica y se degustan los productos del cerdo.