La Ermita de la Antigua es un símbolo civil. Se compró el solar y se restauró el edificio con dinero público. Era de titularidad privada, procedente de la Desamortización, y se adquirió para conmemorar el Quinto Centenario de la Unidad de España.
La referencia histórica a la que se liga esa conmemoración, es la batalla de la “Albuera de Carija” que se libró en los campos de Mérida en 1479. Ese choque puso fin a la pugna dinástica, por el trono de Castilla, que enfrentaba a Isabel la Católica, contra su sobrina Juana, “La Beltraneja”, y el rey de Portugal su esposo. A partir de ahí los Reyes Católicos despejaron un camino que cambió la Historia. Y todo aquel trayecto, sorprendentemente, pasó por Mérida.
Para dejar constancia de aquel hecho, el Gobierno de la UCD, arrancando los años ochenta, presupuestó recursos dirigidos a dar solemnidad a la efeméride. El Ayuntamiento de Mérida obtuvo dinero del Estado, a través del correspondiente expediente justificativo, y compró el terreno en el que estaba, prácticamente en ruinas, la Ermita de la Antigua que se reconstruyó, con recursos públicos, para recordar lo que aconteció, aguas abajo de Proserpina, aquel Febrero de 1479.
La Antigua es, por tanto, un edificio recordatorio de carácter civil, para todos los españoles. Su singularidad, su impronta arquitectónica, muy referencial, la convirtieron en la postal de la entrada Norte de la Ciudad. Un edificio, en suma, entre solemne y humano, con vocación representativa y funcionalidad social diversa, para orgullo de los emeritenses, por el modo en que la Historia de España discurrió en los campos cercanos a la Ciudad. Así es que la Ermita de la Antigua es un incuestionable emblema civil que pertenece a todos.
¿Acaso ignoraba Acedo todo este procedimiento administrativo y la simbología que lo sustentaba, junto a la determinación política que lo puso en marcha, cuando decidió regalar la Ermita de la Antigua al Obispado?
Posiblemente el pueblo desconoce que el edificio está escriturado a favor de la Institución Eclesiástica. ¿Con qué derecho ha despojado a los emeritenses, y a los españoles, de algo tan representativo en su carácter civil? Que lo explique, si tiene argumentos democráticos, por encima de los modos de un señor feudal, otorgando o quitando haciendas desde el ejercicio arbitrario de su poder.
Tal vez, en este caso, prevaricando, al subvertir la razón de una actuación pública, procedimentalmente articulada, con todas sus consecuencias. Acedo va a tener que rendir muchas cuentas de un comportamiento tan antisocial, tan esquilmador de recursos, tan a caballo entre privatizaciones, contratistas y cacerías con foto. La Ermita de la Antigua debe volver a la titularidad pública. Ese fue el empeño de su rescate. No es cuestión ideológica sino consustancial con el derecho del Pueblo. De la razón civil, contra el despotismo, pese a quien pese.