Estamos hartas de estar siempre a la cola en los datos de empleo, de paro juvenil, de edad de emancipación, de nivel de renta. Estamos hartas de un modelo de desarrollo que se decide en despachos de Madrid o Bruselas, que nos condena a ser tierra de segunda categoría o tierra de sacrificio, como decimos ahora.
Estamos hartas de que ser la pila verde de Europa conlleve alicatar nuestras tierras fértiles de placas fotovoltaicas, secar nuestros pantanos por aquellos que se están haciendo de oro en plena crisis de la luz o contaminar nuestras aguas para obtener minerales que condenarán nuestro futuro.
Estamos hartas de producir un 400% de la energía que consumimos y que la luz nos cueste lo mismo, de que se cierren bibliotecas públicas y se dejen de contratar profesores y profesoras en los colegios públicos por el alto coste que esta tiene.
Estamos hartas de la deplorable situación de la sanidad pública, sobre todo de la sanidad rural donde la falta de profesionales sanitarios ahonda más, si cabe, en la despoblación. Hartas del desmantelamiento de hospitales comarcales, que son esenciales en algunos territorios, sobre todo los más alejados de los centros sanitarios de referencia. Hartas de que esto pase y que, a la vez, se aumente el dinero destinado a la sanidad privada en un 14%.
Estamos muy hartas de los proyectos delirantes como el de los mega casinos de La Siberia, la mina de Cáceres o el macrovertedero de Salvatierra. Hartas de que sea la ciudadanía la que tenga que poner el cuerpo para parar tantos despropósitos, que no generan bienestar ni garantizan un futuro a los extremeños y extremeñas.
Estamos hartas de que verano tras verano batamos récords de temperaturas, de duración de olas de calor y de ver nuestros embalses secos en pleno mes de diciembre, y aún así, tengamos gobernantes negacionistas que plantean que para luchar contra el cambio climático hay que aumentar regadíos.
Estamos hartas de que el bipartidismo se ponga de acuerdo para no avanzar en las transformaciones democráticas profundas que necesita nuestro país. Hartas de que los dos grandes partidos hayan mandado durante décadas a nuestra región al cajón del olvido, condenándonos al ostracismo, al abandono y a un futuro sin desarrollo ni riqueza.
Y de lo que estamos ya hasta el moño es de seguir teniendo día sí, y día también, incidencias en el tren que nos recuerdan que la deuda con nuestra tierra no está saldada, aunque hayan inaugurado un tramo presidentes y reyes. El símbolo del olvido y abandono de esta tierra por parte del bipartidismo sigue patente con cada nueva avería.
Y como estamos hartas de estar hartas, sólo nos queda organizarnos, empoderarnos y mostrar que existe alternativa. Que Extremadura se merece otro futuro. Que los extremeños y extremeñas no se resignan a este destino de sacrificio, expolio y saqueo al que nos quieren sometidas.
Extremadura tiene que escribir por sí misma su propia historia. Porque nos lo merecemos. Nos merecemos ser dueños de nuestro propio destino; merecemos apostar por nuestras potencialidades y riquezas, que son muchas, y transformarlas aquí. Nos merecemos poder tener un futuro aquí, sin necesidad de hacer las maletas. Merecemos tener la potestad de decidir sobre nuestro territorio, sin que venga nadie a imponernos proyectos inviables con nuestra forma de vida. Merecemos garantizar la vida en nuestros pueblos y ciudades, con servicios públicos de calidad. Nos merecemos conservar nuestra memoria, aprender nuestra historia, proteger nuestra cultura e impulsar las señas de identidad de nuestro pueblo.
Como nos merecemos todo esto y mucho más, es hora de plantarnos y de decir basta. Es hora de dejar de gritar que estamos hartas de estar hartas y construir para que el futuro de Extremadura comience a escribirse aquí y ahora, y que vamos a hacerlo nosotras y nosotros, sin tutela de nadie. Juntos y juntas, podremos hacerlo porque lo que tenemos más que claro es que sí se puede!.