El 23 de julio los jóvenes nos jugamos nuestro futuro. Puede sonar a frase grandilocuente, de estas que se pronuncien en el subidón de quien habla delante de un atril, pero no lo es. Lo digo en reposo, por escrito, pensando bien las palabras que quiero decir, y así es, los jóvenes nos jugamos nuestro futuro en estas elecciones.
Entiendo nuestro futuro como un futuro digno, con buenas condiciones de vida, un futuro que merezca la pena ser vivido. Nuestro futuro depende de quien tome las riendas de este país a partir del 23J.
En estos últimos cuatro años España ha avanzado. Por mucho que agoreros y manipuladores digan lo contrario, España es un país mejor. Y no somos un país mejor sólo porque hayamos afrontado una pandemia centrándonos casi siempre en la salud de la gente y no en el interés económico de unos pocos. No sólo somos un país mejor porque hemos aceptado encarecer algunos aspectos de nuestras vidas a cambio de no dejar tirado al pueblo ucraniano frente a la criminal invasión rusa. No sólo somos un país mejor por haber peleado en Europa condiciones dignas para los ciudadanos europeos en relación al precio tope del gas, logrando la excepción ibérica. Además, somos un país mejor porque hemos subido el salario mínimo. Y eso nos ha hecho mejores como país, porque ha mejorado las condiciones de vida, ha mejorado los sueños y aspiraciones de la juventud española. Somos precarios y precarias que salimos de la universidad o formación profesional con ganas de trabajar de lo nuestro. Al hacerlo, encontramos contratos precarios, sí, pero ahora, con un sueldo mínimo bastante más alto que antes. El gobierno de coalición liderado por Pedro Sánchez ha aumentado en 344€ el SMI. El presidente que más ha subido el salario mínimo interprofesional en la historia de nuestro país. Frente a los 655€ máximos de Rajoy que durante años no movió, y solo al final de mandato subió tímidamente, tenemos un SMI actual de 1080€. Son hechos. Y este hecho nos hace un país mejor. Como nos hace un país mejor una reforma laboral que regula y restringe los contratos temporales y precarios. Tenemos vigente una reforma laboral que nos ha hecho a una gran cantidad de jóvenes estar contratados indefinidamente, con todo lo que eso supone. Son hechos.
Frente a los hechos, tenemos las ideas de quienes pretenden dar un giro de 180º al rumbo de este país. Dicen centrarse en las cosas que de verdad importan, pero nada más lejos de la realidad. En lo material, ellos van a bajar el SMI, porque ellos no defienden nuestra libertad de formar una vida, defienden la libertad del empresario de pagarte un salario basura y poder despedirte cuando quiera. Menos mal que un diputado extremeño, aunque fuese del PP y aunque fuese por error, nos salvó a todos y garantizó la aprobación de la reforma laboral. Eternamente agradecidos Alberto. Ellos van a permitir que los alquileres se pongan aún más por las nubes, porque no defienden nuestra libertad de vivir donde queramos, defienden la libertad de quienes mandan en el mercado inmobiliario de asfixiarnos económicamente.
Sus propuestas económicas se resumen en cuatro palabras: “que te vote txapote”. Y si pides que te las desarrollen un poco más, dirán que ETA, sanchismo y socialismo. Agitar el fantasma de Venezuela y Cuba parece que ya pasó de moda.
Luego está lo “identitario”. Y lo entrecomillo a propósito, pues no hay nada más material que salir por las calles de tu ciudad o pueblo con la tranquilidad de que las instituciones te respaldan tal y como eres. Porque que te den una paliza de fiesta por ser gay o te acosen volviendo a casa por ser mujer es una realidad, para quienes la sufren, bastante material.
Ellos afirman luchar contra el “malvado lobby LGTBI” y contra “el feminismo”, que en la práctica, en los municipios y comunidades allí donde ya gobiernan, se está traduciendo muy nítidamente: prohibición de obras de teatro y retirada de banderas arcoíris de los balcones. Eliminación de las políticas de protección en defensa de los colectivos vulnerables. Políticas y discursos que generan inseguridad en la población española, generan inseguridad a nuestros familiares y amigas. Estos son los hechos en poco más de un mes que ha pasado desde el 28M.
Los y las jóvenes tenemos la obligación y la responsabilidad de proteger lo que hemos logrado estos años. La juventud tenemos la obligación de empujar adelante, con nuestro voto y con nuestra participación en política. No podemos permitir que ganen quienes nos quieren llevar a tiempos pasados. No podemos ser cómplices, por acción o por omisión, de un retroceso de varias décadas -o siglos- en nuestro país. Y no lo vamos a ser, porque somos el motor de España y vamos a hacer que siga adelante, avanzando, construyendo más derechos y libertades, para poder decir, después del 23J, más que nunca, que estamos orgullosos de ser españoles.