Cuando votar a unas siglas es lo de menos en los pueblos más pequeños de Extremadura

Votar a un partido político en concreto es lo de menos en los pueblos pequeños, donde todos se conocen, se llaman por el apodo familiar y donde, en muchos casos, la mitad del pueblo es familia. Eso ocurre en los dos pueblos más pequeños de las provincias de Badajoz y Cáceres, en concreto, en el Carrascalejo y en Pedroso de Acim, con 84 y 73 vecinos con derecho a voto, respectivamente.

Que las siglas son lo que menos importan lo saben bien los alcaldes de estos municipios, y si no que se lo digan a José Antillano, que lleva 32 años de alcalde de El Carrascalejo como independiente, “sin liderar ninguna bandera que no sea la de su persona”, y sin llevar otro programa electoral que “no haya sido el de hacer todo lo que he podido por mi pueblo”.

El Carrascalejo es un pueblo que se encuentra a 16 kilómetros de Mérida, la mayoría de sus vecinos trabajan en la capital autonómica, y donde habitualmente, en el día a día, no hay más de treinta personas. “Aquí”, resume su alcalde “la vida es muy tranquila”.

“Hemos dado un vuelco al pueblo del cien por cien”

Antillano no se decide a la hora de elegir cuál ha sido su principal “hazaña” en estos 32 años de gobierno local, “le hemos dado un vuelco al pueblo del cien por cien, sólo hay que venir a verlo para ver todo lo que se ha hecho”, y tampoco destaca nada que haya podido dejar en el tintero, pero “siempre se quedan cosas por hacer, está claro” afirma en declaraciones a elDiario.es Extremadura.

Pero lo que quede por hacer ya lo tendrán que hacer quienes salgan elegidos de las candidaturas del PP y del PSOE, que son las que se presentan este año, ya que Antillano no va a presentarse a la reelección, después de 8 legislaturas al frente de un ayuntamiento que tan solo cuenta con tres escaños.

Depositar el voto de todos los censados en El Carrascalejo en las urnas se podría resolver en minutos “pero siempre hay un goteo de votantes que te obligan a tener el colegio abierto hasta las 8 de la tarde, nunca se nos ha dado el caso de que votaran todos los censados”, como sí ocurre en otros municipios españoles que “acaban siendo noticia por tener la suerte echada desde poco después de abrir sus colegios porque han votado todos los censados” comenta el alcalde de El Carrascalejo.

Lo mismo ocurre en Pedroso de Acim, donde también se eligen tres concejales, incluido el alcalde, “aquí la mayoría van a votar después de misa, sobre las dos de la tarde”, afirma en declaraciones a este diario su alcalde, Santos Harinero, que lleva al frente del ayuntamiento una legislatura como principal mandatario, y otras tres legislaturas como concejal.

Él sí se presenta a la reelección, y aunque reconoce que en pueblos tan pequeños se conoce con más o menos fiabilidad la división entre las distintas opciones políticas “este año se presenta un candidato nuevo por el PP y no sé qué ocurrirá”, aunque afirma que tiene la esperanza de revalidar, una vez más, la confianza de sus vecinos.

Eliminar el arsénico del agua y volver a ver niños por las calles

Si resulta elegido se compromete a solucionar, de una vez por todas, el problema del agua de la localidad, “tenemos un gran problema con ella y es que tenemos muy poquita. La Junta de Extremadura hace dos años nos dio una subvención para hacer pozos de sondeo y encontramos mucha agua, pero la sorpresa que nos llevamos es que tiene unos niveles muy altos en arsénico”.

Solucionar el filtrado del agua para eliminar el arsénico es su principal compromiso con los vecinos de Pedroso de Acim, un pueblo muy pequeño donde también se encuentra el monasterio más pequeño del mundo, donde se puede ver una pequeñísima celda donde San Pedro de Alcántara, que medía 1,90 metros tenía que dormir sentado porque no disponía del sitio suficiente para hacerlo tumbado.  

Pedroso de Acim tan solo cuenta con un pequeño supermercado y con el bar de la piscina, donde se juntan todos los paisanos, con independencia de su edad, “es el único sitio para tomarse algo”, aunque también cuenta con un restaurante de reconocido prestigio y recomendado por la Guía Repsol de este año, “El Palancar” o también “Los Canchales”. Ambos se nutren de clientela de fuera porque en el pueblo no hay vecinos suficientes para que estos sean rentables.

Algo que se echa de menos en el pueblo, cercano a la localidad de Cañaveral y próximo al Valle del Jerte, “es ver a niños por las calles, en los fines de semana y durante las vacaciones se suelen ver a los de las familias que se han ido fuera y vienen a pasar unos días”. Otro de los retos de Harinero es que “esa algarabía de los más pequeños se pueda escuchar a diario” y no sólo en determinadas fechas, “estudiar la manera de atraer familias al municipio”, aunque reconoce que “es una meta difícil”.

Ambos municipios, el próximo 28 de mayo, se enfrentan a una jornada electoral en que, también, lo de menos, será hacer el escrutinio de los votos.