La agresividad e incluso la conducta sádica marcan el perfil sexual del acusado de la muerte de Manuela Chavero, según reflejan las conversaciones que éste mantuvo por correo electrónico con prostitutas, a la vez que algunas de sus amistades definen su actitud de amenazante y dominante.
El perfil de dominación está presente tanto en la búsqueda de afectividad como en sus instintos sexuales, como así se desprende del análisis del volcado de las conversaciones que Eugenio mantuvo a través de sus correos electrónicos, pero también de las declaraciones ofrecidas por amistades a los investigadores. Estas consideraciones han sido expuestas por los efectivos de la UCO que accedieron a los correos del acusado y este miércoles han declarado como peritos en la tercera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Badajoz por la muerte de Manuela el 5 de junio de 2016.
Han relatado, atendiendo al volcado de la información, que Eugenio siempre quería ir más allá en sus propuestas sexuales, como prácticas agresivas. “El dolor” ajeno “le motivaba, incluso la sangre”, ha apuntado uno de los efectivos de la Guardia Civil. Además, algunas mujeres que conocían a Eugenio antes de su detención en 2020 declararon a los investigadores que el ahora acusado, cuando se aproximaba a ellas para tener una relación y era rechazado, respondía con insultos y con actitud amenazante.
En este mismo prisma, un comandante de la Guardia Civil y doctor en Psicología con numerosas especialidades, y autor de un informe del perfil del acusado, ha expuesto que el ahora acusado presenta “un trastorno parafílico” de “sadismo sexual consistente en una excitación sexual intensa y recurrente derivada del sufrimiento físico o psíquico de otra persona y que se manifiesta por fantasías y deseos irrefrenables”.
Según ha apuntado, Eugenio presenta disfunciones de personalidad, distorsiones cognitivas machistas y baja tolerancia al rechazo femenino, y es impulsivo en sus hechos y manifestaciones sin valorar previamente sus consecuencias. Todo ello conduce a fijar que “el móvil sexual” fue el que llevó a Eugenio a acabar con la vida de Manuela Chavero, “una víctima seleccionada” por él y no “una víctima de oportunidad” de ese momento.
Otros agentes han manifestado en la sala de vistas que Eugenio, a raíz de una entrevista aún como testigo con los investigadores, optó por modificar algunos elementos exteriores de su coche.
Asimismo, el rastreo de geolocalización de Eugenio a través de sus teléfonos móviles lo sitúan en la noche de autos en la calle donde estaba su vivienda familiar en la que murió Manuela y, horas después, en la finca donde cuatro años después fue localizado su cadáver.
También ha declarado un agente del Seprona que elaboró un informe relacionado con el traslado del cadáver de Manuela en una pala de tractor por la finca donde lo enterró. Dicha diligencia está enmarcada en las declaraciones de Eugenio, quien afirmó que el cuerpo sin vida de la mujer se cayó de la pala al quedar deslumbrado por el sol cuando conducía la citada maquinaria agrícola.
De hecho, Eugenio sostuvo en su declaración en el juicio que dicha caída fue la causante de las lesiones que presentaba el cadáver, algo que rechazan las acusaciones, que mantienen que Manuela fue agredida por Eugenio en la vivienda. Según ha detallado, la posición del sol durante dicho trayecto no pudo generar ningún deslumbramiento.
Por contra, el letrado del acusado ha apuntado que la fecha en la que se realizó dicho estudio -la situación del sol- sobre el terreno no coincidió con la misma en la que ocurrieron los hechos y que este análisis se realizó a pie y no sobre un tractor, una diferencia de altura que ha querido remarcar el abogado.
En este marco también declarado como peritos dos especialistas del Instituto Geográfico Nacional que, a petición de la UCO, elaboraron un informe sobre la posición del sol. “El sol no lo tenía -Eugenio- delante”, ha afirmado una astrónoma.