Cabezuela del Valle (Cáceres) ha acogido una jornada sobre las necesidades y los problemas que afrontar las mujeres en el medio rural, que ha contado con la participación de la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam. En una conversación con elDiario.es Extremadura, Rodríguez Pam ha hablado sobre la desigualdad de la mujer en las zonas rurales y ha alertado sobre el auge del discurso de extrema derecha, que niega la violencia machista y cómo supone un mayor perjuicio para las que viven en los territorios con menor población y alejados de las grandes ciudades.
¿Cuál es la problemática que tiene la mujer en el mundo rural ahora mismo?
Las historias que en la mesa redonda contaron las mujeres de Cabezuela, que son extensibles a las de todo el Valle del Jerte, no son diferentes a las de otros lugares, No se reconoce el trabajo que hacen y eso provoca que en su ámbito laboral , que fundamentalmente tiene que ver con la agricultura, no sean reconocidas muchas veces como las mujeres más visibles dentro de las cooperativas o de las empresas en las que trabajan y eso se traduce, evidentemente, en desigualdades laborales. En segundo lugar, como le sucede a todas las mujeres, tienen un segundo trabajo que es el trabajo de cuidados en la casa, del que no se que no se desprenden, lo que hace que sea muy difícil mantener ambas cuestiones sin que vayan detrimento de su calidad de vida. Pero en general escuchamos mujeres con muchísima fuerza y con unas ganas extraordinarias de cambiar su situación.
Siempre se dice que las mujeres que viven en el entorno rural sufren una doble discriminación: primero por ser mujer y segundo por por vivir en esas zonas. ¿No son capaces de llegar a esos territorios las políticas públicas de igualdad?
Si llega, de hecho en esta jornada tuve oportunidad de escuchar a una psicóloga de un punto de atención contra la violencia de género que contaba cómo uno de los elementos que tenemos que mejorar, y que son fundamentalmente competencias autonómicas y municipales, pero que nosotras vamos a empujar desde el Estado, es que estas consultas no tengan un carácter intermitente y formen parte de manera estructural de los servicios públicos que se prestan desde los ayuntamientos. Ahí llegan las políticas públicas y a Cabezuela del Valle, que es un municipio de 2.000 habitantes, llega el plan Corresponsables y llega el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, así que si las políticas del Ministerio de Igualdad llegan a Cabezuela del Valle.
Es que hay estudios que confirman que en esas zonas las mujeres tienen mucha dificultad para acceder a los recursos de las víctimas de violencia de género, y que los hijos de esas víctimas también.
Bueno yo creo que hay un elemento fundamental y es que en España las políticas contra la violencia de género empiezan a recibir una financiación real especialmente a partir de la aprobación del Pacto de Estado. Estamos hablando de que la primera vez que reciben una buena inyección presupuestaria fue en el año 2018 y además se ha visto reforzada por la futura creación de los centros de crisis para atención de víctimas de violencia sexuales, que están construyéndose en este momento. Por tanto estamos en el camino para que estas mujeres puedan tener servicios públicos y de calidad que las atiendan como víctimas. No obstante, hay déficit y hay que reconocerlo, pero por eso el Ministerio ha querido estar también en el Valle del Jerte, es una manera de decir muy claro que las políticas de igualdad tienen que ser para todo el mundo, especialmente para aquellas mujeres para las que nunca lo han sido, y que viven en zonas como éstas, que han estado siempre más alejadas de las políticas del Estado. Y eso es un fracaso del Estado y tenemos que revertirlo.
Hay sentencias judiciales contra mujeres maltratadas que, para proteger a sus hijos e hijas de esos progenitores maltratadores, incumplen el régimen de visitas. Está el caso de María Salmerón, en Extremadura conocemos en el Sara B.B. y otro caso puede ser el de Juana Rivas. ¿Está fallando el sistema judicial?
Los jueces tienen que escoger de parte de quién se ponen, si de la legislación vigente -según lo que establece la Ley de Infancia al mas mínimo indicio de violencia de género se tiene que suspender el régimen de visitas y no se puede aplicar el síndrome de alienación parental- o ponerse de parte de los maltratadores. Lamentablemente, el caso de Sara, de María Salmerón, de Juana Rivas y tantas otras madres protectoras lo que demuestran es que los jueces están eligiendo ponerse de parte de los maltratadores y no con la legislación vigente, ni de parte de las víctimas ni de los derechos humanos. Es muy preocupante que los jueces no acaten lo que establece la ley. Por tanto, cuando lleguemos tarde tenemos que intentar solucionarlo con herramientas como los indultos, pero sobre todo yo creo que hace falta una transformación profunda del Poder Judicial. La justicia en España es patriarcal y esto es una cuestión que dice Naciones Unidas, no es una percepción del movimiento feminista y de las madres protectoras. Hay un patrón estructural que se repite en este tipo de casos. Tenemos que abordar esta cuestión con formación de los operadores jurídicos, además formación que sea obligatoria, no puede ser una elección y no puede ser solo para una serie de jueces, tiene que ser para todos los jueces, sea cual sea el camino judicial que elijan, y además tiene que ser obligatorio.
¿Percibe una regresión en temas de igualdad, feminismo y en los asuntos relacionados con la violencia de género o es solo ruido interesado desde ciertos sectores?
Estamos en una situación difícil porque se ha normalizado que exista y sea legal un partido político que dice que la violencia de género no existe cuando es una afirmación que va en contra de lo que establece la Constitución. La igualdad entre mujeres y hombres está establecida en la Constitución y es anticonstitucional decir que esto no debe de ser así . Lo que sorprende es que haya un partido legal en España que se pueda permitir constantemente estos mensajes anticonstitucionales en contra de la mitad de la población. Esto que se normaliza además en algunos medios de comunicación, la extrema derecha no solo tiene un adaptación política en el Congreso, sino que también tiene una pata mediática en muchos medios que normalizan esos mensajes. Sin embargo, a cambio lo que nos encontramos son muchísimas mujeres valientes que cada vez se atreven más a denunciar. Los datos de la macroencuesta dicen que solamente el 11% de los casos de violencia de género son denunciados. Hay nueve de cada 10 mujeres que no ponen denuncias cuando sufren un caso de violencia y esto nos tiene que preocupar. Por lo tanto, cuando vemos incrementos del porcentaje de denuncias, esto habla de que existe más violencia revelada pero no necesariamente más violencia y esa reflexión es muy importante. El movimiento feminista y las mujeres de esta país están sabiendo reaccionar a esos exabruptos de la extrema derecha porque estamos haciendo lo que hay que hacer, que son más políticas de igualdad para luchar contra esta extrema derecha que niega la existencia de la desigualdad.
Entonces, ¿son las mujeres, y más las que viven en las zonas rurales por las desigualdades que explicaba antes, las que tienen que estar más preocupadas por la extrema derecha?
Yo creo que sí. Siempre hay que estar preocupados con lo que sucede con la violencia machista. Imagínese que en los peores momentos de ETA hubiera gente en el Congreso que estuviera diciendo que estaban bien los atentados. Nadie lo consentiría. Sin embargo, ahora se ha normalizado que haya gente en el Congreso que diga que lo que nos pasa a nosotras es mentira. Muchos lo consienten y a mí me preocupa más quien lo consiente que quien lo dice porque quien lo consiente permite que exista ese pacto machista que hace que las mujeres sigan sufriendo la violencia. Y claro, cuando el Estado llega menos, cuando las instituciones llegan menos y cuando los servicios públicos están más debilitados, las mujeres están más desprotegidas. Hay lugares de España a los que solamente llegan las carreteras regionales y en mal estado, en los lugares mal conectados, como Extremadura, que además tienen unos servicios públicos debilitados, evidentemente las mujeres están más desprotegidas. Lo que tenemos que hacer no es decir solamente que esto está mal, sino reforzar los servicios públicos. ¿Cuál es la mejor manera de proteger a una mujer que vive en Cabezuela del Valle? Que sepa que la psicóloga que atiende a las víctimas de violencia de género va a estar siempre ofreciendo ese servicio público a quien lo necesite.