¿Quién se queda con el ‘tesoro’ del cachalote de La Palma? El enigma del ámbar gris que vale medio millón de euros

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El pasado 21 de mayo de 2023, la playa de Nogales, en el municipio de Puntallana, en la isla canaria de La Palma, fue escenario de un hecho tan inesperado como fascinante. Un gran cachalote, varado en la orilla, terminó por revelar un “tesoro” oculto en su interior: una enorme piedra de ámbar gris que, según estimaciones preliminares, pesaba más de nueve kilogramos. Desde entonces, distintos medios de comunicación han barajado la posibilidad de que su valor en el mercado del perfume pueda rondar el medio millón de euros. Sin embargo, con el paso de los meses, las dudas sobre su ubicación actual y su auténtico precio se han multiplicado. ¿Quién la custodia hoy en día? ¿La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC)? ¿El Cabildo de La Palma? ¿Acaso no vale realmente esa cifra? Y la incógnita más repetida: ¿por qué no se ha vuelto a hablar de ello con claridad?

Un hallazgo inesperado y una muerte anunciada

Cuando el cachalote apareció en la orilla de Nogales, la conmoción fue inmediata. Algunos vecinos y curiosos acudieron al lugar; no todos los días un cetáceo de semejante tamaño queda varado en la costa palmera. Las autoridades locales solicitaron la intervención de biólogos marinos y veterinarios de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, expertos en fauna marina y en la realización de necropsias. El objetivo principal: determinar las causas del fallecimiento del animal y recopilar datos científicos sobre su estado de salud.

Durante la necropsia, se descubrió que el cachalote albergaba en su sistema digestivo una sustancia compacta y aparentemente muy valiosa: nueve kilogramos de ámbar gris. Este producto, que se origina como una secreción intestinal destinada a proteger al cetáceo de objetos duros (sobre todo picos de calamar), es considerado uno de los materiales más exóticos que provienen de la vida marina. En contadas ocasiones se han hallado piezas de este tamaño, razón por la que su hallazgo llamó poderosamente la atención, tanto en el ámbito científico como en el informativo.

Los primeros informes sugerían que el cetáceo podría haber fallecido por complicaciones derivadas de la obstrucción causada por el bloque de ámbar gris. No obstante, la confirmación definitiva dependía de estudios más exhaustivos que, según se anunció, se llevarían a cabo para esclarecer en qué medida esta sustancia contribuyó al desenlace fatal.

¿Un tesoro de medio millón de euros?

La noticia, además de poner el foco en la muerte del animal, suscitó interés por el valor económico del ámbar gris. Esta materia, muy codiciada en la industria de la perfumería de alta gama, se emplea como fijador de aromas. Históricamente, su precio se ha disparado en distintas épocas, y hoy en día fluctúa en función de variables como la pureza, el grado de oxidación o la calidad del olor que emana. Se han documentado casos de piezas vendidas por miles de euros el kilogramo, lo que explica por qué algunos medios llegaron a hablar de cifras cercanas a los 500.000 euros para los más de nueve kilos hallados.

Sin embargo, hacer una estimación exacta no es sencillo. La cifra del “medio millón” es, en gran medida, especulativa, puesto que el valor real depende tanto de pruebas de laboratorio como de la demanda específica de las perfumerías especializadas. Aun así, la atención mediática se disparó, avivando el debate sobre qué podría hacerse con un recurso tan singular en una isla como La Palma, cuyos residentes han enfrentado en la última década fenómenos naturales adversos y altibajos económicos considerables.

El viaje del ámbar gris a Gran Canaria

Tras realizarse la necropsia y retirar la pieza de ámbar gris, el equipo de veterinarios de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria trasladó el hallazgo a la isla de Gran Canaria para llevar a cabo exámenes científicos más detallados. Según se explicó entonces, era necesario disponer de laboratorios y equipamiento adecuados para la investigación, así como para validar la autenticidad y calidad de la sustancia.

Las noticias iniciales apuntaban a que, una vez completados los estudios y redactado el informe, la Universidad tenía previsto donar el ámbar gris al Cabildo de La Palma. La idea era que el patrimonio encontrado en las costas palmeras pudiera retornar a la isla, quizá para ser exhibido en algún museo local o centro de interpretación que explicase su valor ecológico, histórico y económico. Sin embargo, con el transcurso de los meses, la información sobre esta pieza se volvió cada vez más escasa.

Silencio administrativo y conjeturas

Al llegar a finales de 2024, prácticamente no han surgido declaraciones oficiales sobre la ubicación exacta ni sobre el estado del ámbar gris. Aquel revuelo mediático que rodeó a la piedra ha dado paso a un panorama silencioso. No se ha hecho público ningún informe definitivo sobre la causa de la muerte del cachalote y la implicación del ámbar gris, ni se ha anunciado el acto oficial de entrega de la pieza al Cabildo. Este mutismo ha generado cierta curiosidad y, en algunos sectores, desconfianza.

Por un lado, hay quienes sostienen que el proceso científico podría ser más largo de lo inicialmente previsto y que, simplemente, se ha demorado la publicación de resultados. Por otro, han surgido comentarios que especulan con la posibilidad de que la Universidad haya decidido conservar el ámbar gris para fines de investigación o, incluso, vendérselo a algún laboratorio perfumista. Estas hipótesis, no obstante, carecen de confirmación pública.

Un debate en la isla: ¿exponer o vender?

La posible venta de la pieza de ámbar gris ha sido una de las discusiones recurrentes en la isla de La Palma. Para un territorio que ha sufrido distintos reveses —desde la erupción volcánica de 2021 hasta el impacto económico del descenso del turismo en algunos periodos—, este recurso natural podría representar una fuente de ingresos. Algunas voces apuntan que, si realmente alcanzara una suma notable, podría invertirse en obras de reconstrucción o en ayudas a las familias más necesitadas. Desde esta perspectiva, vender el ámbar gris y canalizar los beneficios hacia mejoras en la isla se percibe como una opción legítima.

Por otro lado, existe parte de la población que valora enormemente el potencial educativo y científico de la pieza. Conservarla y exhibirla en un espacio público, argumentan, permitiría dar a conocer la importancia de los cachalotes para los ecosistemas marinos y la peculiaridad de esta sustancia. Se vería, además, como una oportunidad para promover actividades didácticas y proyectos de investigación en torno a la biodiversidad marina y la preservación de la fauna.

Las reacciones de la comunidad científica

Los biólogos y expertos en mamíferos marinos suelen coincidir en el excepcional interés científico que despierta un bloque tan grande de ámbar gris. Su estudio detallado podría arrojar luz sobre la dieta y los patrones de comportamiento de los cachalotes, sobre todo en lo referente a la ingesta de grandes cantidades de calamares. Asimismo, la necropsia del cetáceo brindaría información sobre el estado de salud de la población de cachalotes en aguas canarias y sobre los posibles efectos de la contaminación y el cambio climático en estos animales.

También hay investigadores que consideran razonable un planteamiento mixto: ceder parte de la pieza a un museo o laboratorio para su investigación y exposición, y destinar otra parte al mercado, de forma que los ingresos puedan repartirse en iniciativas de conservación y desarrollo local. Sin embargo, para llegar a un acuerdo así, sería necesaria una coordinación estrecha entre las instituciones responsables y la comunidad de La Palma.

¿Está sobrevalorado el ámbar gris?

Aunque el ámbar gris sea, en efecto, un producto cotizado, conviene no perder de vista que los precios más destacados suelen darse en piezas muy concretas, en subastas o transacciones privadas donde prime su rareza o su estado de conservación. Una comparación superficial puede llevar a inflar expectativas en torno a su valor real. Aun así, en la industria del perfume, se manejan cifras elevadas por kilogramo, y es frecuente que se adquieran por parte de marcas exclusivas que elaboran fragancias de lujo.

Es importante subrayar que no basta con decir “nueve kilos de ámbar gris” para asegurar automáticamente la cifra de 500.000 euros. Los expertos deberían realizar análisis químicos y organolépticos (sobre olor y composición) que confirmen su calidad y, por ende, su valor en el mercado. Además, las oscilaciones en la demanda pueden hacer que un bien tan exótico sea más valioso en ciertos momentos que en otros.

El peso de la legalidad

La aparición de un cachalote varado y la extracción de ámbar gris conllevan implicaciones legales y medioambientales específicas. En España, los cetáceos están protegidos por normativa nacional y por convenios internacionales, de modo que el hallazgo de un animal muerto en la costa no convierte de facto a nadie en su propietario. Por lo general, es la Administración correspondiente —en este caso, el Gobierno de Canarias o las autoridades locales— la que asume la responsabilidad de determinar cómo manejar sus restos y cualquier recurso valioso asociado.

Dado que el ámbar gris proviene del interior de un animal protegido, el proceso para cualquier tipo de transacción o cesión requiere autorizaciones y justificaciones claras. Además, no todos los países permiten su comercialización. Este complejo marco legal podría haber ocasionado que los pasos a seguir se alarguen, y que la Universidad y las administraciones implicadas tomen su tiempo para decidir el destino de la pieza.

El papel de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

En medio de este panorama, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha mantenido hasta ahora un perfil discreto. Tras anunciar que la piedra se estudiaría en laboratorios especializados y que se contemplaba la idea de donarla a La Palma, no se han difundido más datos concretos. Algunas personas en la isla esperan una comunicación oficial que aclare las conclusiones científicas y el estatus de la donación.

Es comprensible que un proceso de investigación lleve más de unos cuantos meses, sobre todo cuando implica estudios con personal y recursos especializados. No obstante, la falta de actualizaciones puede dar lugar a rumores. Algunos argumentan que las instituciones académicas podrían publicar información provisional o avances de la investigación, aunque sea para mantener informada a la ciudadanía. Con todo, puede que se esté esperando a contar con resultados definitivos para ofrecer datos precisos y evitar malentendidos.

Una oportunidad en debate

La historia del cachalote varado en Nogales abre un diálogo interesante sobre la gestión de los recursos naturales y el enfoque que se debería adoptar ante hallazgos de esta naturaleza. Si efectivamente el ámbar gris se dona a La Palma, podría organizarse una exposición permanente que fomentara el turismo científico y cultural, y sirviera como herramienta de educación ambiental. Por otro lado, si se llegara a vender total o parcialmente, el beneficio económico podría destinarse a proyectos de interés general, lo cual también resultaría positivo para la isla.

En este sentido, tanto las administraciones públicas como la Universidad pueden encontrar un punto de equilibrio. Una gestión transparente y colaborativa facilitaría que la comunidad de La Palma se sienta partícipe y beneficiaria de este suceso, al tiempo que se preserva el rigor científico que rodea a un material tan singular. Mantener abiertos los cauces de comunicación y aclarar las dudas que han surgido en torno a la pieza contribuiría a reducir la incertidumbre.

¿Cuánto tiempo más de incógnita?

Con 2024 concluido, el futuro de esta piedra de ámbar gris sigue siendo un misterio para muchos. No se han presentado informes finales ni se ha organizado un acto oficial de entrega de la pieza al Cabildo palmero. Sin embargo, es posible que las autoridades y la Universidad estén valorando la mejor forma de proceder, ya sea por motivos científicos, legales o incluso logísticos.

La población de La Palma, por su parte, sigue mostrando curiosidad. ¿Volverá el bloque de ámbar gris a su isla de origen para ser expuesto, o se optará por una fórmula distinta, como la venta parcial? ¿Realmente acabó el cachalote con problemas de salud a causa de ese bloque, o se encontraron otras patologías en las pruebas practicadas? Estas preguntas aún esperan respuestas más concretas.

Una llamada a la colaboración y la comunicación

Con frecuencia, las gestiones de patrimonio natural y las investigaciones científicas se enfrentan a largos procesos burocráticos, permisos y verificaciones. Aun así, muchas voces coinciden en que una comunicación más fluida entre la Universidad de Las Palmas, las autoridades insulares y la ciudadanía ayudaría a disipar la sensación de incertidumbre que persiste en algunos sectores.

Tal vez 2025 traiga consigo el resultado de los estudios y un anuncio oficial sobre el destino del ámbar gris. Cabe la posibilidad de que el Cabildo reciba la pieza para exponerla de manera educativa, que se subaste parte de ella o que un proyecto de investigación prolongue todavía más el tiempo hasta su exhibición definitiva. En cualquier caso, lo que queda claro es que este hallazgo, fruto de la casualidad y la tragedia de un animal varado, puede convertirse en un símbolo de colaboración y aprendizaje, siempre y cuando se tomen las decisiones con rigor y se compartan abiertamente con la sociedad.

Al cierre de este 2024, la pregunta sigue en el aire: ¿qué ha sido de la piedra de ámbar gris que un día se encontró en las entrañas de un cachalote en La Palma? La respuesta, por ahora, no se ha hecho pública. Sin embargo, este silencio puede implicar más de lo que imaginamos: prudencia, procesos de validación y, sobre todo, la intención de hacer lo correcto tanto desde el punto de vista científico como desde el interés común de una isla que afronta desafíos constantes.

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