2025

El pasado viernes leí en la caja de una de las panaderías donde suelo comprar el pan: “Nosotros no subimos el precio, sube el IVA del Gobierno al 4 por ciento”. El IVA del Gobierno. No hay contexto. No se recuerda que el IVA del pan, como el de todos los productos básicos de alimentación, ha estado al 0 por ciento dos años, desde el 1 de enero de 2023 hasta el 31 de diciembre de 2024. Ni tampoco se explica, quizá sería mucho pedir, que con los ingresos del IVA se financian por ejemplo la educación y la sanidad pública, la dependencia, la vivienda y las infraestructuras. Deformación profesional.

Al leer el mensaje directo que señala al Gobierno me ha venido a la memoria el tuit de Elon Musk del pasado 7 de diciembre en X: “Vosotros sois ahora los medios” proclamando a sus fieles seguidores que el pueblo se había hecho con el cuarto poder. Venía a concluir que sin intermediarios ni filtros periodísticos, por fin se camina hacia la verdad.

El texto de la panadería señalando al responsable contrastaba anímicamente con la noticia de las 9 de la mañana: durante 2024 en España se crearon 502.000 empleos y diciembre se cerró con la cifra de paro más baja en 17 años, también en Aragón donde cayó casi un 4 por ciento con un crecimiento económico del 3,5 por ciento.

Datos positivos que deben matizarse por la precariedad de muchos empleos, por la desigualdad y por las dificultades de acceso a una vivienda (de independencia) especialmente para los jóvenes y para los no ya no tan jóvenes, algo que tan crudamente refleja la serie “Los años nuevos” de Rodrigo Sorogoyen.

Pero la realidad macro es que de las grandes economías europeas la española es la que más está creciendo a pesar de haber sufrido una catástrofe sin precedentes en la Comunidad Valenciana y, si miramos más hacia atrás, de una pandemia, de una guerra y de otra catástrofe como la del volcán de la Palma. No hay milagros económicos, que se lo pregunten a Rodrigo Rato, pero sí buenas señales como que dos españolas están al frente de la vicepresidencia de la Comisión Europea y del Banco Europeo de Inversiones.

No hay hueco para las noticias positivas en la adictiva crispación política. Que no pare el ruido. De sobresalto en sobresalto. El foco cotidiano es para algunos jueces que, mira por dónde, están marcando los ritmos de la iniciativa política y del debate público.

¿Cuánto durarán los buenos propósitos para el 2025 de los mensajes del Rey de España y de presidentes autonómicos como el de Andalucía, “hay que hacer de la política una actividad noble alejada de la pelea continua y del enfrentamiento”, y de los que nos han emocionado como el resumen del año de Carlos del Amor, llamando a la convivencia entre los que pensamos de manera diferente, o el de Ana Belén desde el Museo del Prado, “España, camisa blanca de mi esperanza”, o la despedida del año de David Broncano y “Lalachus”, un soplo de aire fresco y una referencia innovadora de la televisión pública apelando a una competencia saludable y, también, al respeto a los cuerpos y a los diferentes?

Me temo que durarán poco porque el enfrentamiento debe continuar. Los cómicos son sospechosos y más si utilizan un lenguaje digital, conectan con los jóvenes y están siendo un reactivo para la televisión pública. Son un obstáculo para los estrategas de la polarización. Y, sin embargo, necesitamos más que nunca la distensión, el humor, la creatividad muchas veces provocadora y romper con la dualidad ¿amigo o enemigo? 

Necesitamos más que nunca cuidar a los medios de comunicación públicos como garantía de pluralidad y de calidad pero también de defensa frente a algún hermano tecnológico que, después de la arenga “vosotros sois ahora los medios”, presiona para normalizar en el sistema bancario a los jugadores con criptomonedas y para avanzar hacia la privatización de los estados.

Los hermanos tecnológicos, como les denomina el economista Paul Krugman, se alimentan de la desafección ciudadana. En el caso de Musk, alardean de su entusiasta respaldo económico y político a las organizaciones ultraderechistas de todo el mundo, con especial dedicación a las europeas, continente en el que después de la II Guerra Mundial se patentó el estado del bienestar.

En el caso de nuestra comunidad autónoma, el presidente Azcón, que todavía no ha empezado a negociar los Presupuestos para el 2025, calificó de “vertiginoso” el 2024 para la economía aragonesa en su mensaje de fin de año.

Vértigo en el que tiene mucho que ver el entendimiento entre Gobiernos. ¿O es que la fábrica de baterías de Stellantis en Figueruelas se hubiera conseguido sin los 200 millones de euros de ayudas del Proyecto Estratégico (PERTE) del coche eléctrico y sin la aprobación del Gobierno chino, que solo negocia con el Gobierno de España, o sin el trabajo previo del Gobierno autonómico anterior?

No hay mejor antídoto contra la progresión de la desafección ciudadana y de las fuerzas anti europeístas que volver a hacer de la política una actividad noble en la que no se busque la destrucción del adversario. Son muy necesarios los acuerdos entre los partidos que quieran proteger la democracia liberal y también a los 5.800 menores no acompañados dejados de la mano del hombre en Canarias. Las dinámicas de la crispación y de la propagación del odio solo están favoreciendo a los que la quieren erosionar desde dentro.