“A las cinco de la mañana del día 25 del actual, los campesinos de cada localidad se concentrarán sigilosa y rápidamente en diversos puntos de las afueras del pueblo, procurando ir todos provistos de azadas y demás instrumentos para efectuar un deslinde”.
Fueron las instrucciones que iniciaron tal día como hoy, hace 80 años, las ocupaciones colectivas de tierras en Extremadura. Estas son las claves para comprender qué pasó aquél 25 de marzo de 1936:
- A principios de 1936 se produce el crecimiento del paro en el campo (más de 20%), coincidiendo con la crisis y un periodo de lluvias que impedían realizar las labores, y por tanto, acceder a un jornal.
-La estructura de la propiedad está en muy pocas manos. Es un sistema arcaico, con propietarios absentistas frente a una masa de jornaleros sin tierra que se enfrentan a una crisis de subsistencia desde hace siglos. El control social a través de los gobiernos, las fuerzas del orden público y la Iglesia son efectivos, hasta que comienzan a expandirse los movimientos obreros.
-El Gobierno, a través del Ministerio de Agricultura, intentó primero evitar que se produjeran. Luego se vio obligado a reconocer las ocupaciones. Se producía un conflicto entre lo legal, lo “prescrito por ley y conforme a ella”, y la práctica de la desobediencia civil frente a situaciones de “injusticia social”, según entendía el movimiento campesino.
- La II República abrió en 1932 la posibilidad de mejorar las condiciones de trabajo de los campesinos con la aprobación de la Ley de Reforma Agraria: entrega de tierras a campesinos, modernización y fin de latifundios. Además, otras medidas y normas para mejoras en las condiciones de vida, como una subida de salarios, jurados mixtos para los patronos y la limitación de la jornada (ocho horas).
-La lentitud de la reforma por la escasez de recursos y la oposición de propietarios, así como la necesidad de indemnizarlos, hizo que la reforma tuviera resultados muy escasos (sólo 12.000 asentamientos de lo 60-75 mil planteados). La miseria continuó y también las reivindicaciones campesinas, en muchos casos con insurrecciones duramente reprimidas por las fuerzas del orden público, como el caso de Casas Viejas (Cádiz), Castilblanco (Badajoz) y Arnedo (Logroño).
En mitad de este escenario el triunfo de las derechas y sus gobiernos (1933/1935) supuso un retroceso para la reforma agraria. Con ello comienza la frustración y la desconfianza. El triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 le dará un nuevo impulso.
-Las ocupaciones del 25 de marzo de 1936 traen un cambio de estrategia de la protesta campesina, basado en la desobediencia civil, lo que obligó al Ministerio de Agricultura a adoptar medidas para retomar la legislación del primer bienio de la República y ampliar sus recursos campesinos.
-Ahora eran los campesinos quienes se adelantaban los acontecimientos, y el Estado tenía que ir detrás dando legitimidad a sus reivindicaciones. Precisamente el levantamiento militar de julio de 1936, de carácter conservador, favoreció indirectamente que en las zonas que quedaron bajo control republicano comenzara la extensión y profundización de este proceso de ocupación de tierras, muchas de ellas trabajadas por colectividades de campesinos de CNT/UGT.
-Buena parte de los campesinos que participaron en aquellas pacíficas ocupaciones de fincas de marzo del 1936 o con posterioridad, fueron asesinados o encarcelados por la represión franquista como castigo a su rebeldía.