Cuatro años después ya hay sentencia por la muerte de un lince ibérico en una finca de Don Benito (Badajoz). El Juzgado de lo Penal número 1 de esa localidad ha condenado al acusado a dos años y un día de prisión por abatir de un disparo a esta especie en peligro de extinción, lo que supone un delito contra la fauna. Además, también le condena a inhabilitación especial para el derecho a cazar durante cuatro años y a abonar a la Junta de Extremadura 114.158 euros por los perjuicios económicos que ha supuesto la pérdida del ejemplar.
En el procedimiento también ha sido juzgado un empleado de la finca, que ayudó a ocultar el cuerpo, por lo que ha sido condenado a un año y seis meses de prisión por un delito de encubrimiento, además de inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena.
Más de 80 proyectiles en el cuerpo
Los hechos ocurrieron en febrero de 2019 en una finca integrada en un coto de caza menor y que, según consta en la sentencia, es un espacio de la Red Natura 2000. El acusado practicaba en estos terrenos la caza de perdiz con reclamo y “entre los días 10 y 20 de febrero y en todo caso antes del 5 de marzo de 2019, disparó con la intención de causar la muerte a un ejemplar de lince que se aproximó a la jaula del reclamo de perdiz macho”.
La necropsia del cadáver reveló que la muerte del animal fue “inmediata”. En el cadáver se hallaron alrededor de 80 proyectiles de cartucho en la región craneal, región torácica, extremidades anteriores “y menos cantidad en la región caudal y extremidades posteriores”.
Según los hechos probados, el acusado llamó a su empleado para que se llevara el cadáver y lo ocultara fuera de la finca porque era conocedor de la ilegalidad que había cometido. Pero el trabajador reconoció los hechos ante la Guardia Civil y llevó a los agentes hasta el lugar donde había enterrado el cuerpo, y es que el Seprona estaba buscado a dos especímenes que habían desaparecido y durante su búsqueda entrevistó al empleado de la finca.
Presencia de linces en la finca
La defensa argumentó durante el juicio que el acusado no pudo saber que era un lince el animal que se acercó a la jaula con la perdiz porque “se hallaba adormilado y cuando despertó por el ruido vio una silueta de un animal dando zarpazos a la jaula” y pensó que era un zorro que estaba atacando a la perdiz. No obstante, el disparo se produjo a una distancia de no más de 15 metros, en zona sin vegetación y con amplio campo de visión, aunque en la sentencia se afirma que no hay prueba de entidad suficiente que permita afirmar un dolo directo, pero sí hay elementos que permiten dar por acreditado el dolo eventual.
No obstante, en el juicio quedó acreditado que tanto el principal acusado como el empleado son conocedores de la presencia de linces en la finca, que se trata de una especie catalogada en peligro de extinción y que se han ejecutado inversiones y actuaciones por parte de la Junta de Extremadura, con fondos propios, y de la Unión Europea, en sus terrenos y en la zona para la recuperación de esta especie.
De ahí, que el perjuicio económico se haya cuantificado en 114.158 euros: 64.158 euros por el coste del ejemplar de lince ibérico abatido y 50.000 euros por la cría en el centro del Programa de Reintroducción.
La sentencia no es firme y se puede recurrir en apelación ante la Audiencia Provincial de Badajoz.