La Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) celebra este martes en Mérida unas jornadas técnicas para abordar la problemática del camalote, en cuya retirada y eliminación vienen trabajando distintas administraciones públicas.
En este encuentro se recogerán aportaciones científicas y de asociaciones medioambientales, y se expondrán algunos de los resultados obtenidos en los trabajos desarrollados contra esta planta acuática invasora.
Varias brigadas trabajan desde hace varias semanas en el río Guadiana, del que se quitan alrededor de 450 toneladas diarias de camalote, planta cuyo crecimiento se ralentiza con el descenso de las temperaturas.
El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, trasladó el pasado 13 de octubre la problemática ambiental, agrícola y turística que genera el camalote, una planta acuática que avanza desde hace unos diez años por el cauce del Guadiana.
El problema de este “jacinto de agua”, que puede verse en el río Guadiana desde Medellín hasta Mérida, es de “enorme importancia”, dijo Vara en Bruselas, donde subrayó la necesidad de que la UE se implique a la hora de afrontar esta cuestión. “Solos no podemos”, agregó el presidente extremeño, quien entiende que en el plan de trabajo para “eliminar” esta planta debe participar la UE, el Gobierno Central y la comunidad autónoma.
En declaraciones a la prensa, en las que no dudó en calificar este problema de “grave”, Fernández Vara dijo que “si no se hace nada”, el camalote podría arribar al Guadiana luso y llegar al embalse de Alqueva (Portugal), el mayor de Europa Occidental.
Esta planta, de características tropicales, apareció hace unos diez años en el río Guadiana a su paso por Medellín. Debido a su crecimiento y extensión en superficie, el camalote impide que la luz solar incida en las aguas del río, lo que afecta a la calidad de las mismas. Asimismo, su extensión sobre cualquier superficie acuática hace que en algunos lugares la transición del agua en sus diversos cauces se vea afectada, así como la llegada del agua a canales de riego.
A pesar de que esta cuestión es una competencia de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), o lo que es lo mismo, del Gobierno central, sus repercusiones negativas e incidencias afectan a ámbitos que son responsabilidad de la administración autonómica, como el medioambiente, la agricultura y el turismo.