La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) denuncia que las visitas de familiares a presos en el centro penitenciario de Cáceres, retomadas tras el estado de alarma, se ha convertido, de nuevo, en “la puerta de entrada de droga” al recinto carcelario.
Así ha ocurrido días atrás, cuando un interno trató de introducir una gran cantidad de estupefacientes durante la comunicación que tenía programada con su madre, según la información aportada por el sindicato.
Desde CSIF han destacado el trabajo realizado por los funcionarios del servicio de noche del módulo 3 que, “ante las sospechas que provocó el preso con su actitud, decidieron trasladarlo al hospital para su exploración”. Los médicos comprobaron que tenía introducida en su cuerpo una bola de gran tamaño de heroína.
La intervención de estos funcionarios “fue providencial, tanto para evitar la introducción de la droga como para salvaguardar la salud del interno”, han destacado desde CSIF en un comunicado; “si se hubiera roto la bola habría peligrado su vida”.
Así, desde CSIF han puesto en valor el “difícil trabajo de los funcionarios de prisiones que, a pesar de la falta de personal que existe en el centro cacereño, ejercen su labor con profesionalidad y eficacia”.
Además, CSIF ha advertido de que el restablecimiento de las comunicaciones entre internos y las visitas en las cárceles “sin los protocolos de prevención adecuados ponen en riesgo su salud y la de las plantillas, ante posibles rebrotes del Covid-19”.
Por eso, han reclamado a Instituciones Penitenciarias “reducir el número de familiares que se comunican con los internos y el número de cabinas de comunicación, y que se pospongan las comunicaciones vis a vis en las zonas más problemáticas, hasta que se cumpla con todas las garantías de seguridad”.
Por último, han exigido que se reanuden las cuarentenas preventivas en módulos específicos para los nuevos ingresos o para quienes vuelvan a los centros tras los permisos; “nos parece fundamental para reforzar la seguridad”.