El vicepresidente segundo y consejero de Sanidad y Servicios Sociales, José María Vergeles, ha abogado por “acompasar” la inoculación de las nuevas vacunas de la COVID-19 con la de la gripe, a principios de otoño, por cuestiones de “funcionamiento” y de “eficacia”.
Aunque el consejero ha reconocido que el aumento de la movilidad hace incrementar la incidencia del coronavirus, ha rechazado la puesta en marcha de “medidas restrictivas” después del verano y ha insistido en que estarán “muy vigilantes” a la evolución de la situación por si es necesario poner una dosis de refuerzo con la vacuna actual a los mayores de 60 años. Pero la mayoría de los expertos abogan por esperar a las vacunas bivariantes, que permitirían no infectarse o contagiarse menos, ha añadido.
Vergeles ha resaltado que los niveles de la gravedad de la enfermedad “nunca han sido tan bajos” en la región y los positivos mayoritariamente presentan síntomas leves. También ha destacado que se está produciendo una “bajada intensa” de la incidencia en los mayores de 60 años.
Por otro lado, ha reconocido que este verano está siendo “difícil” organizar las vacaciones de los médicos y mantener la cobertura de atención sanitaria a la población. Lo están haciendo con sustituciones, acumulaciones de pacientes y, si se produjera la baja de algún facultativo, no ha descartado que el equipo de atención primaria entrara “en modo de continuada reforzada”.
Es decir, ha explicado, el paciente se encontraría con un centro de salud que funciona como los Puntos de Atención Continuada (PAC) en horario de tarde, pero con más personal, para que puedan dar continuidad a su atención.