Una factura de la luz fue clave para centrar la investigación en el acusado por la muerte de Manuela Chavero

Las contradicciones de Eugenio, el acusado de la muerte de Manuela Chavero en Monesterio (Badajoz), en sus distintas declaraciones ante la Guardia Civil; los perfiles aportados sobre él por el entorno de amistades y una factura de electricidad de su vivienda encaminaron la investigación hacia el ahora procesado.

Estas tres consideraciones han sido expuestas por dos efectivos de la UCO de la Guardia Civil que participaron en la investigación de la desaparición de Manuela -5 de julio de 2016-, a la que se incorporaron dos o tres meses de la misma, durante la segunda sesión del juicio que se sigue por estos hechos en la Audiencia de Badajoz.

En el marco de las pruebas periciales, los dos agentes, que en su día participaron en la investigación de la desaparición y muerte de Diana Kerr, han manifestado que antes de centrar su atención en Eugenio descartaron numerosas líneas de trabajo, como el móvil económico o sentimental, así como diversas personas, entre ellas el exmarido de Manuela.

Al no dar ningún resultado todas las líneas abiertas, los investigadores optaron por reiniciar todas ellas desde un prisma de “entornos cercanos” a la víctima. Así, tomaron declaración en al menos dos ocasiones a Eugenio, cuyos padres tenían una vivienda próxima a la casa de Manuela. En sus declaraciones, los agentes comprobaron algunos relatos que presentaban contradicciones, una de ellas relacionadas con la noche de autos, pues en la primera afirmó que no salió de su casa y en la segunda apuntaba que posiblemente sí.

Un segundo pilar de la investigación fueron los perfiles aportados por el entorno de amistades de Eugenio, que lo definían, según han expuestos los agentes de la UCO, como receloso, vengativo, absorbente y algo violento con los animales.

En este marco, antes de las declaraciones de los efectivos policiales, han testificado algunas personas que conocen a Eugenio, que los han definido como callado, reservado y sin muchas relaciones sociales, con rutina fija, con cierta actitud posesiva y celosa hacia las mujeres.

Una de estas personas, una mujer, ha expuesto que una noche, a la salida de su trabajo, según ha detallado, Eugenio la esperó en la calle y la agarró del brazo, con “una actitud alterada y posesiva”. Además, una vez le dijo que la quería para él a pesar de saber que ella tenía pareja. Otra mujer, vecina de Eugenio, ha relatado en la Sala que el acusado la llegó a amenazar cuando ella denunció el robo de 500 euros en el interior de su vivienda.

La tercera pata de la investigación que encaminó las pesquisas hacia Eugenio fue la factura de la luz de la vivienda de sus padres, la cual no estaba habitada. Dicha factura permitió conocer que hubo una conexión eléctrica sobre la misma hora en la que desapareció Manuela Chavero. A partir de ahí, la UCO centró su atención en el acusado. Su detención en meses posteriores por pequeños hurtos de ganado y herramientas fue utilizado por la policía científica, con autorización judicial, para disponer de su móvil y fijar un sistema de intervención.

Posteriormente, diversas conversaciones de Eugenio con su madre y con un abogado penalista facilitaron a los investigadores numerosos datos para proceder a su arresto por la muerte de Manuela, entre ellos la posibilidad de que el cadáver estuviera en la finca donde finalmente fue hallado en 2020.