Una novedosa investigación de la Universidad de Extremadura (UEx), publicada en la revista Veterinary Microbiology, demuestra la circulación del Virus del Nilo Occidental en pequeñas aves silvestres (paseriformes) en un radio de unos 15 kilómetros de la ciudad de Badajoz.
Los resultados de la investigación, financiada por la Junta de Extremadura y la Fundación BBVA, entre otros, apoyan que estas aves se consideren especies prioritarias en los programas de vigilancia activa de este patógeno, que puede “saltar” de animales a humanos mediante la picadura de mosquito y que puede ser letal para las personas.
Las aves paseriformes silvestres son pájaros de pequeño tamaño muy habituales en las ciudades y pueblos. El estudio de las enfermedades zoonóticas, que se pueden transmitir de animales a humanos, en este tipo de aves cercanas a las personas es muy relevante ante la creciente perspectiva de One Health que implica una estrecha colaboración multidisciplinar entre las áreas de sanidad animal, ambiental y humana.
“Todos los pilares que componen el concepto de One Health están involucrados en esta investigación”, ha afirmado el investigador de la UEx Alfonso Marzal, coordinador de este estudio junto con la investigadora Eva Frontera.
Los resultados son fruto del trabajo de diferentes equipos procedentes de Ecología Computacional de la Universidad de Ámsterdam; Zoología de las Universidades de Granada y de Extremadura; Sanidad Animal y Parasitología en la Universidad de Extremadura; Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA); Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA–CSIC); Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP).
Aves en parques y zonas de campo urbanas
Es la primera vez que se estudia la prevalencia del virus de manera activa en aves silvestres sanas capturadas en parques y zonas de campo urbanas. Hasta la fecha, los principales estudios que se habían llevado a cabo se centraban en técnicas de vigilancia pasiva, es decir, análisis en aves muertas encontradas o ingresadas en centros de recuperación, por ejemplo.
Según los resultados de esta investigación, de 645 muestras recogidas durante los años 2018 y 2019, los investigadores han confirmado que 82 de ellas han estado expuestas al Virus del Nilo Occidental, principalmente especies exóticas invasoras (el bengalí rojo, el pico de coral, el obispo coronigualdo), las aves nativas migratorias (el avión común) y las aves residentes (gorriones, ruiseñores, currucas).
“Hemos dado el primer paso, capturar las aves en el campo, aves pequeñas, comunes, silvestres y paseriformes para saber si están en contacto con el virus”, ha explicado Marzal. “En un parque de Badajoz no te encuentras un águila imperial o un buitre leonado, pero sí golondrinas, aviones comunes, currucas, gorriones, bengalíes rojos y tantos otros pajaritos que conviven con nosotros en nuestros cultivos, jardines y casas”, ha matizado el investigador de la UEx, que ha considerado que éste debería ser el modelo a seguir en el estudio de enfermedades zoonóticas que pueden presentar un riesgo para la salud pública.
Hasta el año 2019 se habían registrado en España seis casos de Virus de Nilo Occidental en personas. “Sin embargo, en el año 2020 se produjo un salto con 77 casos registrados, principalmente en Sevilla, Cádiz y Badajoz”, ha subrayado Marzal.
Combatir y prevenir este tipo de enfermedades zoonóticas desde el punto de vista de salud pública resulta, por tanto, prioritario para el investigador, que ha señalado que , una de las principales herramientas de combate es conocer la ecología y la epidemiología del virus, es decir, saber dónde se encuentra el virus y cómo se transmite.
El ciclo de transmisión normal (ciclo primario) de este virus es de un ave a otra ave a través de la picadura de un mosquito. Pero, ocasionalmente, el mosquito pica a un ave infectada y transmite ese patógeno a una persona u otro animal como el caballo (ciclo secundario).
La mayoría de las infecciones en humanos son asintomáticas, pero uno de cada 100 casos puede provocar enfermedades neuroinvasivas. En 2021, ocho personas fallecieron en Andalucía aquejadas de meningoencefalitis por virus del Nilo.