“Todos tenemos miedo, incluso puedes llegar a pensar que estás loco. Pero he encontrado mi felicidad: Es mirarte al espejo, sentirte bien”. Estas son las palabras de Jairo. Este joven de 27 años reconoce que ha descubierto el sentimiento de felicidad tras iniciar el cambio de sexo.
Vive en Cáceres, donde se siente arropado por su entorno y por sus amigos. Inició el proceso de reasignación de identidad de género hace dos años, y tras todo este tiempo tiene una cosa muy clara: “si volviera al pasado, lo habría iniciado antes”.
Su vida transcurre con absoluta normalidad. En los últimos tiempos ha trabajado en la hostelería. El único problema al que se ha enfrentado ha sido al entregar la documentación, y descubrir el empresario que el nombre que pone en el DNI y el suyo no coinciden. El cambio de identidad en el carné puede tardar hasta dos años, en los que se somete a estas personas a una presión que a veces no es fácil.
Unas 40 personas en proceso de cambio de sexo en Extremadura
De hecho no es un proceso fácil, más bien todo lo contrario. Es lento, requiere varias intervenciones y un tratamiento de hormonación. También de atención psicológica.
Fundación Triángulo es la asociación que trabaja con estas personas en Extremadura. Desde este colectivo Hugo Alonso explica que no se trata solo del acompañamiento sanitario, también atención social o psicológica. En la actualidad acompañan en el proceso a unas 40 personas en Extremadura, aunque hay más personas que viven este proceso en la actualidad en la región.
En la actualidad se lleva a cabo un protocolo de atención a personas transexuales, que Triángulo presentó al Servicio Extremeño de Salud (SES), planteando una reorganización de la atención, con el objetivo de facilitar su vida. Además, la nueva Ley LGTBI de Extremadura consolida como un derecho la atención integral a las personas transexuales.
“Es un cambio muy profundo, el cambio social no lo podemos modificar, aunque el sanitario sí”, destaca este activista, que reclama para estas personas planes de inserción sociolaboral.
Las intervenciones
El protocolo sanitario que se ofrece a las personas que se someten a un cambio de identidad de género contempla todo el proceso hormonal y diagnóstico, que ya no tiene que hacerse fuera de la región. Todas las intervenciones, excepto la última, se hacen en Extremadura.
Gran parte de estas personas tienen apoyo familiar, un pilar fundamental si se tiene en cuenta el miedo y la incertidumbre que les genera enfrentarse a un cambio de identidad de género. Al género con el que se identifican.
“En cuanto al cambio social, el nivel de aceptación es altísimo, son reconocidos en su entorno como auténticos héroes, y Extremadura es una tierra que les ha acogido”, añade el representante de Triángulo.
Desde mayo de 2013 no es una enfermedad, se elimina como patología. Las personas que se enfrentan a un cambio de sexo lo tienen clarísimo, desde su niñez. Quizás con 8 ó 9 años no son capaces de manifestarlo con rotundidad, pero ya lo saben.
Este es el caso de África, una joven de 21 años que ya terminó el proceso. “Toda mi vida he vivido como una niña y como una mujer. Desde los cinco años, y en mi entorno todo el mundo lo sabía”. A los 11 años recibía atención psicológica, y años más tarde el tratamiento hormonal. Vive en Zorita, donde se encuentra actualmente integrada.
Acaba de terminar un ciclo formativo de imagen y estética, y asegura que en la actualidad tiene muchos apoyos. No ha sido un proceso fácil, y ha tenido algunos problemas en el pueblo, Zorita. Pero ya se encuentra integrada, y recibe el respeto de su localidad. No resulta fácil en el momento en que sales de casa con otra ropa, o llevas otra imagen.
“Normalmente la gente siente miedo, aunque hay que creer en uno mismo, ese es el mensaje que le doy a la gente”. Ahora se siente segura, y solo quiere vivir su vida con normalidad. Indica que se trata de de una cirugía complicada, aunque luego tienes tu recompensa. “Desde el primer día que inició el proceso se sintió bien”.