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Monterías y rehalas: ni extremeñas, ni populares, ni históricas, rechaza Ecologistas Extremadura

elDiarioex

12 de abril de 2021 20:16 h

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Las monterías y rehalas no son ni exclusivas de Extremadura, ni populares sino cosa de élites, ni tampoco son históricas, antiguas, pues habrían sido introducidas hace poco más de un siglo, rechaza la asociación Ecologistas Extremadura la declaración de esa parte de la caza como bien de interés cultural (BIC) de la Comunidad.

Una declaración que más bien pretendería “blindar y subvencionar una actividad económica de privilegiados, los grandes terratenientes dueños de extensos cotos de caza”, dado que participar en monterías con rehalas de perros sigue siendo una actividad sobre todo para personas “con un alto nivel adquisitivo”. 

Ecologistas Extremadura ha rechazado la declaración como BIC, con carácter de patrimonio cultural inmaterial, al considerar que no es una manifestación de la espontaneidad social extremeña. 

Tras el inicio del trámite administrativo para otorgar esta declaración por parte de la Junta, el colectivo ha criticado que la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural dé como favorable la incoación de dicho expediente acogiéndose a la figura de patrimonio cultural inmaterial de Extremadura. 

Argumenta que el artículo 60 de la Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura establece que los bienes etnológicos intangibles como usos, costumbres, creaciones, comportamientos, las formas de vida, la tradición oral, el habla y las peculiaridades lingüísticas de Extremadura serán protegidos por la Consejería de Cultura. 

Sin embargo, las monterías y las rehalas “no son práctica exclusiva del pueblo extremeño, ni históricamente ni en la actualidad, sino que por el contrario se realizan en toda la Península Ibérica y en el resto de Europa. 

Añade que tampoco es una actividad espontánea surgida de las clases populares extremeñas, pues “ha sido practicada siempre por las élites del poder social y económico”, por lo que a su juicio no se puede considerar una práctica arraigada y una tradición del sentir popular, “y menos extremeño”. 

Afirma además que carece de valor histórico ya que su práctica es muy reciente en Extremadura, poco más de 100 años, y vino importada de otras regiones por personajes como Antonio Covarsí , llamado también “El Montero de Alpotreque”, que no era extremeño, sino aragonés

Actividad cara

Por ello, Ecologistas Extremadura considera que con esta futura declaración de BIC se pretende “blindar y subvencionar una actividad económica de privilegiados, los grandes terratenientes dueños de extensos cotos de caza”, dado que participar en monterías con rehalas de perros sigue siendo una actividad sobre todo para personas “con un alto nivel adquisitivo”. 

Asimismo, apunta que defender la declaración de BIC apoyándose en que es una actividad que sirve para proteger el ecosistema de la dehesa es un asunto “difícilmente sostenible”, ya que no es algo propio de los monteros o rehaleros, sino también por ejemplo del pastoreo. 

El colectivo ecologista, respecto al régimen de protección que se otorga a los bienes BIC, alega que la caza ya cuenta en Extremadura “con demasiadas ayudas” y añade que existen en la región múltiples bienes de interés cultural, tanto material como inmaterial, con verdaderas razones para ser preservados y protegidos. 

“Que en pleno siglo XXI, se sigan manteniendo prácticas que ya se consideraban salvajes y crueles en el siglo XVI, es un anacronismo”, añade Ecologistas Extremadura, y lamenta que la consejera de Cultura, Nuria Flores, no haya recibido a la Plataforma en Contra de la Declaración de Bien de Interés Cultural de las Monterías con Rehalas, mientras que la Federación Extremeña de Caza sí lo haya sido por el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara. 

“No es lícito que las preferencias y gustos personales de algunos dirigentes políticos estén por encima de la imparcialidad a la que todo gobernante se debe”. 

Según afirma, unos 94.000 ciudadanos ya han manifestado su posición contraria a esta declaración, “muchos más que las licencias de caza que hay dadas de alta en Extremadura”.