Portugal ha aprobado este jueves nuevas medidas para hacer frente a la peor situación que ha vivido hasta ahora el país frente al coronavirus, en la que se baten a diario cifras de infecciones y de fallecimientos, con filas de hasta 39 ambulancias ante una urgencia hospitalaria esperando incluso 12 horas para ser atendidos sus pacientes.
El Gobierno, dentro del estado de emergencia actualmente vigente y que se ha renovado hasta el 15 de febrero, ha decidido restablecer el control de fronteras para evitar la entrada de nuevos riesgos de infección, y ha prohibido a sus ciudadanos salir del país por cualquier vía terrestre, marítima o aérea, sin causa justificada.
Aprovechando la oferta que a principios de semana hizo la canciller alemana Ángela Merkel, dos médicos militares alemanes han visitado durante un par de días hospitales de la zona de Lisboa, para estudiar su situación de colapso y estudiar el traslado a Alemania de pacientes de otras patologías no covid, según ha explicado el primer ministro Antonio Costa, que añadía que para los enfermos del coronavirus hay medios suficientes.
La incidencia acumulada en los últimos 14 días es de 1.575 casos por cada 100.000 habitantes, la más grave de Europa y casi el doble que la española que se situaba este jueves en 890.
Colapso hospitalario
La extensión de los contagios, ya del orden de los 16.000 diarios, está colapsando hospitales especialmente en el gran área de Lisboa, con imágenes de hasta 39 ambulancias en fila, en esperas de 12 horas, aguardando a que el servicio de urgencias del hospital de Santa María, el más grande, pueda atender a los enfermos trasladados.
El gerente del hospital ha pedido a los lisboetas que no abusen de las ambulancias si no es necesario, y que tampoco es imprescindible acudir a los hospitales sino que pueden ser atendidos en centros de salud donde según él van a recibir el mismo tratamiento; este viernes se va a reorganizar el servicio de atención urgente para que las ambulancias recurran a otros centros sanitarios de la ciudad, según explicaba en el Telejornal de noche de la RTP, la radiotelevisión pública portuguesa.
El primer ministro Antonio Costa destaca que en el gran Lisboa más de la mitad de los casos son de la cepa británica, y que el país se prepara para prevenir otras peores como la sudafricana.
En los primeros minutos del informativo se dirigió al país el recién reelegido presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, que explicó la situación grave que atraviesa Portugal, pero tranquilizó en el sentido de que hay medios para encauzarla si bien pidió a todos “más y mejor esfuerzo”.
Un analista sanitario ha advertido en el mismo medio de comunicación público que la situación va a durar varios días y que por el número de contagios producido se van a registrar en alguna semana próxima hasta 3.000 fallecimientos, unos 429 diarios, una cifra altísima que en España equivaldría a 1.714, que es prácticamente el doble de la que sufrió en los peores momentos de la primera ola cuando la cifra tuvo su pico de 890 decesos.
Rebelo de Sousa ha pedido comprensión y responsabilidad ante la vacunación ya decidida de todos los responsables públicos involucrados en la gestión del estado de alarma, para que no cause escándalo social: una cifra de doscientas e incluso quinientas personas no va a empeorar la situación, ni el no vacunarlas la mejoraría, argumenta.
La enseñanza queda totalmente suspendida hasta el 5 de febrero, y se reanudará el 8 de febrero en modo no presencial.