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Opinión - Salvar el Mediterráneo y a sus gentes. Por Neus Tomàs

Una ruta turística por los barrios periféricos de la ciudad de los que nadie habla

Las rutas turísticas recorren los centros de las ciudades. Muestran los espacios patrimoniales, aquellos lugares emblemáticos de los que todo el mundo presume.

Lejos de ellos también se hace ciudad. En la margen derecha de Badajoz, al otro lado de las vías del tren, se extienden otros barrios donde la vida parece invisible.

La mayoría de la gente nunca los ha visitado, aunque eso no ha impedido que estén marcados por toda clase de estereotipos forjados en el imaginario. El estigma social y las cabeceras de los periódicos cuentan de ellos que son lugares peligrosos, llenos de violencia y delincuencia.

Una ruta turística recorre este jueves varias de estas barriadas con el objetivo de derribar barreras y mostrar una imagen más amable y pegada a la realidad de sus gentes. Serán los propios vecinos y vecinas quienes hagan de embajadores en la visita al Gurugú, Los Colorines, Las 800 o el Progreso.

Quercus Morales, miembro del Colectivo CALA, explica que muchas de las personas que harán de guías son perceptoras de la renta básica y participan en las actividades que organiza el centro social. Narrarán sus historias y el desarrollo comunitario, cómo se ha forjado el movimiento asociativo y también sus reivindicaciones.

La idea es mostrar que también son barrios llenos de colores, donde existe participación vecinal y proyectos que se mueven a diario. Historias que merecen ser contadas y visibilizadas. Proyectos personales de personas capaces de organizarse en busca de un futuro en común.

Combatir estereotipos

La iniciativa del colectivo Cala se encuadra en un proyecto de educación para el desarrollo que mira hacia grupos discriminados o que están invisibilizados.

Bajo el nombre de proyecto ‘Objetiva’, apuesta por trabajar con herramientas de la comunicación para transformar la sociedad. Está financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación al Desarrollo (Aexcid). 

Bajo el mismo prisma, y dentro del proyecto, han desarrollado videocreaciones que han mostrado una mirada diferente del Gurugú. En ellos han narrado por ejemplo la creación de una cooperativa de mujeres que nació a raíz de un taller de ‘muñequería’. Desde entonces han trabajado organizadas, con muchas ganas de escribir su propio futuro. En otras ocasiones utilizan el altavoz que ofrecen las radios locales, de la mano del programa “Radio Amor como la Vida misma presenta…”.

El colectivo Cala cuenta que la imagen que se tiene de estos barrios es que están ocupados por mafias, minorías étnicas problemáticas o la drogadicción. Frente a esto subrayan que de manera mayoritaria están habitadas por personas trabajadoras, cuyas condiciones de trabajo (paro, precariedad, economía sumergida…) les han llevado en algunos casos a la pobreza.

Desde el proyecto ‘Objetiva’ apuestan por un modelo de ciudad donde quepan todas las personas, y en el que todas tengan las mismas oportunidades. “El futuro que queremos incluye ciudades de oportunidades, con acceso a servicios básicos, energía, vivienda, transporte y más facilidades para todas”.

Advierten de que las administraciones facilitan los recursos y las infraestructuras, “pero se desentienden de las personas concretas que tienen los problemas: la persona excluida, el niño absentista, el fracaso escolar, las deficiencias culturales, sociales”. “Todos estos problemas, vinculados y potenciados unos por otros, terminan formando y conformando lo que comúnmente se denomina como barrios marginados, pero copiando al movimiento de barriadas de Andalucía, nosotras queremos cambiar el nombre por barrios olvidados”.