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Vivares, 50 años de historia de un pueblo colonizado por jornaleros con el Plan Badajoz

Cuando llegaron a Vivares allá por 1966 se encontraron un pueblo a medio terminar. Zanjas en el camino abiertas. Todo patas arriba, sin luz ni agua corriente.

Así son los recuerdos de sus primeros años de vida en este pueblo de colonización de Marina García. Hija de los primeros colonos, llegó con 10 años a un lugar que siente como propio.

Los inicios de las 42 familias que hace ahora 50 años pisaban su hogar por primera vez no fueron nada fáciles. La mayoría eran familias numerosas y comenta Marina que todos los críos trabajaban en el campo, echando una mano donde podían. Entre juego y juego se dedicaban al cuidado del ganado, llevando por ejemplo las vacas a pastar.

Los fundadores eran trabajadores del campo, aunque sin experiencia en el regadío y con pocos medios para domar una tierra especialmente dura. Con escasos aperos y sus manos como única ayuda, se encontraron un paisaje de dehesa recién transformado donde los terrones dificultaban las labores. Nunca allí se había labrado antes.

De este modo tan rudimentario comenzaba la vida en Vivares, entidad local menor situada entre Don Benito-Villanueva y Miajadas. Justo en el límite de las dos provincias extremeñas. Ante las dificultades de los comienzos hubo familias que terminaron marchándose y volvieron a migrar.

50 años más tarde: una vida completamente diferente

La vida ha cambiado por completo en Vivares. Comenta Sergio Diestro, alcalde, hijo y nieto de colonos, que las nuevas generaciones sienten estas tierras como propias. También resalta con orgullo que hoy su localidad no tiene nada que envidiar a las que le rodean.

Lo único que les diferencia es un origen diferente. También una arquitectura algo diferente, porque nació bajo el Plan Badajoz y algunas de sus infraestructuras delatan su origen.

Con todos los servicios necesarios para vivir hoy en día, y una economía que se ha diversificado, no solo viven del campo. Disponen de empresas de transporte y del sector servicios gracias a la cercanía a la autovía y a grades municipios.

Presumen también de gozar de una tranquilidad envidiable y de una salud de hierro. Hasta media docena de abuelos de más de 90 años conforma el 'consejo de mayores'. Respetados y muy queridos son la historia viva de un pueblo que ha ido creciendo y que pasó de aquellas precarias condiciones, a tener acceso a la educación que han disfrutado sus nietos. Una generación de profesionales que habita allí, y que da continuidad a la vida en la localidad.

Vivares es uno de esos lugares especiales también porque sus 750 habitantes toman decisiones en consultas populares a través de un consejo de participación que de manera periódica se reúne en la Casa de la Cultura.

Tienen interiorizado que la política no consiste en ir a votar cada cuatro años. Son los propios protagonistas del futuro que quieren para su pueblo y deciden cuestiones que les afectan en las asambleas populares. Por ejemplo la subida de tasas, algo que finalmente se decidió adoptar para sustentar las arcas municipales. También para eliminar otras, como el impuesto a las cocheras  por ejemplo.

Los inicios: 4 hectáreas por colono

A los primeros colonos se les asignaba entre 4 y 8 hectáreas de tierras en una España con grandes dosis de pobreza. Donde el campesinado vivía en condiciones muy difíciles. Fue entonces cuando el franquismo pone en marcha el Plan Badajoz de regadíos en poblados de colonización en el Valle del Alagón, así como en las Vegas Altas y Bajas del Guadiana. Unos 60 en total en Extremadura de los 300 pueblos de colonización creados en esa época.

La idea inicial de las políticas agrarias había nacido en la II República, aunque advierte la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura que el resultado fue un “sucedáneo” franquista frente al modelo de Reforma Agraria que planteaba el régimen republicano. En el fondo el franquismo no solucionó el problema social que suponía las condiciones de vida de los jornaleros y arrendatarios, y optó por el asentamiento de colonos en pequeñas explotaciones de carácter familiar, señala la asociación de memoria.

Venidos desde muchos lugares 

En el caso de Vivares estos colonos venían de lugares diferentes, cada uno de ellos con sus costumbres y su particular modo de entender el mundo. Allá por el 66 llegaron de pueblos de Cáceres como Abertura y Madrigalejo. Algunos también de La Albuera (Badajoz).

Siendo en la segunda tanta en el 68 cuando vienen de Villarta y Helechosa de los Montes o la vecina localidad de Villanueva de la Serena. El tiempo les unió, pero los más mayores se siguen reconociendo por su lugar de origen.

Un detalle que muestra que el modo de entender el pueblo ha cambiado es el ritual de la muerte. Antaño el cementerio no se usaba, no había sentimiento de despedirse allí y los habitantes que fallecían eran enterrados en sus localidades originarias. Algo que con el paso del tiempo ha ido cambiando según cuenta el regidor.

Y el campo de modernizó

Cuando pasan los años y el campo se moderniza ya no eran suficiente esas primeras cinco o seis hectáreas. De manera progresiva aumentan sus tierras y mejoran sus condiciones de vida. Algunos llegan a tener hasta 50 hectáreas con la incorporación del riego por goteo, junto con el tratamiento fitosanitario. Aunque los grandes avances llegaron hace como unos 15 años con las cosechadoras y otras maquinarias.

De hecho algunos de los hijos de los colonos que en los años 70 y 80 migraron se sorprenden de los avances en el campo cuando regresan en verano de visita. Ya no es es el trabajo tan físico que ellos conocieron, esa recogida a mano, detalla el alcalde.

La localidad ha pasado por diferentes etapas y hoy cuenta con una población estable. Aunque sufre el envejecimiento de la población como el resto del mundo rural, hay con familias jóvenes y muchas personas que comienzan ahora su vida laboral y sus proyectos personales.

Pasó de ser una pedanía de Don Benito a un barrio, para lograr en el 92 el reconocimiento como entidad local menor. Siendo en 1995 cuando los vecinos votan democráticamente a su propio representante público. Ha habido más cambios, porque mientras que el sistema de las elecciones de 2011 fue de listas abiertas, en 2015 fue un sistema de listas de partido.

Contexto histórico: la contrarreforma franquista y los pueblos de colonización

Vivares está ligado al Plan Badajoz y por lo tanto surge en pleno franquismo. Cuenta la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura que la política agraria de entonces creó estos pueblos, que dieron lugar a campañas propagandísticas que presentaban una cara “amable” de la dictadura, presentando a la misma como preocupada por la problemática social del campo.

La política agraria de Franco tuvo tintes muy diferentes a los de la II República, y es en el régimen republicano donde hay que buscar los orígenes de lo que luego fueron estos pueblos colonos. Explica el historiador Ángel Olmedo, de la asociación de memoria histórica extremeña, que al poco tiempo del golpe militar contra la II República, ya en agosto de 1936, el régimen franquista derogó los planes de reforma agraria iniciados en 1932, que trataban de de resolver el grave problema social de la tierra con la puesta en marcha de mejoras técnicas que afectaba a cerca de dos millones de jornaleros sin tierras.

Ante la falta de pan y tierra, en la República se plantea la expropiación con indemnización de una parte de los latifundios que serían entregados en pequeños lotes de tierra. Pero también, abriendo la posibilidad de la explotación de las tierras de forma colectiva, lo que entroncaba con la visión ideológica de un proceso de transformación social mucho más amplio que tuvo su máxima expresión durante la guerra en las zonas bajo control republicano donde, fundamentalmente la UGT y la CNT, pusieron en marcha experiencias cooperativistas y de colectivización que llegaron a abolir la propiedad privada e incluso el uso del dinero, detalla el historiador.

Fue un proceso que tuvo su reflejo en las ocupaciones masivas del 25 de marzo de 1936 en toda Extremadura, y que una vez llegado el franquismo tuvo un efecto bien distinto, con la represión contra el campesinado que había participado. Expulsados de las tierras, cuando no presos o bien obligados a trabajar como esclavos en las grandes obras para poner en marcha las grandes presas y canales, como el de Montijo.

Se procedió a la devolución de las tierras afectadas por la reforma agraria republicana a sus antiguos propietarios y se creó en el 1938 el Servicio Nacional de Reforma Económica y Social de la Tierra. “Desde esa visión conservadora y de restauración del antiguo régimen, el franquismo buscaba la defensa de la propiedad agrícola y la forma de dependencia que obligaba al jornalero a entrar disciplinadamente en un mercado de trabajo controlado por los propietarios. Los jornaleros y campesinos fueron privados del derecho a organizarse en sindicatos libremente y del de ejercer cualquier tipo de protesta”.

De este modo el franquismo, cuenta Ángel Olmedo, “ante un rechazo a una verdadera reforma agraria que ayudara a la redistribución de la tierra”, se optó por confeccionar una masa de pequeños propietarios campesinos. El objetivo principal de la colonización era la modernización de la agricultura, mediante la puesta en regadío y otras mejoras técnicas, “relegando el verdadero problema social que suponía las condiciones de vida de los jornaleros y arrendatarios, mediante el asentamiento de colonos en pequeñas explotaciones de carácter familiar”.

Al frente de esta política se situó al Instituto Nacional de Colonización, creado en 1939 a imagen del organismo italiano de Mussolini encargado de la 'bonifica íntegrale', que se basaba en el régimen fascista de la reordenación de áreas no explotadas“, el término ”colonización“ desplazó al de ”reforma“.