Unas 1.500 personas visitan de media cada mes la torre de la catedral de Badajoz desde su apertura al público en octubre pasado, lo cual ha servido para impulsar aún más el museo en torno al histórico edificio.
Así lo ha expresado en declaraciones a la agencia Efe el director del museo de la catedral de Badajoz, Juan Román, quien ha explicado que tanto la visita completa (museo, claustro, templo y torre) como la parcial al templo y a la torre experimentan muy buenas cifras durante los últimos meses.
Tanto pacenses que querían conocer o recordar la torre o el resto del edificio religioso como otros visitantes propician estos datos.
Las visitas guiadas “también tienen bastante aceptación”, ha manifestado Román.
La apertura de la puerta del Cordero ha sido además “un elemento positivo” en aras a estas visitas, pues “es un acceso muy visible y ubicado en un espacio de mucho tránsito”.
Entre los retos que se marca el museo se encuentra incidir en las visitas de colectivos de la ciudad o de la comunidad autónoma (escolares, asociaciones, parroquias...) durante el próximo curso.
Juan Román ha insistido en que la apertura de la torre ha sido un “acicate” para el global del museo, desde el “boom” que representó en los pacenses que se abriese al público este espacio (debido a su valor sentimental) como a la posterior consolidación de las visitas hasta la fecha.
Este “aliciente” para el pacense también lo es para el resto de visitantes, ha dicho, en este último caso especialmente en lo que se refiere a las vistas de la ciudad que propicia la torre.
Román ha incidido no obstante en que “en esta cifra media de visitantes se debe tener en cuenta que unos meses son mejores y otros peores para los museos o para los destinos turísticos en general”, en este caso con noviembre, diciembre, febrero, abril y mayo con los mejores datos.
En este sentido desde el museo se espera aumentar la cifra media de visitas en los próximos tiempos y buscar fórmulas también para mejorar los datos en los meses de menor afluencia turística a la ciudad.
Román ha explicado que “un gran número de personas que accede a este espacio tiene interés por el potencial patrimonial del entorno”, más allá del valor sentimental o religioso que en distintos casos también se pueda poseer.