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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los 100 primeros días de Rueda al frente de la Xunta: continuismo y promoción turística

Alfonso Rueda no disimuló que uno de los ejes de su presidencia de la Xunta sería la promoción turística, con el Camino de Santiago como centro. Cuando tomó el bastón de mando de manos de Alberto Núñez Feijóo mantuvo intacta la estructura del Gobierno gallego y dejó a los conselleiros en sus mismos puestos. Uno de los escasos cambios que hizo fue el de reservarse para sí las competencias directas sobre turismo, que ya tenía como vicepresidente primero. En el proceso para suceder a Feijóo en el PP gallego también lo dejó claro: habló de sí mismo como un caminante y la puesta en escena del congreso en el que salió elegido era una constante referencia a las rutas jacobeas y a los peregrinos. Su agenda pública y sus declaraciones en sus primeros 100 días como jefe del Ejecutivo autonómico lo han confirmado.

En estos poco más de tres meses en la Xunta no ha habido giros. Los temas abordados en el Consello, la reunión semanal del presidente con sus conselleiros, han continuado la senda ya abierta por Feijóo: las medidas contra la crisis ya anunciadas, la gratuidad de toda la educación de cero a tres años ya presentada o planes que se han de aprobar anualmente como el del dispositivo contra los incendios. Uno de los escasos cambios con respecto a las políticas previas fue el de suprimir un bono de ayuda económica para hogares vulnerables en un momento en el que había endurecido sus críticas a las medidas del Gobierno central para luchar contra la inflación. Poco después, y mientras respaldaba el discurso del líder del PP sobre la bajada de impuestos, el Parlamento aprobaba con solo los votos del PP una ley que sube los precios del agua en Galicia. El texto normativo es también una herencia del ciclo anterior.

En materia industrial, un sector en retroceso en Galicia, la principal novedad ha sido el anuncio de Ence de que estudia instalar una segunda planta en Galicia en el municipio de As Pontes, un proyecto que ampara la Xunta y que se dio a conocer después de que el consejo de administración de la empresa se reuniese con Rueda y su vicepresidente primero y responsable de los asuntos económicos, Francisco Conde -quien al día siguiente se ausentó del Consello de la Xunta para participar en una rueda de prensa de la pastera-. El presidente gallego, defensor de que la polémica fábrica de celulosa de la ría de Pontevedra continúe en ese lugar a pesar de las dudas legales, asegura que dará “todas las facilidades” para esta nueva localización. También en el ámbito industrial, Rueda se ha implicado en la defensa de otro plan del sector forestal, el de la portuguesa Altri, un proyecto rodeado de dudas y pendiente de un PERTE que abra la vía para acceder a ayudas europeas.

La apuesta económica del presidente de la Xunta se ha centrado en estos 100 días en el turismo y el tirón del Año Santo doble y el Camino de Santiago, incluso a pesar de las críticas respecto a la sostenibilidad del modelo. Una peregrinación en masa de jóvenes católicos a principios de agosto, apoyada por la Xunta con 360.000 euros, dio visibilidad a las protestas de los vecinos de Santiago, aunque no son nuevas las quejas por los efectos negativos de que una ciudad que no llega a los 100.000 habitantes reciba más de 83.000 visitantes en un mes -cifra de junio, según el INE, y que la Xunta calcula que se supera en julio y en agosto-.

A principios de junio y recién iniciada la temporada alta de un año que se prevé de récord, Alfonso Rueda rechazaba que haya un riesgo de masificación turística ni en Santiago ni en las villas costeras que multiplican su población en verano. También descartaba la turismofobia. Y no ha dejado de llamar a que más personas visiten la comunidad ni de promocionar el Camino. Él mismo ha hecho varias etapas en estos poco más de tres meses como presidente de la Xunta. El 7 de junio recorrió un tramo del itinerario junto al presidente de AC Hoteles by Marriot, Antonio Catalán. Un par de semanas después, aprovechando el puente por la festividad de San Xoán, el 24 de junio, recorrió en bici parte de la ruta desde Portugal.

Las quejas por la presencia en la pequeña zona vieja compostelana de los 12.000 caminantes que participaron en la Peregrinación Europea de Jóvenes Rueda intentó despejarlas atribuyendo motivos ideológicos a las críticas. Él mismo fue el encargado de recibir al enviado del papa al evento. A continuación, su agenda pública incluía lo que el presidente de la Xunta considera otra forma de promoción turística y que constituye un hábito entre los altos cargos gallegos: la asistencia a fiestas gastronómicas. Aquel fin de semana estuvo en la Festa do Albariño en Cambados, acompañado por Alberto Núñez Feijóo. Entre los actos públicos de Rueda desde que el 14 de mayo tomó posesión como presidente figuran otras celebraciones populares, que se multiplican en verano: la Festa do Carneiro ao Espeto de Moraña, la Rapa das Bestas de Sabucedo, la Festa do Viño de Chantada, la dedicada a la sidra en A Estrada y la del pan en O Porriño. Además, ha sido nombrado embajador de la Festa da Empanada de Bandeira y ha participado en la entrega de premios de catas de vinos, aguardientes y licores.

Más agenda pública

Alfonso Rueda ha multiplicado sus actos públicos con respecto a su antecesor en la Xunta. De 100 días, ha tenido agenda pública 72, y buena parte de los que ha estado ausente -28- han sido las últimas 13 jornadas, que, aunque no lo ha comunicado, coinciden con un periodo de vacaciones. El presidente de la Xunta llegó al cargo con la necesidad de darse a conocer. Siempre a la sombra de Feijóo hasta que tomó el relevo en el Gobierno gallego y en el PP de la comunidad, solo el 45,9% de los gallegos decían conocerlo el pasado marzo, según una encuesta de Sondaxe publicada por el diario La Voz de Galicia. A finales de mayo, recién nombrado presidente gallego, el porcentaje se había disparado según ese mismo estudio hasta el 75,9%, todavía por detrás de la líder del BNG, Ana Pontón.

Este verano, marcado por las altas temperaturas -con una ola de calor histórica-, la sequía prolongada y los incendios, Rueda se separó momentáneamente del discurso imperante en su partido y de la teoría de la trama de incendiarios que Feijóo había defendido en otras ocasiones en Galicia. Su conselleiro do Medio Rural, José González, sin embargo, ha cargado las tintas sobre los fuegos provocados.

Entre los problemas heredados, Rueda no ha logrado reconducir el del colapso de la sanidad. A mediados de junio asumió que este verano volvería a estar marcado por la falta de médicos y las demoras para lograr cita. A pesar del plan que respaldó la Xunta para dar casa gratis a los facultativos que reforzasen el servicio en el periodo estival en Sanxenxo, epicentro turístico de las Rías Baixas, la situación ha empeorado y el Servizo Galego de Saúde (Sergas) ha cerrado las agendas y solo atenderá urgencias durante al menos lo que queda de agosto. Lo que tampoco ha cambiado con el relevo en la Xunta ha sido la situación de la residencia oficial del presidente gallego, Monte Pío, camino de convertirse en una casa fantasma.