Abel Caballero, telonero por contrato: cosas que pasan en el negocio de los conciertos pagados con dinero público
El alcalde de Vigo y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Abel Caballero, se reserva incluso por contrato el derecho a intervenir desde el escenario en todos y cada uno de los conciertos multitudinarios organizados por su ayuntamiento. Así se desprende de la documentación a la que ha tenido acceso esta redacción. En uno de los contratos que ha consultado elDiario.es se puede leer lo siguiente: “El patrocinado está obligado a la presentación del concierto por parte del alcalde de Vigo”.
Vigo, la principal ciudad de Galicia, cuenta con uno de los mayores espacios municipales para la celebración de espectáculos al aire libre de toda Galicia: el auditorio del parque de Castrelos, ubicado en pleno centro. Cada verano, allí se celebran las fiestas de la ciudad con conciertos que congregan a decenas de miles de personas y que, además, son de libre acceso. El Ayuntamiento suele reservar parte de sus fondos públicos para financiar grandes citas musicales durante los meses de julio y agosto. En la última década -salvando la etapa de la pandemia-, el Gobierno local ha hecho una apuesta sin precedentes por fomentar esta cultura de masas y ha aumentado, paralelamente, el presupuesto y la cantidad de espectáculos estivales. Eso sí, con contraprestaciones irrevocables como inserciones publicitarias en medios de comunicación elegidos a dedo por el propio Ayuntamiento sin mediar concurso alguno y hasta la obligación, por contrato, de que el regidor vigués salga a presentar cada concierto de la ciudad. El volumen de negocio es significativo y las promotoras no ponen pegas, al menos públicamente, a las exigencias de Alcaldía.
Sin ir más lejos, hace apenas dos meses, el líder de The Police, Sting, dio un concierto en la ciudad que le costó al erario público 515.387 euros. En 2018, Maná hizo lo propio por 477.950 euros y, un año después, Lauryn Hill y 30 Seconds To Mars por 332.750 y 387.750 euros, respectivamente. Y esos solo fueron los cabezas de cartel. Este verano, vigueses y viguesas se dejaron 2.061.070 euros en conciertos, algo más de un 17% sobre el ejercicio del 2019. Sin embargo, el coste de los conciertos no es estrictamente el del caché de los artistas y su equipo técnico y humano. Lo habitual en este tipo de contratos es que se hagan a través de licitaciones de promoción opacas y sin concurso público que complican su fiscalización tanto por los partidos con representación en las cámaras como por la ciudadanía.
Este diario ha podido acceder a todas las adjudicaciones de los conciertos de este año y, en alguna, el Ayuntamiento de Vigo blinda por contrato las apariciones de Caballero como una suerte de telonero antes de cada evento. La imagen es conocida en el imaginario de vigueses y viguesas. Lleva años haciéndolo. La escena se repite una o dos veces por semana durante las fiestas de la ciudad. El guion es casi siempre el mismo. Frases cortas y emocionales que suelen arrancar ovaciones en masa y que van en la misma línea que sus virales apariciones televisivas: “Vamos a ver el mejor concierto del mundo”; “sin duda vosotros sois los mejores, os quiero”; explica que todos los artistas en la ciudad dan “el mejor concierto de su vida”; recrea bromas con el marisco que se comen los artistas en Galicia; suelta unas frases en un inglés macarrónico “para los que vienen de todas las partes del planeta”; y siempre cierra su intervención con un “viva Vigo”.
El sentir general en los partidos de la oposición a su Gobierno a propósito de estas apariciones es que se enmarcan dentro de “una estrategia electoral continua”: “Vigo solo está trayendo a artistas de dos o tres productoras que cumplen las condiciones muchas veces no escritas del Ayuntamiento y no criterios culturales. Es una utilización personalista de la Administración”, argumenta Rubén Pérez, concelleiro de Marea de Vigo. Por su parte, el representante del Bloque Nacionalista Galego también sigue esa línea argumental: “Para Abel Caballero la ciudad se reduce a un gran escenario, en el que él tiene que ser el protagonista y la gente el atrezo. Su necesidad, casi patológica, de rodearse de grandes masas de gente tiene una lectura política muy clara. Grandes eventos para intentar disimular una acción de gobierno minúscula. Porque mientras hace de telonero de los conciertos, o se pasea por platós televisivos, o habla en inglés macarrónico impostado, consigue distraer la atención sobre la realidad, como el hecho de que el año pasado su gobierno de mayoría absoluta dejó sin gastar 120 millones de euros del presupuesto municipal”.
La Xunta también sigue el modelo
Las apariciones de Caballero en los escenarios de los conciertos que paga con cargo al presupuesto de su ayuntamiento son una singularidad viguesa pero otras irregularidades en torno a la música de masas salpican también a otras administraciones como la Xunta de Galicia. El pasado mes de agosto el Gobierno gallego llevó a Vigo a C. Tangana y en un lado del escenario se habilitó una zona VIP para más de 500 personas que asistieron al espectáculo sin pasar por taquilla. En esa privilegiada ubicación abundaban los cargos del Partido Popular con Alberto Núñez Feijóo, Juan Manuel Moreno Bonilla o Alfonso Rueda a la cabeza. Para esa fiesta, la Xunta había puesto casi 300.000 euros encima de la mesa. Todo lo contrario a lo que sucedió unos meses antes en A Coruña en otro concierto de C. Tangana, para el que el Ayuntamiento puso una pequeña cantidad de apoyo al evento que acabaría recuperando con creces gracias a la participación pública que, por contrato, se reservó en la venta de las entradas.
El concierto pagado por el Gobierno gallego de Alfonso Rueda se garantizaba inserciones publicitarias en prensa escrita, digital, televisiones y radios escogidas a dedo. elDiario.es ha solicitado el desglose económico y las justificaciones técnicas a la Administración gallega pero esta le ha negado el acceso.
Lo mismo sucede con los conciertos que organiza el Ayuntamiento de Vigo. En el concierto de Bryan Adams, que el Gobierno de Caballero financió parcialmente, las contraprestaciones incluían cientos de anuncios con el logo del consistorio en medios elegidos sin aparente justificación técnica. Por ejemplo, más de sesenta anuncios en Televigo, una televisión local sin apenas audiencia y en la que el propio Caballero tiene un programa semanal al puro estilo “Aló presidente”. La música se convierte así en otra manera de regar de dinero a los medios de comunicación más afines con la excusa de publicitar eventos que, en ocasiones, se publicitan prácticamente solos.
El Ayuntamiento de Vigo ha declinado explicar los argumentos que sostienen el papel de telonero que Caballero se reserva en todos los eventos de la ciudad. También han declinado aclarar cuáles son los criterios técnicos del Gobierno para justificar la inversión publicitaria a dedo en torno a esos eventos.
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