El alcalde del PP que llamó “chacha para todo” a la presidenta de la Diputación de Pontevedra se reafirma y recurrirá su condena
El alcalde de Vilanova de Arousa, Gonzalo Durán, del PP, no se echa atrás. Pese a haber sido condenado judicialmente por llamar “chacha para todo” a la presidenta socialista de la Deputación de Pontevedra, Carmela Silva, no solo no pide disculpas, sino que eleva el tono y asegura ser objeto de una “persecución política”. Y que la causa última no fue el insulto a Silva, calificado en sentencia de “delito leve de falta de respeto”, sino llamar “anciano” a Abel Caballero, alcalde de Vigo. Ha anunciado que recurrirá la sentencia del Juzgado de Instrucción número 3 de Pontevedra.
Las declaraciones, realizadas en una comparecencia ante los medios de comunicación en octubre de 2018, decían exactamente que el ente provincial pontevedrés “es un órgano político gobernado por el Ayuntamiento de Vigo, por el anciano Abel Caballero y su chacha para todo, que es Carmela Silva”.
“Con el recurso quiero demostrar quién es esta gente de Vigo”, afirmó a Europa Press Durán, que se extendió en sus tesis. Para ratificar su opinión sobre la edad de Caballero, recordó que en las próximas elecciones municipales -en principio, en mayo de 2023- el regidor socialista tendrá 77 años. Y el hecho de que se vuelva a presentar a la alcaldía “supone un engaño a los vigueses”. A partir de ahí, avanzó sus impresiones sobre el Partido Socialista de la ciudad del sur de Galicia.
Abel Caballero “está en las últimas”
“Y ahí hay una pelea entre varios, está Carmela, porque si Abel cae, ella se va y no queda de heredera, la ponen en la calle porque es una persona que no vale para nada”, aseguró. Durán cree que “la era Abel Caballero”, lo que el denomina “régimen”, “está en las últimas”. “Que lo cuiden mucho, que yo no le deseo ningún mal.
Tras el análisis político y la ristra de descalificaciones, la victimización. Según el alcalde -condenado- de Vilanova, “cualquiera que diga eso [en referencia a sus opiniones sobre Caballero] lo amenazan y lo persiguen”. Denunciado por injurias contra la autoridad pública y sentenciado a pagar una multa de 12 euros al día durante un mes, él se considera en el centro de “un ataque a la democracia, a la libertad de expresión”. “Quieren que me calle y no me voy a callar”, concluyó.
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