El entorno de Baltar agradece la defensa de Feijóo ante la acusación de empleo por sexo
Alberto Núñez Feijóo es más o menos de Ourense. Nació en Os Peares, un enclave en A Ribeira Sacra atravesado por tres ríos que se asienta en el límite de las provincias de Lugo y Ourense y entra en el territorio de cuatro ayuntamientos: dos lucenses, Carballedo y Pantón, y dos ourensanos, A Peroxa y Nogueira de Ramuín.
Feijóo no es, por lo tanto, puramente ourensano desde el punto de vista geográfico y mucho menos políticamente. Su liderazgo creció al calor del PP del birrete, más urbano y, sobre todo, mucho más ligado a Madrid que el PP de los Baltar, el único donde Feijóo sigue siendo conocido como Alberto Núñez o, simplemente, “Núñez”.
Como con Fraga, el PP de Ourense siempre ha sido con Feijóo una república independiente que es también un jugoso granero tanto de votos como de críticas a la dirección del partido. Ahora, sin embargo, en pleno escándalo por la denuncia de la mujer que acusa a José Manuel Baltar de haberle ofrecido un puesto de trabajo a cambio de sexo, la actitud de defensa de Feijóo, de Núñez, resulta más bien reconfortante en el PP ourensano.
La primera reacción del presidente de la Xunta tras la publicación exclusiva de la denuncia en eldiario.es fue más bien comedida, apelando a “esperar” e instando más o menos implícitamente al barón ourensano a dar explicaciones. No obstante, pocos días después esa posición conservadora fue sustituida por una defensa más abierta, poniendo el foco no en el denunciado, sino en la denunciante.
“Lo que pedía esa persona era que el señor Baltar delinquiese, y no delinquió”, argumentó Feijóo tras ser preguntado por este diario sobre la denuncia y las grabaciones que la acompañan, en las que Baltar se jacta de poder cambiar el resultado de un proceso selectivo en la Diputación cuando esta todavía era presidida por su padre, José Luis Baltar.
Esa misma actitud fue la que mantuvo el presidente gallego el miércoles en el Parlamento, cuando ante las preguntas de la oposición en pleno sobre este caso argumentó que Baltar no está imputado y que, por lo tanto, promover su destitución en el partido o en la Diputación sería “correr un alto riesgo de ser injustos”. La reacción presidencial causó indignación e incluso estupefacción en el resto de grupos, pero ha sido acogida de buen grado en el atribulado PP de Ourense.
Mientras en el partido se calibra con preocupación el grado de erosión que el escándalo puede causar en su proyección personal y en las expectativas electorales del partido el 20-D, en el entorno de Baltar se agradece la “prudencia” de Feijóo. Consideran más que adecuado que el jefe de la Xunta ni se plantee exigir la dimisión del líder del partido en Ourense y solo contemplarían como adecuada esa petición de responsabilidades en el caso de que Baltar sea condenado, algo que consideran poco probable.
Esta poco habitual complacencia con la dirección del PPdeG se produce en un contexto donde el factor electoral está muy presente. Ante las voces que advierten de la posibilidad de que el caso Baltar pueda erosionar la imagen general del PP ante las elecciones generales, un veterano dirigente ourensano advierte de que, si acaso, en la madrileña calle de Génova “deberían estar más cerca de donde salen los votos” antes de contemplar la posibilidad de cargar contra el baltarismo o de plantear quitarse políticamente de en medio a José Manuel Baltar.
Mientras, entre algunos dirigentes gallegos del partido cunde la sensación de que, si bien la actitud de Feijóo es políticamente arriesgada en un caso con implicaciones tan sensibles, una elevación excesiva del listón moral para exigir dimisiones podría ser negativo para futuros casos.
“Qué sabe Baltar?”
La defensa de Feijóo reconforta en las filas del PP de Ourense y aumenta la indignación en el movimiento feminista y la oposición parlamentaria. En ambos ámbitos se mueve la diputada ourensana del PSdeG Carmen Acuña, a quien la actitud de Baltar, pero también la defensa del presidente de la Xunta, le parece una muestra de “machismo repugnante, indecente y rancio”. Para la diputada socialista ha habido un evidente “cambio de actitud” en Feijóo sobre este caso desde “el primer momento, cuando hizo declaraciones que yo consideré prudentes”. Cabe preguntarse, dice, “qué ha cambiado”.
“No entiendo cómo no solo no cesa al señor Baltar, sino que además le defiende”. “No lo entiendo, a no ser que el señor Baltar sepa algo del señor Feijóo; nos preguntamos qué sabe de él para que se produzca ese cambio de actitud”. “Feijóo -dice Acuña- va de moderno y renovador, presume de transparencia”, pero “ampara y justifica a Baltar” ante un comportamiento “propio de un señor feudal”. La diputada se muestra indignada con el presidente de la Xunta, pero también “muy decepcionada con las mujeres del PP: ¿Cómo consienten y comparten aparecer como cómplices de esto?”, se pregunta.