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Cheques por silencio, detectives y destrucción reputacional: los intentos de Santi Mina para callar a su víctima

Gonzalo Cortizo

4 de mayo de 2022 22:57 h

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En la sentencia se la identifica como doña N. En junio de 2017 esta joven se encontraba de vacaciones en Mojácar con unas amigas. En la localidad también estaban esa noche los futbolistas Santi Mina y David Goldar, de viaje por España en la furgoneta tipo caravan en la que se produjo el abuso contra la mujer.

El grupo de amigas en el que se movía N. y los futbolistas se encontraron en un bar de copas. Avanzada la noche la joven mostró interés por David Goldar y mantuvo relaciones sexuales con él en la furgoneta que estaba aparcada a poca distancia. Mientras esto sucedía, Mina entró sin avisar en el vehículo e introdujo su pene en la boca de la chica sin su consentimiento, tal y como recoge la sentencia de la Audiencia Provincial de Almería. Tras el primer abuso, la joven rehusó al jugador que, pese a ello, llegó a introducir sus dedos en la vagina de la mujer.

El juicio contra los dos futbolistas acaba de finalizar con una sentencia para el primero de ellos de cuatro años de cárcel por un delito de abuso sexual. A David Goldar también se le acusaba al considerarlo cooperador necesario en los hechos ya que en ningún momento hizo nada para frenar a su amigo. Ha resultado absuelto.

El proceso judicial en sus diversas fases ha estado marcado por una estrategia común en casos similares: las defensas de los acusados intentaron culpabilizar a la víctima y destruir su relato. Sus dos argumentos principales han sido los siguientes: uno, es imposible introducir algo en la boca de una persona sin su consentimiento; y dos, si no hubo consentimiento pero la víctima no lo explicitó desde el primer momento Santi Mina no podía saber que estaba abusando de una mujer.

La sentencia acredita que el futbolista del Celta de Vigo mintió durante un proceso en el que se ha sabido que también intentó comprar el silencio de su víctima. El ahora condenado contrató a un detective para que siguiera a N. y le ofreciera datos con los que minar su reputación.

Ahora el Celta de Vigo busca la manera de desprenderse de su delantero pero hasta en la actitud del equipo vigués hay contradicciones que se resumen en los siguientes siete puntos.

Vómito en la consulta de la psicóloga

La primera vez que N., la joven abusada por el futbolista Santi Mina, contó a su psicóloga lo que le sucedió su relato se interrumpe por el asco de la reexperimentación y vomita en la papelera de la consulta. La doctora lo contó en esos términos durante su declaración ante el tribunal que acaba de condenar al futbolista. Según la facultativa que estuvo atendiendo a la joven en más de una docena de sesiones, la víctima padece “evitación”: no va a determinados lugares que le recuerdan lo sucedido y rehúye maneras de vestir que sí le gustaban antes de los hechos.

Según relató la psicóloga ante el juez, “En N. era especialmente significativa la discreción en su vida. Era la primera vez que se iba con un chico que conoce por primera vez y su mayor temor era que todo saliese a la luz (...). El hecho de que los chicos a los que denunció sean personajes públicos afectó más su sintomatología”.

Tres días después de los hechos y antes de iniciar la terapia continuada, la víctima acudió al Servicio Madrileño de Salud para someterse a un examen médico. El facultativo que la atendió observó varias lesiones físicas y psicológicas. El parte de aquella consulta recogía la prescripción de ansiolíticos, la derivación a los departamentos de psiquiatría y psicología y la tramitación de su baja laboral con un pronóstico que el doctor calificó como “grave”.

El detective privado

En el otro lado de la sala de vistas, la defensa del futbolista intentó enfrentar el relato de los médicos con el de un detective privado al que Santi Mina contrató después de ser denunciado por la joven. El investigador siguió a la víctima hasta su centro de trabajo, la grabó en la playa, en un barco y en una terraza tomando algo con sus amigos. En el informe presentado por el investigador se puede leer lo siguiente: “De todas las observaciones el 99% se realizaron en espacios abiertos y concurridos. El otro 1% han sido, una en un centro de trabajo y otra en un edificio con ella en donde mantuvieron una conversación breve y cordial sobre un piso de alquiler y ella contestó muy normal. De invasión de la intimidad, nada”.

La estrategia de la defensa recuerda a la que impulsó en su momento el abogado de los miembros de 'la manada': cuestionar el daño causado y culpar a la víctima. En su declaración ante el tribunal, el investigador declaró que había visto a la denunciante haciendo vida normal, que un día fue al cine y que vestía ropa ajustada. El abogado de la chica intentó sin éxito que el juez desestimase el testimonio del detective.

El silencio no es un sí

La defensa del futbolista intentó convencer al tribunal de que la ausencia de una negativa es, en sí misma, un consentimiento para introducir el pene en la boca de una persona. Los abogados dijeron ante el juez que todo fue producto de un error de interpretación y que “si no hubo consentimiento por parte de doña N., ella no supo transmitírselo, incurriendo el acusado en un error”. Dicho en otras palabras; que en el silencio de la joven en el interior de una furgoneta en medio de la noche está la causa de lo sucedido. Y que Santi Mina no abusó de la víctima sino que cometió una equivocación porque esta no dijo “no” en el primerísimo instante del abuso.

El abogado de Santi Mina argumentó que “anatómica y biológicamente es imposible la introducción de algo en la boca sin aquiescencia o consentimiento previo”. La sentencia interpreta lo sucedido con otra óptica y dice lo siguiente: “Resulta lógico pensar que por un momento doña N. quedara en estado de shock, que reinara en su mente el miedo y la total confusión y que en semejante escenario abriera la boca por escasos segundos ante la introducción del pene del acusado”.

La Audiencia Provincial de Almería considera acreditado que la joven no consintió en ningún momento la relación sexual con Santi Mina, que lo apartó y que, pese a ello, el futbolista la tumbó e introdujo sus dedos en su vagina. En ese momento la joven, presa del miedo, recriminó la actitud del acusado y éste decidió cesar en su actitud. Los dos futbolistas resumen lo sucedido en los siguientes términos: “Pensábamos que iba a fluir y no”.

Durante las declaraciones en fase de instrucción su relato había sido otro: acusaron a la joven de haber sido ella la que buscó la relación con el futbolista del Celta de Vigo. Santi Mina llegó a declarar lo siguiente: “Yo estaba de pie y no la tocaba. Era ella la que me tocaba a mí”.

Las mentiras del futbolista

El futbolista del Celta de Vigo ha ido cambiando su relato de los hechos conforme ha avanzado la instrucción del caso. El propio día que conoció al grupo en el que se encontraba la víctima mintió al presentarse como fisioterapeuta. Solo cuando avanzó la noche Mina y su compañero se identificaron como futbolistas, aunque el grupo en el que estaba la víctima no se creyeron ese relato y pensaron que se trataba de una broma. En el momento de denunciar lo sucedido ante las autoridades esa misma noche, la víctima desconocía que había sido abusada por una persona famosa.

Pero la mentira más importante en la que incurrió el futbolista fue otra. Durante su declaración en sede de instrucción Mina negó haber introducido sus dedos en la vagina de la joven y llegó a asegurar que en ningún momento llegó a tocarla. Su relato cambió cuando los investigadores le contaron que habían encontrado su ADN dentro del cuerpo de la mujer. Solo en ese momento admitió la penetración vaginal.

Dinero a cambio de impunidad

Durante el juicio se supo que los futbolistas intentaron solucionar el problema pagando a la joven para que cambiase su relato. Según reveló la acusación particular Mina y su compañero ofrecieron 400.000 euros. Cuando este detalle trascendió en las crónicas del periodista de La Voz de Almería, Javier Pajarón, los acusados contratacaron culpabilizando a la joven y acusándola de ser ella la que hizo la propuesta de dinero a cambio de silencio.

El atestado que recoge la primera denuncia presentada por la joven la noche de los hechos desmiente a los deportistas. Ante los agentes de la Guardia Civil N. aseguró que renunciaba a cualquier tipo de compensación económica y que lo único que quería es que todo aquello “acabase cuanto antes”.

Las amigas impulsaron la denuncia

La víctima de Santi Mina tuvo muchas dudas antes de denunciar. Las amigas que la acompañaban aquella noche no. Cuando N. le contó a su amiga Nieves lo que había pasado esta le instó a llamar a la policía. Su argumento está recogido entre comillas en la sentencia: “No podía dejar que se fueran por toda España y le hicieran lo mismo a otras chicas”.

Las contradicciones del Celta de Vigo

Inmediatamente después de conocerse la sentencia el Celta de Vigo, equipo en el que juega Santi Mina, anunció que apartaba al jugador temporalmente de los entrenamientos. Pese a que la sentencia no es firme y Mina podría evitar la cárcel mientras recurre a instancias superiores, el club vigués parece querer desprenderse de su delantero.

Según relata a esta redacción el periodista de la Cadena Ser Jacobo Buceta: “Yo creo que están viendo cómo llevar a cabo el despido teniendo en cuenta que a Mina aún le queda un año de contrato. Intuyo que están buscando la forma de hacerlo sin tener problemas legales con el futbolista”.

El director de Carrusel Deportivo, Dani Garrido, se muestra aún más contundente y en conversación con esta redacción asegura: “Santi Mina no puede jugar un minuto más”.

La reacción del equipo de fútbol esconde, sin embargo, una contradicción de peso. El fichaje del jugador, valorado en 15 millones de euros y con un salario anual de 1,5, se realizó en 2019 a pesar de que la denuncia contra él ya era conocida. El Celta decidió ficharlo igualmente dos años después de la noche en la que se produjo el abuso.

Horas después de conocerse la sentencia el presidente de la entidad, Carlos Mouriño, publicaba un vídeo a través de Twitter condenando los hechos y asegurando que “los valores del Celta están por encima de todo”.