El Auditorio Municipal de Ourense lleva ocho meses cerrado y sin programación. Es el único de toda Galicia que se mantiene así y el consistorio local, presidido por Gonzalo Pérez Jácome, se apoya para ello en las medidas de seguridad excepcionales derivadas de la pandemia de coronavirus. En estos meses, el alcalde de Ourense lo ha reconvertido en el espacio donde celebrar los plenos del Ayuntamiento. “En ese espacio hemos pasado de tener casi 200 propuestas culturales al año a no tener ni una sola en 240 días”, explica Manel Rodríguez, portavoz de Emerxencia Cultural Ourense. A raíz del cierre sine die del Auditorio Municipal, este colectivo de consumidores, trabajadores y empresarios del sector cultural decidió unirse para visibilizar el ostracismo cultural al que se ve sometida su ciudad por la falta de apoyos del Ayuntamiento. Una de sus propuestas con más retranca: la agenda cultural de los eventos que no ocurren en su ciudad.
Festivales extintos o emigrados, museos infrautilizados o complejos termales totalmente cerrados son solo algunas de las causas que mantienen en vilo a esta asociación cultural que está ejerciendo de contrapoder frente a las políticas culturales del gobierno ourensano. “Durante el verano y en el marco de este efervescente turismo nacional, la ciudad está desbordada de gente. Pero la realidad para turistas y vecinos es que no tienen una oferta cultural real. Tradicionalmente, existía un público en verano para este tipo de actividades. No todo el mundo puede permitirse viajar en verano y ahora, los vecinos y vecinas se encuentran con que no tienen alternativa. La única opción son bares y restaurantes. Los principales festivales de cine, danza y música se han esfumado”, explica el portavoz de Emerxencia Cultural Ourense.
“Nacimos para denunciar el desmantelamiento cultural, las políticas culturales desactivadoras, la privatización de las calles y sus tasas para actividades no lucrativas, el abandono de los barrios, el reglamento en materia de programación de espectáculos, la visión de la cultura como showbusiness y el caciquismo de este gobierno”, explican desde el colectivo. Desde que se constituyeron como asociación, Emerxencia Cultural ofrece semanalmente la agenda cultural de los eventos que no ocurren en su ciudad. “Queremos ser reivindicativos, pero también dar alternativas reales a los ciudadanos y ciudadanas de Ourense. Queremos dejarles claro que la cultura en otros municipios existe y en Ourense, aunque ahora no lo parezca, también podría existir”, remata Manel Rodríguez, portavoz de Emerxencia Cultural Ourense.
Funcionarios de cultura sin apenas trabajo
Hay multitud de ejemplos que constatan el empobrecimiento acelerado de la oferta cultural promovida por el Ayuntamiento de la capital ourensana: la ausencia de eventos por el Día das Letras Galegas o el aniversario de la Revista Nós; el éxodo del Corpo(a)terra, el festival de danza más reconocido de Galicia; o la ausencia total de las fiestas municipales son solo algunos de ellos. Sin embargo, el caso del Auditorio Municipal es paradigmático. A los 15 funcionarios que trabajan allí, en el área de cultura, los días se les hacen largos desde que en enero el alcalde decidió cerrarlo a cal y canto y transformarlo en el espacio por excelencia para convocar los plenos municipales. Algunos de esos trabajadores públicos han querido responder a las preguntas de elDiario.es, pero todos prefieren mantener su anonimato. “Es terriblemente triste esta situación. El tiempo que deberíamos dedicar a estar promoviendo una buena agenda de eventos lo invertimos en tareas de mantenimiento: pulimos el suelo, hacemos arreglos eléctricos... Pero de cultura, nada”, explica una de estas funcionarias.
Este diario se ha puesto en contacto con el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, que es, tras la dimisión de su concejal de cultura, quien ejerce las funciones de este cargo. El regidor se ha negado a contestar a las preguntas sobre su política en la materia.