Poco después de que un juzgado de instrucción de Madrid les diese la razón en primera instancia en el litigio por la propiedad de las esculturas del Maestro Mateo, los nietos de Franco interponían una demanda contra uno de los principales investigadores del expolio del Pazo de Meirás, el sadense Carlos Babío, junto a otra decena de personas y a la empresa de comunicación Mediaset. Basan su demanda por injurias y calumnias en la emisión, el pasado julio,de un reportaje en el programa En el punto de mira (Cuatro) sobre el patrimonio de los herederos del general golpista y “los negocios en los que invirtieron su fortuna”.
Carlos Babío, autor junto a Manuel Lourenzo de la investigación Meirás: un pazo, un caudillo, un expolio, ha recibido un escrito de demanda que fija como primer paso una conciliación con los nietos del dictador en Madrid el próximo 25 de marzo. No acudirá.
¿Qué le piden los Franco?
Lo que proponen es una conciliación, que yo llamaría extorsión. Yo no me voy a presentar en esa conciliación porque yo no tengo nada que conciliar con los Franco. Todo lo que he manifestado, he hecho y he dicho está contrastado en un trabajo de investigación de muchos años, donde se ha recurrido a infinidad de fuentes documentales y de memoria oral. Es muy evidente en esa investigación que la propiedad del Pazo de Meirás fue adquirida, ampliada e incluso mejorada con procesos corruptos iniciados en una guerra civil, sin ninguna garantía para los ciudadanos y en un contexto de terror y genocidio. Fue, además, completada durante muchos veranos en los que Franco utilizó el inmueble como residencia oficial de Jefe de Estado y allí se derivaron muchos fondos públicos. Desde el Estado a las administraciones locales, todo el entramado administrativo franquista enriqueció el bolsillo particular de los Franco.
Entonces, ¿no se presentará a la conciliación del próximo 25 de marzo?
Nada tengo que conciliar y de nada me tengo que retractar, al contrario. Invito a los Franco a que presenten la demanda civil y allí nos veremos y allí demostraremos que viven en la absoluta impunidad, utilizando herramientas del Estado español absolutamente injustas. No nos olvidemos de que sobre los crímenes cometidos por los familiares de estos señores pesa una Ley de Amnistía, lo que ya resulta vergonzoso. El Estado tiene una ley que hace olvidar los crímenes y abusos cometidos en un contexto de genocidio y persecución pero, por si fuera poco, la justicia española considera la etapa franquista como un período normal y democrático donde los procesos administrativos que emanaban de aquella dictadura tienen el mismo tratamiento que los de una democracia. Es el mundo al revés, algo inaudito, una injusticia.
Los que intentan recuperar la memoria acaban en un juzgado...
Las víctimas de aquel genocidio, de aquella dictadura, tienen que estar constantemente defendiéndose de esta gente, lo cual es una paradoja total. Si lo miramos desde un punto de vista democrático, estos comportamientos del Estado español no tienen cabida en un sistema de democracia normal.
Vistas sentencias como la de las esculturas del Pórtico de la Gloria, ¿diría que los Franco están crecidos?
Esto tiene que ver con la Transición española y con cómo se hizo aquello. La Ley de Amnistía perdonó u olvidó todos aquellos crímenes y abusos y la justicia y los altos cargos siguieron transitando sobre ese régimen. España se convirtió en una democracia formal pero en los altos cargos de la Administración prevalecen actitudes de consentimiento con una etapa dictatorial, condenada por la ONU, por la Eurocámara y por las democracias del mundo pero que en el Estado español recibe rango de normalidad democrática.
¿De normalidad?
No olvidemos que en el BOE, emanado por la decisión de la Casa Real Española, sigue figurando la etapa franquista como un período glorioso de la etapa de España. Es preciso romper con eso. Yo invito a que se juzgue esto pero con parámetros democráticos internacionales. La democracia española no ofrece ninguna garantía a las víctimas del genocidio ni a los derechos humanos.
¿Que pensó cuando leyó la noticia sobre la sentencia a favor de los Franco en el caso de las estatuas de Isaac y Abraham?
¿Cómo la justicia española, en primera instancia, puede tratar un período histórico, de 1936 a 1975, y todos los procesos administrativos que se daban en aquella época dictatorial como si fueran emanados en 2019? ¿Cómo puede ser posible? En el momento en el que consideras una dictadura un período normal y democrático, estás faltando al principio de justicia internacional. No se puede tomar esto a la ligera. El franquismo está juzgado en el mundo y es injusto que el Estado deje a la iniciativa particular la normalización democrática porque no hace absolutamente nada para normalizar democráticamente los problemas que tiene con su pasado. Y debe hacerlo ya porque, además, ciudadanos como yo tenemos que vernos ante la justicia por reclamar dignidad, justicia, memoria y verdad.
¿Es más que una denuncia contra usted?
Es una denuncia contra mí, pero también contra todo aquel que se atreva a cuestionar el régimen de Franco. No encuentro calificativos para calibrar lo que aquí pasa.
¿Cuál cree que es el objetivo final que tienen los Franco con todas estas denuncias?
Lo que buscan es que cualquier ciudadano que pretenda cuestionar, denunciar o reclamar memoria sobre el franquismo no lo haga. Amedrentarlos. Además, buscan también que no se ponga en tela de juicio ese régimen que, según ellos, tanta grandeza trajo a España. Ese es el relato, lo que indica que la democracia actual es la continuación del régimen fascista. Aquellos que pretendan cuestionar este relato tienen que acudir a los juzgados. Es el mundo al revés.