En julio de 2015, cuando el gobierno del PP en Ourense llevaba en marcha poco más de un mes, el gabinete encabezado por Jesús Vázquez, exconselleiro de Alberto Núñez Feijóo, tuvo que enfrentarse a su primera remodelación. Un ultimátum del presidente de la Diputación y líder del partido en la provincia, José Manuel Baltar, obligó a dimitir al primer teniente de la Alcaldía y portavoz del gobierno municipal, Francisco González, para poder seguir desempeñando su labor como alto funcionario de la propia Diputación. Aquel imprevisto convirtió definitivamente en pieza clave del único gobierno del PP en la Galicia urbana a José Araújo, concejal que este martes dimitió de todos sus cargos y anunció al mismo tiempo su marcha de las filas populares sin cerrar la puerta a otros partidos. Concretamente, a Ciudadanos.
Araújo, tercer teniente de Alcaldía y portavoz del gobierno, gestionó durante est emandato una macroárea con amplias competencias que iban desde las infraestructuras al medio rural pasando por medio ambiente, el servicio eléctrico o el transporte público. Era también una de las caras más reconocibles y consideradas del PP en la ciudad. Entre otros aspectos, por haber acumulado más de una década en la corporación, primero como responsable de Cultura (2003-2007) y después, en la oposición (2007-2011).
Esa dilatada experiencia y los pronósticos que daban por segura su presencia destacada en la candidatura de Jesús Vázquez para las próximas municipales de mayo han planeado sobre las razones que Araújo ha esgrimido para explicar su dimisión tras comunicársela a Vázquez y a Baltar. Llevaba mucho tiempo “meditando” la decisión, dice, e incluso valoró quedarse como concejal no adscrito, pero “no puedo ser rehén de mi partido ni mi partido, rehén mío”.
Cree que ni el gobierno del que fue parte ni la corporación en su conjunto “cumplen las expectativas” de una ciudad que “no avanza”. “Llevo mucho tiempo reflexionando y no me veo en una futura corporación al mismo ritmo que la actual”, afirma, con ejemplos concretos como la ausencia de nuevos Presupuestos desde 2014 o de Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), anulado judicialmente en 2008.
Araújo se marcha entre mensajes claramente dirigidos a sus hasta ahora compañeros. También al resto de grupos de la convulsa corporación, marcada desde 2015 por la fragmentación tras el descenso de los partidos tradicionales de la ciudad -El PP pasó de 11 a 10 ediles, el PSOE de 11 a 6 y el BNG, de 2 a ninguno- mientras la formación local Democracia Ourensana se disparaba -de 2 a 8- y Ourense en Común, la 'marea' local, se quedaba en solo 3. “Esta ciudad no se va a poder gobernar a base de selfies”, dijo Araújo en referencia implícita al alcalde “ni a base de insultos”, afirmó en un comentario interpretado como alusión a Gonzalo Pérez Jácome, líder de Democracia Ourensana.
¿Y ahora, qué? Araújo dice que se dispone a “reflexionar” sobre su “futuro político”. Tras 27 años de militancia en el PP dice tener claro que “desde dentro” ya no es posible “hacer nada” y no oculta que ya le han llegado “propuestas de otras formaciones políticas” que tienen “intención de acudir a las municipales”. Una de ellas, admite, ha sido Ciudadanos. Él, afirma, intuye que tras el “experimento” de este mandato los vecinos de Ourense van a optar por “una fórmula diferente” en un contexto en el que, en las elecciones municipales, el electorado vota “más por afinidad a las personas que por ideología”.
Tras conocer la dimisión, el alcalde de Ourense y candidato por el PP a la reelección ha dicho estar “sorprendido” porque “no había nada que llevara a pensar esto”. A apenas cuatro días de la presentación de las candidaturas municipales del PP gallego, Vázquez admite que Araújo es “una persona muy afín a mí”, con la que ha trabajado hasta ahora “mano a mano”. Baltar, por su parte, dice “respetar” la decisión y “valora su trabajo político”. Los grupos de la oposición ourensana han interpretado la dimisión como una muestra de las tensiones internas del PP local y del agotamiento de su gobierno, que Feijóo ha venido presentando durante los últimos cuatro años como modelo de “estabilidad”.