Argelia cerró, al terminar el pasado mes de octubre, una de las dos tuberías por las que el gas natural que se extrae en el país era conducido a España. Las miradas en el sector se volvieron entonces hacia el transporte marítimo. Acababa de cerrar un gasoducto que suministraba más del 20% del consumo anual español de esta materia prima y las descargas previstas por barco para noviembre en el sistema español se incrementaron. Esta vía no es la única solución para compensar las importaciones y está en marcha una ampliación del otro gasoducto que une ambos países a través del Mediterráneo, el de Medgaz.
El transporte por mar supone primero pasar el gas a estado líquido, cargarlo en buques específicos destinados únicamente a este fin y devolverlo después a estado gaseoso en destino. En España hay seis instalaciones que realizan esta última tarea: Mugardos (A Coruña), Bilbao, Barcelona, Sagunto (Valencia), Cartagena y Huelva.
La de Mugardos se encuentra en el interior de la ría de Ferrol, accesible a través de un canal estrecho y en el que la bajamar puede limitar la circulación de grandes buques. La planta regasificadora es propiedad de Reganosa -una empresa participada por la japonesa Sojitz Corporation, que tiene el 15%, y Reganosa Holdco, que posee el 85% restante y está, a su vez, controlada por el Grupo Tojeiro (Gadisa) y la Xunta de Galicia-. Las instalaciones empezaron a funcionar en 2007. Las características del canal de entrada, la naturaleza inflamable de la carga que portan los barcos y el hecho de que la regasificadora se encuentre cerca de zonas pobladas desencadenó protestas ciudadanas desde que se conoció el proyecto, cuando Manuel Fraga era quien ocupaba la Presidencia de la Xunta.
El coordinador del Comité Cidadán de Emerxencia para a ría de Ferrol, Manuel Ángel Rodríguez Carballeira, plantea la preocupación por la previsión de que, con el cierre del gasoducto desde Argelia, entren más gaseros porque eso significa “más situaciones de riesgo”. Asegura que el calado que hay en el canal de la ría con la bajamar puede llegar a imposibilitar que un buque con una emergencia salga. De hecho, añade, la regasificadora estaba prevista para el puerto exterior, en la boca de la ría. “Llevamos más de 20 años de pelea contra una instalación peligrosa y no vamos a parar”, señala Rodríguez Carballeira, que compara el caso con el de la polémica fábrica de celulosa que Ence tiene en la ría de Pontevedra. También apunta a un posible efecto sobre la factura que tengan que pagar los consumidores: el suministro de gas natural licuado es más caro que el de gas natural.
En los precios influye no solo lo que hay que pagar por la materia prima en cada momento y por los procesos de licuefacción y regasificación, sino también la contratación de los buques gaseros, que es cara y que está limitada por el número de barcos disponibles. Según Reganosa, 150.000 metros cúbicos -las embarcaciones más frecuentes en la actualidad llevan entre 170.000 y 190.000 metros cúbicos- equivalen al consumo eléctrico de 250.000 hogares durante un año. En números aproximados, cada buque que descarga puede cubrir las necesidades de una ciudad del tamaño de Vigo, con unos 290.000 habitantes. Así es cómo funciona este sistema:
Licuefacción. En los lugares de origen -en el caso de España, según los datos de Enagás para 2020, los principales emisores fueron Estados Unidos, Nigeria, Rusia, Qatar y Trinidad y Tobago-, el gas natural extraído se somete a un proceso para retirar impurezas y se transforma en un líquido. Para ello se enfría hasta -160 grados centígrados. De esta forma es estable a presión atmosférica. En este proceso, pasa a ocupar 600 veces menos.
Transporte. Una vez convertido en líquido, queda almacenado en tanques que lo mantienen a bajas temperaturas hasta que se carga en buques especiales. Son fundamentalmente de dos tipos: de membrana, que tienen un compartimento integrado en su estructura para contener el GNL, y de esferas, llamados de manera más informal “de bolas”. Estos últimos son los más reconocibles por las estructuras semiesféricas que se ven en cubierta.
En la actualidad hay 610 buques gaseros. Suelen tener una capacidad en torno a los 140.000 metros cúbicos, aunque en la actualidad son frecuentes los que llegan hasta 190.000, según el responsable de desarrollo de negocio de Reganosa, Jesús Losada. Con este tamaño pueden atravesar el canal de Panamá. Los hay más grandes. Los Q-Flex y Q-Max de Qatar superan los 200.000 e incluso los 250.000 metros cúbicos.
En el sistema que mueve los barcos de unas partes del mundo a otras intervienen varios actores. Entre el vendedor del gas y el comprador están las plantas de transformación y las empresas propietarias de los buques, que los alquilan por un precio que ronda los 150.000 dólares al día (131.000 euros) pero que puede llegar a 200.000 dólares (175.000 euros). Para la empresa que ha comprado la carga de un barco que procede de Estados Unidos no tiene el mismo coste descargar en Mugardos -el punto más cercano en España- que en Barcelona, puesto que rodear la Península puede suponer dos o tres días días más de trayecto, entre ida y vuelta, señala Losada.
Regasificación. Si el destino es Reganosa, el buque debe entrar en la ría de Ferrol avanzando hacia el noreste. Las instalaciones están al final de un canal de cuatro kilómetros, en la orilla sur de la ría, dentro del municipio de Mugardos. Para la maniobra de entrada y acercamiento intervienen los remolcadores del Puerto de Ferrol. En torno a unas 20 personas, entre prácticos y pilotos de las embarcaciones trabajan en estas tareas. Una vez que el buque está en Reganosa, sin embargo, solo hacen falta tres trabajadores para hacer la descarga: un operario que se encarga de enganchar los brazos por los que debe pasar el gas natural licuado, otro que le ayuda y uno más en el panel de control. Todo el proceso está automatizado, explica Losada. Durante las en torno a 16 horas que tardan en vaciar los tanques de un buque de 140.000 metros cúbicos, la tarea principal es la supervisión.
El contenido que transporta el barco pasa a las instalaciones de Reganosa a través de tres brazos. El cuarto es para equilibrar las presiones: a medida que el líquido baja dentro del buque y sube en los tanques en tierra, el gas que estaba en esos tanques vacíos va ocupando el espacio liberado a bordo. La planta tiene dos tanques de 150.000 metros cúbicos cada uno, construidos con varias capas para mantener las bajas temperaturas en el interior. A capacidad completa, su contenido es suficiente para abastecer a toda la zona noroeste durante dos semanas en época de demanda alta y durante seis, si es baja.
Cuando hay demanda, el líquido se pasa de los tanques a unas bombas en las que se le sube la presión. Posteriormente pasa de nuevo a ser un gas en dos tipos de regasificadores. Uno es similar a un radiador. Por dentro va el GNL y por fuera, desde arriba, se hace correr agua que se toma del mar y que provoca que suba la temperatura del interior. La otra alternativa es descrita por Losada como poner el GLN al “baño maría”. Es una piscina de hormigón con agua y en la que hay un serpentín.
Distribución. El gas obtenido se distribuye a través de gasoductos. De esta forma llega directamente a las centrales de ciclo combinado de As Pontes y Sabón y a la refinería de A Coruña. Hay dos conexiones a la red general, una en Abegondo y otra en Guitiriz y de ahí llega al resto de España. También se cargan camiones con gas natural licuado para llevarlo a puntos a los que no llegan los gasoductos.
El cierre de gasoducto desde Argelia hizo que las previsiones de descargas de buques metaneros se duplicasen para noviembre en las plantas españolas. En el caso de Reganosa, el impacto no se ha notado tanto. Ha ido aumentando en los últimos años el número de buques metaneros descargados y este año prevé su máximo: llevaba 20 hasta octubre y prevé otros cinco antes de que acabe el año. Pero la empresa lo atribuye al uso creciente del gas natural en detrimento de otros combustibles fósiles y al tanque único que se ha implantado en el sistema español -un sistema virtual que gestiona el almacenamiento de las seis plantas como si fuese el de una sola-. Responsables de la planta de Mugardos indican que, en este contexto, su ubicación es buena para recibir embarcaciones procedentes de Estados Unidos y Rusia.