Alberto Núñez Feijóo llegó en 2009 a la Presidencia de la Xunta en un momento económico marcado por los primeros compases de la crisis financiera mundial que se había desatado unos meses antes. Una de sus estrategias fue la de presentarse como un buen gestor. En su discurso tras ser elegido presidente del PP el pasado 2 de abril en Sevilla, en un contexto en el que la pandemia y la guerra en Ucrania amenazan el crecimiento, echó mano de la máxima que su partido repite con insistencia sobre su papel en las crisis y, más concretamente, en las económicas: “España nos está esperando; siempre nos invita a gobernar en los momentos de dificultad”. A punto de presentar la dimisión al frente del Gobierno autonómico -cargo en el que tomó posesión por primera vez hace 13 años-, no todos los datos económicos gallegos avalan, sin embargo, la imagen de eficiencia que ha querido proyectar.
Retroceso en la convergencia con la UE
El último año antes de la llegada de Feijóo a la Xunta se cerró en Galicia con un crecimiento del 1,1% del producto interior bruto (PIB). Era 2008 y la crisis financiera todavía no había dejado notar todo su impacto. Con el dirigente del PP ya en el Gobierno, en 2009 la economía cayó un 4,1% y se mantuvo en cifras negativas hasta 2014 -con la salvedad del medio punto de avance registrado en 2010-. Desde entonces y hasta la pandemia, las cifras se mantuvieron en terreno positivo, pero no lo suficiente como para terminar de cerrar la brecha con respecto al PIB per cápita medio de España ni para recuperar el terreno perdido en la convergencia con la Unión Europea.
El PIB por habitante de Galicia era el 88,2% de la media española en el primer año de Gobierno de Feijóo. El último dato disponible, el de 2020, muestra un avance, hasta el 92,4%. Con estos datos, la Xunta ha retrasado hasta 2030 el objetivo de igualar el nivel estatal, incluido en su plan estratégico. Más lejos queda la meta de equipararse con la media de la Unión Europea. Cuando el ahora presidente del PP alcanzó la Presidencia de la Xunta el nivel autonómico era del 89% de la UE. Desde ese momento inició una senda descendente y llegó a su peor dato en 2013 y 2014, con el 80%. Aunque las cifras mejoraron los años siguientes entre dos y tres puntos, la pandemia provocó que la brecha volviese a ensancharse. Según Eurostat, en 2020 la renta media gallega era el 78% de la europea.
100.000 empleos destruidos
El año 2008 cerró con una tasa de desempleo del 9,6% en Galicia y con casi 1.200.000 personas ocupadas. En los 13 ejercicios de Feijóo al frente de la Xunta se destruyeron unos 100.000 empleos. El último dato disponible, el de la encuesta de población activa (EPA) del cierre de 2021, muestra que hay 1.091.000 personas ocupadas en la comunidad. La tasa de paro es del 11%, casi un punto y medio porcentual más.
Dentro del ámbito laboral, los salarios gallegos están entre los que más han crecido proporcionalmente desde 2008, pero continúan lejos de la media española. En concreto, los separan 2.219 euros anuales, que es la diferencia entre el promedio de 24.396 euros que cobraba de media un trabajador en España en 2019 y los 22.177 de Galicia. La cifra autonómica es, además, ligeramente más baja que la del año anterior.
El triple de deuda pública y el IPC disparado
El crecimiento de la deuda pública fue generalizado entre las administraciones españolas desde 2008. En el caso gallego, Alberto Núñez Feijóo llegó a la Xunta con un endeudamiento del 6,8% del PIB y va a dejar su cargo con un nivel del 18,5%, según el Banco de España. En términos absolutos, pasó de 3.954 millones de euros a 11.715. La segunda cifra multiplica por tres a la primera. La contención de la deuda ha sido uno de los mantras con los que el todavía presidente gallego presumió desde su primer mandato y ha llegado a afirmar que Galicia era la comunidad que menos se había endeudado en los últimos años, pese a que no es cierto. Hay cuatro territorios en los que el dinero prestado representa actualmente un porcentaje menor del PIB: Euskadi, Navarra, Canarias y Madrid.
La escalada de los precios en los últimos meses ha sido utilizada también por Feijóo para cargar contra el Gobierno central. El IPC, ha repetido, es “el gran impuesto que pagan las rentas medias y bajas”. Sin embargo, los datos desagregados para Galicia no dejan una fotografía favorecedora. El índice lleva desde febrero de 2021 situándose cada mes por encima de la cifra del conjunto del Estado. El dato más reciente, el de marzo, deja un registro que no se veía desde 1984: el 10,5% en Galicia y el 9,8% en España.
Pobreza en aumento
La tasa de riesgo de pobreza o exclusión social era del 25,1% en Galicia en 2008. Feijóo dejará la presidencia de la Xunta con una cifra superior. El último dato disponible es el de 2020, que sitúa el porcentaje en el 25,7%. El año de la pandemia provocó un aumento en el riesgo de pobreza en toda España, pero Galicia ya venía encadenando subidas desde 2017.
En 2008 casi 21 de cada 100 gallegos se encontraban por debajo del umbral de la pobreza -medido como una renta de menos de 9.626 euros por año para un hogar de una persona y 20.215 para uno de dos adultos y dos menores-. El dato más reciente refleja un incremento: al término de 2020 eran el 22,1%. Es decir, casi 600.000 personas. El porcentaje gallego se situó en el año de la pandemia por encima de la media estatal por primera vez desde 2009.
En cuanto a los habitantes que estaban en situación de pobreza severa, en 2020 eran el 9,4% de los gallegos -disponían de menos de 535 euros al mes en un hogar de una persona o de 1.123 euros al mes en uno de dos adultos y dos menores-. El porcentaje es muy superior al de 2008, cuando era del 6%, pero también se sitúa por encima de los indicadores de los peores años de crisis: en 2012 era del 7,3%.