Un año después de su elección como secretario general, Gonzalo Caballero acaba de ser proclamado candidato del PSdeG a la presidencia de la Xunta en las elecciones que, previsiblemente, se celebrarán en 2020. El líder de los socialistas gallegos se muestra convencido de que el cambio en el Gobierno de España a través de la moción de censura que desbancó a Rajoy fue la palanca definitiva para el comienzo del fin de la hegemonía del PP en la Xunta. A las puertas de un nuevo e intenso ciclo electoral Caballero mantiene que el PSdeG tiene “definida y planificada” una “estrategia para conseguir el cambio político” en Galicia. “Iremos dando los pasos y anunciándolos, siempre marcando nosotros la agenda, nadie desde fuera”, asegura. [Entrevista realizada originalmente en gallego]
Tras dos años de legislatura, ¿Galicia está mejor o peor?
Los dos años de legislatura con Feijóo han sido dos años perdidos. Feijóo no ha sido capaz de marcar una agenda política que impulsase el bienestar de la ciudadanía gallega. El balance de Feijóo es profundamente negativo desde 2009; deja una Galicia con menos población ocupada, más envejecida, con la actividad económica tocada y recortes sociales. Y en estos dos años ha estado más preocupado por los problemas del PP a nivel de Estado y su propia carrera personal que por intentar cambiar la senda que él marcó desde 2009.
El presidente de la Xunta hace mucho hincapié en la comparación de su gestión con la del gobierno bipartito que terminó hace casi diez años. ¿A qué lo atribuye?
Feijóo aprovechó que la izquierda se quedó descolocada al perder el gobierno presidido por Emilio Pérez Touriño para construir un relato de estabilidad y gran gestión que no se corresponde con la realidad. Es un rey desnudo que a través de una estrategia de marketing y de la promoción en medios de comunicación ha podido mantenerse capeando distintas elecciones, cuando en realidad los gallegos y gallegas saben que el país ha ido a peor y hay menos expectativas de futuro. Tenemos que poner la Galicia real por delante del marketing de Feijóo para mostrar que ni es un buen político ni ha sido un buen gestor. En la medida en que seamos capaces de trasladar a la ciudadanía que la resignación no es la única vía posible y para ganar el futuro es necesario dar un paso adelante por nuestros hijos y por los nietos de nuestros mayores, estaremos en condiciones de construir la mayoría social que ponga fin a la etapa de retrocesos del PP y de Feijóo en Galicia.
Usted lleva un año como secretario general del PSdeG, ahora también como candidato a la presidencia de la Xunta. ¿Qué diría que ha cambiado en su partido en este año?
Hace un año del último Congreso Nacional del PSdeG y el partido hoy está en muchas mejores condiciones. La militancia ha recuperado impulso e ilusión, nuestros cuadros políticos son conscientes de que hay una oportunidad de futuro para el cambio en Galicia y estamos iniciando la construcción de un proyecto político en clave de país para llegar a las próximas elecciones autonómicas con una alternativa fuerte. El PSdeG está volviendo a ocupar el papel de alternativa posible; tenemos los deberes orgánicos hechos, una dirección política renovada y una candidatura a la presidencia de la Xunta ya definida.
Ha llamado la atención esa celeridad en la elección de la candidatura. ¿Por qué lo consideraron necesario?
Ha terminado el tiempo en el que la agenda política nos la marcaban desde fuera. El PSdeG tiene que marcar los tiempos. Tenemos nuestra propia estrategia de recuperación electoral y de cambio político en Galicia: en el primer año la dirección tenía que recuperar el pulso político del partido y su presencia en la calle, también la capacidad de encontrar empatía con una mayoría de la sociedad gallega. Y a mayores, perfilar con claridad la candidatura a la presidencia de la Xunta. Y, a partir de ahora, dedicarnos a construir el proyecto para el país y a constituir esa mayoría social en torno al PSdeG en la que toda la izquierda gallega pueda tener un espacio común para incorporarse o para, desde otros lugares, dialogar y colaborar.
Hay una pregunta que se le hace muy recurrentemente... ¿Cuándo va a entrar en el Parlamento?
Parte del guión que algunos creían establecido era que el secretario general entraría muy rápidamente en el Parlamento. Eso es parte de lo que hemos cambiado. Hemos considerado lógico definir primero si el secretario general tenía que ser cabeza de candidatura y ha existido un amplio consenso para que así fuera. Una vez definido, tenemos que decidir cuál es el momento concreto en el que me corresponda asumir responsabilidades institucionales. La previsión es que lo haga próximamente, pero no hay una fecha cerrada.
En la década que el PP lleva gobernando ininterrumpidamente en Galicia, en el ámbito de la izquierda se ha escuchado en numerosas ocasiones que Feijóo, más allá de sus méritos, ganaba porque no había gran cosa frente a él. ¿Está de acuerdo?
El tiempo político ha cambiado sustancialmente. El tiempo de las mayorías absolutas se ha terminado en Galicia y Feijóo lo sabe. Ahora estamos trabajando para construir una mayoría de cambio en una situación política muy distinta. Y el PSdeG, en la medida en que afiance su proyecto para Galicia, será capaz de construir ese cambio de ciclo. Creo que estamos fortaleciendo esa posición y además, la llegada del Gobierno socialista en el Estado supone un nuevo aire para todos los socialistas. Si en las últimas legislaturas Feijóo se mostró cómo única posibilidad real de gobierno para Galicia, él ya sabe que esa solidez electoral no la tiene, sus cuadros políticos empiezan a ver que si en seis meses todo ha cambiado por desbancar a Rajoy del Gobierno de España, en Galicia todo va a cambiar y eso va a ser cuando haya elecciones autonómicas, se presente Feijóo o no.
Ustedes aseguran, desde la moción de censura, que a Galicia le va mejor con un Gobierno socialista en España. ¿En qué cree que lo nota la gente a pie de calle?
Los problemas que más preocupan a las gallegas y gallegos no son, a veces, los que más presentes están en los medios. Cuando un Gobierno sube las pensiones, cuando trabaja para establecer un salario mínimo de 900 euros, cuando permite que las personas que trabajan con dependientes de forma no profesional puedan volver a cotizar a la Seguridad Social... Son medidas que permiten a muchas familias gallegas tener más bienestar. Si a eso sumamos medidas para las becas en la educación pública o en la dependencia, para un país como Galicia con pensiones bajas y salarios bajos, esas son decisiones importantes. Creo que mucha gente en Galicia está políticamente satisfecha con el nuevo aire que el Gobierno ha dado a España, pero también con su compromiso social.
Junto a esas medidas y las que se puedan aplicar en caso de que los Presupuestos de 2019 salgan adelante, hay también una agenda más específica en clave gallega, como el traspasode la AP-9. Una vez levantado el veto para que pueda debatirse la ley de la transferencia, ¿es posible esperar que el PSOE la apoye?
En 150 días el Gobierno ha asumido las grandes preocupaciones gallegas en materia de infraestructuras, también con voluntad de estudiar diferentes posibilidades, algo que el PP no hizo mientras gobernó con la complicidad de Feijóo. El presidente de la Xunta quiere aparecer ahora como gran defensor de ciertas cuestiones cuando fue cómplice y responsable también de la subida de los peajes. Es bueno recordar también, siempre que hablamos de la AP-9, que corresponde a Aznar la responsabilidad de haber prorrogado la concesión hasta 2048. Por todo esto, el PP y Feijóo no tienen ninguna credibilidad a la hora de hablar de la AP-9. A partir de ahí, nosotros queremos trabajar con el Gobierno de España para evitar incrementos continuos del peaje, es lo que más nos preocupa, y si el traspaso puede ser una vía para conseguir una movilidad menos costosa, nos parecen relevante.
En las últimas semanas aluden a la vuelta de la “crispación” al debate político general en España. ¿Cree que puede llegar también a Galicia?
Creo que la agenda política gallega y las preocupaciones de la ciudadanía están marcados por temas específicos de Galicia. El tema catalán marca la opinión pública y publicada en los medios estatales, pero tenemos la impresión de que en Galicia no determina las tendencias de evolución del voto. El PP y Casado está en España en una estrategia de tensión y crispación fruto de que se encuentra en un escenario político que no preveía; al perder el Gobierno ha visto romperse el equilibrio político en el que se sustentaba su fuerza electoral y está luchando entre ser segunda o tercera fuerza. Usan esta estrategia para evitar la pérdida de votos hacia Ciudadanos y Vox, pero eso está haciendo que pierdan el centro. El centro-derecha está en una etapa de cambio solo comparable a la etapa en la que la UCD dio paso a AP al principio de los años 80 en la democracia española; en Galicia esa dinámica se traslada con distinta intensidad, pero si en España el PP llega a caer en el entorno de los 10 puntos, en Galicia cae de forma suficiente para tener claro que no va a haber mayorías absolutas.
¿No cree, entonces, que puede haber electorado socialista que considere que Pedro Sánchez está en manos del independentismo catalán, como dice el PP?
Creo que la ciudadanía percibe la complejidad del problema catalán y no se deja llevar por el alarmismo de la derecha y de algunos sectores mediáticos. Creo que Casado se equivoca en esa estrategia de confrontación, porque no consigue elaborar un proyecto y se centra en el regate corto. Esa tensión ya no le funcionó al PP cuando Zapatero llegó al Gobierno; el PP de la pancarta salía a la calle y la ciudadanía volvió a apoyar al Gobierno socialista. El tema catalán precisa el esfuerzo de todos para dar una respuesta dentro del Estado de Derecho, pero entendiendo que cualquier político precisa soluciones políticas.
¿Cree que sigue habiendo espacio para ese diálogo político, teniendo cuenta el camino judicial y las recientes acusaciones de la Fiscalía, paso previo a un juicio y a posibles condenas?
Hay que dar margen de acción a los actores protagonistas en Catalunya y en España en los asuntos referentes a la gobernanza del Estado. Me preocupa más centrar la agenda política en otros temas de los que a lo mejor se habla menos, pero que son muy importantes para la ciudadanía. Hay sectores muy ideologizados que pueden estar muy pendientes del tema catalán; los que quieran marcar la agenda política pensando en ellos estarán errados. Yo creo que el Partido Socialista está acertando garantizando el respeto al marco de la ley y buscando a la vez soluciones de diálogo y en Catalunya vemos como el bloque independentista empieza a tener tensiones. Todo esto muestra que hay que ser fino en la estrategia política para que puedan construirse mayorías de futuro que rompan las políticas de bloques en la Catalunya actual.