A punto de cumplirse diez años de la mayor catástrofe medioambiental de Galicia, el Prestige vuelve a las portadas. La celebración del juicio a partir del próximo martes 16 en A Coruña hace rememorar una catástrofe que dejó 60.000 toneladas de fuel frente a las costas del país y que cambió Galicia para siempre. La plataforma Nunca Máis se reactiva también para gritar “contra la impunidad” y reclamar que se depuren todas las responsabilidades, lleguen a donde lleguen.
¿Pero es posible que se dé otro Prestige en Galicia? La respuesta, para la plataforma y para sus abogados, es clara. “Sí puede volver a ocurrir”. Diez años después, Nunca Máis hace balance y repasa los avances conseguidos gracias a la presión social, pero también de los defectos, carencias y retrocesos que es preciso arreglar para evitar otra catástrofe, sobre todo en una costa que lleva aguantadas demasiadas. “Todo indica que se volverán a repetir errores similares a los producidos hace diez años; Gobierno español y Xunta no aprendieron la lección del Prestige”, dicen en el colectivo.
“La costa gallega es el lugar del planeta que sufrió más mareas negras en su historia. Ningún pueblo merece esta condena”, reza una de las sentencias que se incluyen en el informe elaborado por Nunca Máis (Balance y demandas después de la marea negra) y en la que se resume en datos y análisis lo que se hizo y que queda hacer para evitar que el chapapote vuelva a arruinar el país.
Lo que le queda claro a la plataforma -que estará presente en el juicio ejerciendo la acusación popular- es que el episodio vivido con el buque en noviembre de 2002 evidenció “la falta de previsión existente y el abandono y dejadez histórica del Gobierno central”, así como las actuaciones “irresponsables e incompetentes”, tanto del Ejecutivo de Madrid como de la Xunta de Galicia. También fue evidente que la enorme reacción social, aglutinada alrededor de Nunca Más, evitó que gestión fuera “aún más deficiente”.
“Ahora -recuerda el colectivo- es el momento idóneo para ver el grado de cumplimiento de las peticiones y reclamaciones de Nunca Máis, teniendo presente que son más de 13.000 los barcos con mercancías peligrosas que, año tras año, pasan frente las costas de Galicia”, dicen, tras reclamar que se atiendan las demandas necesarias para evitar otro Prestige.
Hubo avances, claro que los hubo, muchos de ellos provocados por la presión ciudadana, especialmente en las políticas de seguridad y salvamento. Así, se cuenta con el primer buque diseñado específicamente para el combate contra la contaminación marina, así como un remolcador de altura nuevo, otro buque de salvamento o medios aéreos dependientes del Estado. Del mismo modo, se amplió la cobertura radar del litoral y se alejó a 42 millas el DST-Fisterra. También se sustituyeron los obsoletos buques de la Xunta, además de la retirada progresiva de buques petroleros monocasco en el ámbito de la UE o el establecimiento de seguros con garantía financiera.
Pero las carencias y retrocesos son muchas más y más graves. “Existen defectos sustanciales aun no resueltos”, recuerda Nunca Máis, que recuerda que tampoco hay indicio de se resolver ya que “no están contempladas en el Plan Nacional de Salvamento Marítimo 2010-2018). Así, denuncian que las competencias ”siguen estando centralizadas en Madrid“, desde donde se controla el tráfico y la contaminación marina. Del mismo modo, Galicia sigue a la cabeza en alertas, mientras sigue a existir una evidente falta de control por satélite, lo que provoca, ”como media, cinco vertidos contaminantes de hidrocarburos en el litoral gallego“.
Falta de control sobre el pecio
Nunca Máis advierte también de la “descoordinación en el seguimiento del tránsito marítimo a través del sistema de identificación automática de buques”, lo que ha provocado recientes siniestros por colisión a la entrada del puerto de A Coruña, así como de la degradación en las condiciones de formación de las tripulaciones.
En cuanto al Plan Territorial de Contingencias por Contaminación Marina, Nunca Máis lo califica de “electoralista y propagandístico”, ya que “no contempla previsión ninguna de incremento de recursos, medios técnicos y personal y desprecia las recomendaciones europeas de situar al frente una autoridad independiente”.
Además, la plataforma recuerda que se eliminaron los ejercicios y simulacros bajo parámetros OMI para mejorar la actuación en el caso de catástrofes, se realiza un proceso de privatización de los medios de salvamento y se aplica un decreto que obliga al cobro por la participación de medios aéreos y navales de la Xunta en operativos de salvamento.
Por otra parte, el colectivo no olvida que sigue existiendo una falta de control evidente sobre el pecio del Prestige y recuerda que Repsol, en su último informe, asegura que aún quedan unas 1.100 toneladas de hidrocarburos en el pecio a unos 4.000 metros de profundidad. Del mismo modo, reclaman información respeto de los desechos del Prestige, que aún se mantienen en plantas especializadas de Galicia.
En cuanto a las afecciones sobre la salud, Nunca Máis recuerda que en 2010 un estudio de la American College of Physicians revelaba que entre los voluntarios participantes en la recogida de chapapote se produjo “un incremento en la tasa de daño genético reciente en las células sanguíneas de todos los individuos expuestos, irritación de mucosas, daños a nivel respiratorio, efectos neuronales o incluso un mayor riesgo de padecer cáncer”.
Sobre los sectores productivos, los daños, tal y como dice el colectivo, fueron y son evidentes. “Aún hay bancos marisqueros no recuperados, como en Fisterra o en el Pindo”, así como “una importante merma productiva e incluso de facturación en las diferentes lonjas gallegas” en estos últimos diez años. Los efectos ambientales fueron duros, a pesar de que “no existe aún a día de hoy ninguna evaluación sobre los efectos ambientales a largo plazo, ni se conoce el grado de recuperación de los espacios sensibles”.
Ante este panorama, Nunca Máis asegura que “persiste el riesgo de incidente o accidente marítimo sobre nuestras costas” algo que, aclaran, “se verá probablemente incrementado con la atracción del tránsito de buques petroleros que conllevará la activación del puerto exterior de A Coruña, después del acuerdo firmado con la petrolera mexicana Pemex”.
“Galicia sigue padeciendo importantes carencias en materia de seguridad marítima”, concluye el informe, que añade que “no es cierto que nuestro país esté preparado para enfrentar una catástrofe semejante”. “Todo indica que se volverán a repetir errores similares a los producidos hace diez años; Gobierno español y Xunta no aprendieron la lección del Prestige”, termina.