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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Gonzalo Caballero lleva al congreso del PSdeG un informe triunfalista sin alusión a su derrota en las autonómicas

Gonzalo Caballero está a punto de poner fin a su etapa en el PSOE gallego sin asomo de autocrítica a su trabajo al frente de la formación. El dirigente socialista, que a finales de octubre perdió las elecciones primarias frente a Valentín González Formoso, llega al congreso del PSdeG con un informe de gestión bajo el brazo en donde solo hay buenas palabras sobre su manejo al frente de la formación. Caballero relata en ese documento su agenda de cuatro años en la que se limita a enumerar todos los lugares en los que ha estado y el nombre de las personas que ha visto. Asistir desde la tribuna de público al debate de la moción de censura que elevó a Pedro Sánchez a la presidencia es uno de esos episodios que el socialista gallego incluye como ejemplo de su gestión. Ir al funeral de Alfredo Pérez Rubalcaba es otro.

A lo largo de 45 páginas Caballero no aporta una sola reflexión que aclare las causas que sitúan al PSOE en el último lugar en relevancia en un parlamento como el gallego en el que ahora solo hay tres marcas políticas. Es más, el documento redunda en la teoría del éxito que el político pontevedrés lleva meses intentando instalar: contar que sus niveles de voto se incrementaron del 17,88% de 2016 al 19,39% de 2020 y olvidar que en ese camino las mareas de diluyeron hasta la desaparición y que solo el BNG supo encontrar beneficio electoral en esa recolocación de la izquierda política gallega.

Sobre esas elecciones que le dieron a Alberto Núñez Feijóo su última mayoría absoluta, el documento del PSOE dice lo siguiente: “El PSdeG pasó del 17,88% al 19,39% de los votos en las elecciones autonómicas de 2020, siguiendo como tercera fuerza política en el Parlamento de Galicia con 14 diputados. Ni una palabra más.

El documento, a cuyo contenido ha tenido acceso elDiario.es, se limita a enumerar los lugares y las personas con las que Caballero se ha reunido en estos últimos cuatro años. Encuentros con alcaldes, participación en manifestaciones, reuniones por videoconferencia, asistencia a funerales, ofrendas florales, desayunos o visitas a Fitur comparten espacio sin criterio de importancia en una lista en la que el líder saliente enumera las 800 comparecencias ante la prensa que ha protagonizado en estos últimos cuatro años. No hay en el texto ni una reflexión sobre el ciclo de cambio político que acompañó el mandato de Caballero en el PSdeG. En esos años se produjo la desintegración del espacio político de las mareas en Galicia y el PSOE no supo atraer a esos votantes de izquierda que se encontraban en pleno proceso de mudanza electoral. Los delegados tendrán que votar ese resumen con el que que Caballero presenta su gestión ante sus compañeros.

Preparando un discurso

Gonzalo Caballero tendrá su cuota de protagonismo en el congreso en el que los socialistas gallegos dan por cerrada su etapa. La defensa de su informe de gestión es la excusa perfecta para que el líder saliente pueda tomar el micrófono durante una reunión a la que llega enfrentado a cara de perro con el sector del partido que le ha vencido en las elecciones primarias. Fuentes de la organización del congreso, cuyo control ha sido impuesto por Ferraz, se muestran convencidos de que el exdirigente usará su tiempo en el atril para continuar con su labor de desgaste y crítica hacia Valentín González Formoso, nuevo líder de la formación política.

A menos de 24 horas del inicio del congreso del PSdeG, Gonzalo Caballero mantiene abierta la posibilidad de presentar listas alternativas para la configuración de estructuras del partido como la comisión de listas o el comité nacional (máximo órgano entre congresos). Mientras mide sus fuerzas en encuentros con delegados de varias provincias, Caballero pide integración a Valentín González Formoso. En el entorno del nuevo líder del socialismo gallego no se fían y aseguran que Caballero ha torpedeado su propia integración. Incluso, algunos dirigentes especulan con la idea de que Ferraz acabará por expedientar al anterior secretario general si su dinámica le mantiene en la crítica constante a las decisiones adoptadas internamente.