Hildegart, cien años después
El 9 de diciembre de 1914 nacía en Madrid Hildegart Rodríguez Carballeira. Su madre, Aurora, ferrolana, se había trasladado poco antes a la capital del Estado para que Hildegart desarrollara allí todos los planes que para ella tenía en mente. Niña prodigio (a los 18 años se había licenciado ya en Derecho y había comenzado los estudios de Medicina y Filosofia y Letras), líder izquierdista (militante del PSOE con mucho predicamento entre la juventud hasta su expulsión en 1932), activista del feminismo y de la educación y la liberación sexual, fue asesinada por su madre con 19 años de edad. El Ateneo Ferrolán conmemorará en diciembre el centenario de su nacimiento con un Congreso y actos de homenaje.
Los actos quieren recordar su figura desde distintos ámbitos: “al tiempo que intentar encuadrar su pensamiento en el campo de la sexualidad y de la crítica de izquierdas a la II República, el Congreso quiere recuperar también la memoria de las mujeres y de los colectivos femeninos de su generación”, destaca el Ateneo. El Congreso se celebrará en Ferrol en los días 6 a 8 de diciembre. En paralelo, en los días de la celebración del Congreso, se organizarán dos exposiciones (una biográfica y la otra bibliográfica) y se realizarán asimismo actividades culturales relacionadas con la figura de Hildegart, para concluir con un acto de homenaje a la pensadora y activista social.
Sobre su persona se han hecho películas, novelas, obras de teatro y numerosos libros y trabajos de investigación. Sin embargo, en muchos de ellos tiende a hacerse más hincapié en su trágico final, en la relación con su madre o en el diseño vital que esta había elaborado para su hija que en la propia figura, obra y pensamiento de Hildegart. “Como consecuencia”, se señala desde el Ateneo, “su trayectoria vital y su pensamiento en el campo de la reforma sexual o de la crítica política, quedaron en parte ocultos”. Cien años después de su nacimiento, añaden, “intentamos recordar a la Hildegart sexóloga, periodista, activista política o feminista, con la celebración de una serie de actos de homenaje y un congreso de investigación que ponga en valor su figura histórica y su pensamiento, todo lo lejos que sea posible del sensacionalismo y de la superficialidad”. Concluyen que “a pesar de fijar el objetivo en una única persona, el Congreso quiere contribuir de manera general a la recuperación de la historia del pensamiento femenino y de los movimientos de la liberación de la mujer en el siglo XX”.
Mucho más que el 'proyecto' de otra persona
Como destaca la historiadora Rosa Cal, Hildegart “fue la obra real de las ideas preconcebidas de su madre, Aurora Rodríguez Carballeira”. Pero fue mucho más que eso. En sólo 19 años de vida, además de conseguir una brillante formación, desarrolló una intensa actividad política, en la izquierda y en el feminismo, e inició la publicación de un importante pensamiento teórico, sobre todo en el campo de la educación y la libertad sexual.
A los 22 meses ya leía, y con tres años tocaba el piano a cuatro manos e hizo su primer escrito: una carta para su padre. Hildegart nunca conoció a su padre, que fue simplemente una figura biológica escogida por su madre para poder quedarse embarazada. Con 14 años terminó sus estudios secundarios, dominando francés, inglés, alemán, portugués e italiano. Como destaca Rosa Cal, “la actividad era febril, no paraba y si no pudo disfrutar de la infancia también iba camino de perder la juventud. La programación implacable de la madre impedía cualquier tiempo de dolce fare niente o de divertirse con los chavales o chavalas de su edad. Lo suyo leer y leer, preparar mítines, escribir artículos y libros”.
Con 15 años Aurora afilia a Hildegart a la UGT y al PSOE, y poco después la aún adolescente comienza a publicar con frecuencia artículos en El Socialista, Heraldo de Madrid y La Libertad. Comenzó a mostrarse muy crítica con el propio Partido Socialista: “el problema estaba en que siempre le parecían pocos los cambios, pedía más y más, que se cumplieran las promesas electorales y que no girasen los responsables ni se dejaran llevar por el socialenchufismo”, destaca Rosa Cal. En 1932 fue expulsada del PSOE y se afilió al Partido Federal Republicano.
Pero su actividad más destacada la desarrolló en el ámbito del feminismo y de la educación y libertad sexual. En 1932 se crea la Liga Española por la Reforma Sexual, presidida por el doctor Gregorio Marañón, y Hildegart es escogida secretaria. La Liga por la Reforma Sexual pedía “iguales privilegios y deberes para hombres y mujeres en cuanto a su vida sexual”, la “liberación de las relaciones maritales de la dominación de la iglesia” o “la comprensión científica de las variaciones en la constitución sexual (intersexualidad) y una correspondiente actitud racional, por ejemplo, hacia hombres y mujeres homosexuales”.
Hildegart defendió el divorcio, la anticoncepción y la liberación femenina de toda clase de tabúes y prohibiciones sexuales y consideraba que este conflicto superaba en importancia a todas las revoluciones que había conocido la humanidad. Publicó múltiplos textos, entre ellos el manual La rebeldía sexual de la juventud, que vendió 8.000 ejemplares solo en Madrid en la semana de su publicación. De igual manera, en ¿Se equivocó Marx? realizó una lectura feminista y más próxima al anarquismo de la obra del alemán, y muy crítica con su partido. Mantuvo una extensa correspondencia con personalidades europeas de la época, entre ellos con H. G. Wells, o Havelock Ellis, de quien era traductora.
El deterioro de la relación entre Hildegart y Aurora era profundo, principalmente por el avance de la paranoia de la madre, cada vez más incapaz de controlar la vida de su hija. Hildegart intentó varias veces separarse de ella, a lo que la madre respondía con amenazas de suicidio. Cuando vio que su hija se apartaba de su proyecto y de ella, decidió destruirla. Cuando Hildegart dormía, le disparó tres tiros en cabeza y uno en el corazón.