Caos incendiario. Once años después de la peor ola de fuego en la práctica totalidad de Galicia asiste desde este domingo con horror a una nueva crisis de incendios sin apenas ser capaz de saber cuánto y dónde arde y, sobre todo, por qué.
Tras cinco días de fuego en aumento con especial impacto en el interior de Ourense y Lugo, la llegada de los restos del huracán Ophelia incrementó las temperaturas y la velocidad del viento y crearon un escenario ideal para la tragedia, con hasta 132 incendios que tienen su cara más dramática en la muerte de cuatro personas, dos mujeres en Nigrán (Pontevedra), un hombre en Carballeda de Avia (Ourense) y otro, también de avanzada edad, en Vigo.
En un escenario de incógnita prácticamente absoluta sobre la superficie quemada, de la que no existen datos oficiales desde media tarde del domingo -cuando la superficie ardida en octubre rondaba las 5.000 hectáreas-, hacia las 11 de la mañana de este lunes la Xunta informaba de un total de 105 incendios, de los cuales 67 permanecían sin control.
En 19 focos la cercanía del fuego a áreas habitadas mantiene activa la situación de alerta. Según la última información disponible se trata de Cervantes, Friol, Monforte, Pantón, Parada de Sil, San Cristovo de Cea, Baños de Molgas, Chandrexa de Queixa, Paderne de Allariz, Lobios, Ponteareas, Salvaterra del Miño, Gondomar, As Neves, Baiona, Nigrán, Silleda y, desde este mediodía, A Gudiña y Boborás.
Esa cercanía a los núcleos de polación de las localidades afectadas está en el origen e los tres fallecimientos ya confirmados. Las dos fallecidas en Nigrán perdieron la vida en el entorno de Chandebrito al ser cercadas por las llamas en la furgoneta en la que viajaban. Fueron halladas por el concejal de Vías y Obras de la localidad, Rubén Rial, miembro del Grupo de Emergencias de O Val Miñor, tal y como confirmó a Praza.gal el alcalde de la villa, Juan González. En la mañana de este lunes se ha confirmado la identidad de las fallecidas, Maximina y Angelina, octogenarias. Fuentes de la investigación apuntan a Praza.gal que en el vehículo viajaba una tercera persona de menor edad, la conductora, que fue capaz de escapar.
El tercer fallecimiento, conocido de madrugada, tuvo como escenario el ayuntamiento ourensano de Carballeda de Avia, donde las primeras hipótesis apuntan a que el hombre fallecido, de avanzada edad, intentaba atajar con sus propios medios el fuego que amenazaba su casa. “Probablemente”, dice Medio Rural, intentaba liberar a sus animales para evitar que murieran abrasados.
La cuarta muerte no ha trascendido hasta esta mañana. Se trata de un septuagenario fallecido al caer de un muro mientras intentaba sofocar las llamas con sus propios medios en la parroquia viguesa de San Andrés de Comesaña, según confirman fuentes sanitarias a Europa Press.
La llegada de las ligeras lluvias a la zona oeste de Galicia ayudó durante la noche a paliar un poco una situación en la que el Gobierno gallego pone el foco en el orden público, la “elevada actividad incendiaria, con clara intencionalidad y virulencia”, y desde el Ejecutivo y el PPdeG se insiste en no hablar de que Galicia “arde”, sino que es “quemada” por “terroristas”. Definiciones aparte, lo cierto es que esta ola de fuego ha traído ya consigo escenas prácticamente inéditas, como el fuego cercando barrios estrictamente urbanos en la ciudad de Vigo, además de repetir escenas vividas en la gran ola de 2006, como vías de comunicación cortadas entre escenas de pánico, caso de la Autovía de las Rías Baixas, la A-52, además de multitud de vías convencionales y secundarias.
Ante esta situación, este domingo el presidente Feijóo realizó una comparecencia pública. “Estamos en una situación difícil, estamos preocupados, sabemos apagar fuegos pero las condiciones adversas de este domingo nunca las habíamos vivido en una década. Es una actividad incendiaria homicida”, aseguró Feijóo tras visitar el Centro de Coordinación de Incendios. El presidente de la Xunta, que este lunes reúne a su Gobierno de urgencia, hizo especial hincapié en el hecho de que Galicia también tiene que “luchar”, además de contra incendiarios y las condiciones meteorológicas, contra los fuegos que llegan desde Portugal al “saltar el río Miño” por no “ser apagados”. Feijóo dijo que Galicia no puede “seguir soportando los fuegos que entran desde Portugal”.