Un juzgado gallego cita como investigado por primera vez al exnovio de una joven asesinada hace 20 años

El juzgado de instrucción número 2 de Tui (Pontevedra) ha acordado citar para declarar como investigado al exnovio de Déborah Fernández-Cervera, una joven cuyo cadáver apareció en una cuneta en O Rosal hace casi 20 años. Será la primera vez que esta persona, señalada por la Policía como principal sospechoso del crimen y que ya declaró en sede policial, comparezca en sede judicial y en situación de investigado.

La joven, que entonces tenía 22 años de edad, desapareció el 30 de abril de 2002. Había salido de su domicilio, en Vigo, a hacer deporte y no regresó. El cuerpo fue encontrado 10 días después en una cuneta en el municipio de O Rosal, a unos 40 kilómetros de distancia. Estaba colocado y rodeado de pistas falsas, según concluyeron los investigadores. A pesar de que varias personas prestaron declaración, nunca nadie había sido detenido o formalmente imputado o investigado como presunto autor. El caso se archivó provisionalmente en 2010, pero se reabrió en 2019 para practicar nuevas actuaciones y por el juzgado pasaron varios testigos. Este mismo viernes comparecieron ante la jueza siete personas citadas dentro de la investigación judicial para tratar de determinar qué ocurrió en las últimas horas de vida de Déborah Fernández-Cervera.

Después de escuchar estos testimonios, el juzgado anunció que el que había sido pareja de la mujer está citado a declarar como investigado el próximo 21 de febrero. El caso estaba a punto de prescribir. Lo haría a finales de abril, pero ahora ese plazo queda suspendido.

La familia de la joven ha reclamado a lo largo de estos años que se hiciese comparecer a la expareja y se apoyaba en informes policiales que hacían recaer las sospechas sobre esta persona. El pasado mes de diciembre su abogado, Ramón Amoedo, hizo referencia en una rueda de prensa a un informe, llamado 'Arkano', que fue ratificado en sede judicial en el que el policía que lo instruyó expresa sus sospechas sobre la expareja de Déborah Fernández-Cervera, cita Europa Press. Los investigadores, añadió Amoedo, pusieron por escrito su “absoluta convicción” de que esa persona “está implicada en la desaparición y muerte” de la mujer.

Tras conocer la decisión de la jueza, el abogado se declaró “optimista” porque considera que las declaraciones de los testigos están haciendo avanzar el caso. Cree que en los primeros años “no se quiso investigar” lo ocurrido y ahora algunos testigos tienen “memoria muy selectiva”.

Desde que el caso se reabrió hace algo más de dos años, se practicaron nuevas periciales y se tomó declaración a testigos que nunca habían relatado la información que tenían. Además, en mayo de 2021 se exhumó el cadáver de la joven para hacerle algunas pruebas de ADN, de las que la familia sigue a la espera de resultados.

En estos meses también se examinó el coche del principal sospechoso y diferentes pertenencias del mismo. Así, entre otros hallazgos, fueron localizadas unas fibras bajo las uñas de la chica que coincidían con la tela de una manta que perteneció al sospechoso (si bien eran unas fibras muy comunes y el hallazgo no se consideró determinante), y los análisis de la empresa Lazarus llevaron a la conclusión de que el ordenador de la joven había sido manipulado.