Las fuerzas de seguridad están investigando si el objetivo de la llamada que alertó de una bomba que no había a bordo de un avión entre Bilbao y A Coruña era perjudicar a un preso de permiso que se encontraba entre los viajeros. La hipótesis la ha formulado el jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, Francisco Javier Jambrina, que ha explicado que “en la amenaza de bomba se orienta hacia un pasajero”, en concreto un interno en una cárcel que está de permiso este fin de semana. Este, sin embargo, “no tenía nada que ver” por lo que Jambrina cree que “tal vez era para perjudicarlo”.
Las declaraciones las hizo ante los medios, a los que indicó que el aviso lo recibió la Ertzaintza y que se transmitió al Estado y a Seguridad Aérea. Este departamento, a su vez, informó a la nave, que entonces notificó que aterrizaría de emergencia. Tras ser revisado el pasaje, el aparato y los equipajes, quedó descargado que hubiese ningún explosivo.
Jambrina ha señalado que las investigaciones siguen su curso y se trasladará el caso a la Justicia porque considera que ha podido haber un delito de desórdenes públicos. Las indagaciones se harán de forma coordinada para intentar determinar quién es el autor de la amenaza.
La llamada provocó el aterrizaje de emergencia del avión, operado por Volotea, poco antes de las 07,30 horas. El delegado del Gobierno, José Miñones, ha explicado que se activó un plan de emergencia en el aeropuerto coruñés. A bordo de la aeronave iban 106 pasajeros y seis tripulantes. Al lugar se desplazaron, entre otros efectivos, cinco unidades de la Guardia Civil y los Tedax, que no encontraron ningún explosivo y comunicaron que se trataba de una falsa alarma.