El Ayuntamiento de Santiago lleva ante la justicia a María Carmen Franco y Polo para que devuelva las propiedades municipales espoliadas por sus padres y que ella maneja como herencia propia. La hija de Francisco Franco y Carmen Polo respondió con el silencio al requerimiento enviado por el gobierno de la capital gallega para que, una vez demostrado documentalmente que eran parte del patrimonio municipal, manifestara su intención de devolver las dos esculturas del Maestro Mateo que formaron parte hasta el siglo XVIII del Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana. A pesar de la flexibilidad de los plazos -el ultimátum era de quince días-, la heredera del dictador ha optado por no responder y el gobierno compostelano, por demandarla.
La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Santiago ha aprobado este viernes la interposición de una demanda ante los juzgados de Madrid -por ser el lugar de residencia de Carmen Franco- en la que se remonta a la compra de las figuras por parte del gobierno local de la época en 1948 por un total de 60.000 pesetas para que pasaran a formar parte “del patrimonio artístico de esta ciudad”, transcribe la demanda, a la que ha tenido acceso Praza.gal. El consistorio le compró las piezas al conde de Ximonde, Santiago Puga, en un acuerdo que implicaba indemnizar con 400.000 pesetas al propietario o a sus herederos se dejaban de ser patrimonio público.
Las piezas -que según diferentes estudios representan las figuras bíblicas de Abraham e Isaac-, detalla el texto de la demanda, fueron situadas en la escalinata principal de la casa consistorial, en el Pazo de Raxoi, y allí las encontraron Franco y su esposa cuando, en el año Xacobeo de 1954, visitaron la ciudad el 25 de julio para participar en la ofrenda al Apóstol e inaugurar el antiguo hospital como Parador Hostal de los Reyes Católicos. Carmen Polo mostró ante el entonces alcalde compostelano, Enrique Otero, un “interés insistente” en las esculturas, “sugiriendo de forma inequívoca que pasaran a su posesión”.
Aunque no existió “formalidad alguna” ni ningún acuerdo formal al respecto, detalla el escrito, lo cierto es que el regidor -en el contexto de su condición de subordinado del régimen dictatorial, evidencia la demanda- decidió “complacer” la petición de los Franco. Las históricas esculturas fueron enviadas al Pazo de Meirás y después, a la casa Cornide de A Coruña. En su siguiente aparición pública, en la Exposición Internacional de Arte Románico celebrada en Santiago en 1961, ya aparecieron como “cesiones” del dictador y su esposa.
A pesar del tiempo transcurrido desde aquellos hechos el actual alcalde de Santiago, Martiño Noriega (Compostela Aberta), recuerda que al ser bienes de dominico público “no se puede alegar prescripción para que la heredera de la familia Franco no los devuelva”. Desde la presentación formal de la demanda Carmen Franco dispondrá de 20 días para presentar alegaciones como paso previo a la celebración de una audiencia previa.
La petición del Ayuntamiento santiagués es que la familia Franco sea condenada a devolver las piezas y que estas queden en exposición permanente en el Museo de la Catedral de Santiago. Se trata, entonces, de que ya no abandonen el recinto catedralicio en el que tuvieron su origen y en el que se encuentran actualmente como parte de una muestra sobre toda la obra del Maestro Mateo.