No hay camas para los enfermos más graves de coronavirus. Quien lo dice es una de las jefas de enfermería del Complexo Universitario A Coruña (CHUAC) en una reunión con su equipo, celebrada el pasado viernes, y en la que pide al resto de enfermeras que doblen turnos para atender una situación que califica como “la guerra”. El CHUAC, con más de 1.300 camas, es uno de los hospitales más grandes de Galicia y al cierre de estas líneas se ha quedado sin una sola plaza de UCI libre para atender a pacientes de COVID en la sala de politrauma, que tiene ubicada en su quinta planta. El relato de la enfermera jefa se produce como preparación de un fin de semana que se anunciaba muy complicado: “Han pedido por favor que todo el mundo que pueda vaya el fin de semana. Solo quedan ocho camas y para el fin de semana yo creo que no va a dar”, asegura esta enfermera al resto de su equipo.
El tono del discurso está cargado de preocupación y en él se pide el compromiso de una plantilla acostumbrada a doblar turno ante la falta de personal: “Yo sé que es un momento muy duro y muchos pensarán: 'Que colabore Rita'. Rita no está. Estamos nosotros. Es lo que hay”. La enfermera jefa pide a sus compañeras que olviden el cansancio y los enfados: “Sé que es una catástrofe pero es lo que hay. No es momento de cabrearnos porque no nos va a llevar a nada. Es momento de apechugar y no nos queda otra que pensar en el paciente. No pensar en que esto se hizo mal o que no se hizo una buena previsión. Yo creo que esto se le fue de las manos a todo el mundo. Que tengáis en cuenta que esto es la guerra y hay que actuar como tal”. elDiario.es se ha puesto en contacto con el departamento sanitario de la Xunta para reclamar una valoración sobre lo dicho en las imágenes. No ha habido respuesta.
La situación que atraviesa el CHUAC se repite en muchos otros centros hospitalarios públicos de Galicia, con niveles de ocupación en UCI por encima de la capacidad asistencial. Mientras, desde la Xunta se siguen barajando cifra optimistas y porcentajes de ocupación en las plantas de críticos cercanas al 30%. Los trabajadores, como muestra este mensaje, denuncian que la capacidad está desbordada y que la disponibilidad de camas para críticos es inexistente. Así lo relataban para esta información los médicos intensivistas del Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol, uno de los hospitales más saturados por la COVID, sin recursos para acoger la tercera ola y acostumbrado a derivar los pacientes más graves por carretera a otros centros en los que puedan encontrar una cama libre y un respirador.
En el caso del hospital de A Coruña, la dirección del centro se las ha apañado para reconvertir quirófanos en Unidades de Cuidados Intensivos. Se usan máquinas de anestesia como respiradores y las unidades de reanimación han dejado de cumplir esa función para dedicarse en exclusiva a parar la avalancha de pacientes graves. La primera consecuencia es que la Xunta ha frenado en seco las intervenciones quirúrgicas, al haber convertido los quirófanos en unidades de hospitalización. La siguiente fotografía retrata uno de esos quirófanos reconvertidos en trinchera contra la COVID.