Alberto Núñez Feijóo lleva camino de convertirse en el “eterno delfín” al liderazgo del PP como Xosé Cuiña Crespo lo fue al de Manuel Fraga. Según los análisis políticos que elabora la prensa madrileña a Feijóo siempre se le ha estado esperando, como si su llegada a la capital fuese la consecuencia lógica de un capítulo previo que está a punto de iniciarse: su última candidatura a la presidencia del Gobierno gallego. La semana que arranca es clave para ese proceso y la convocatoria electoral podría producirse en cuestión de horas. Si consigue revalidar la mayoría absoluta que ya obtuvo en otras tres ocasiones, se convertiría en el primer presidente de un gobierno monocolor en la época postvocid.
El pasado 10 de marzo, durante una entrevista con eldiario.es, aseguró que estas elecciones serán su último asalto a la Xunta de Galicia. Lo que no aclaró en aquella conversación es si se quedará en la oposición en caso de que sean los partidos de izquierda los que consigan armar una mayoría:“Yo me presento con el objetivo de gobernar Galicia. No he pensado en la hipótesis de no hacerlo”.
Desde el día que pronunció esas palabras hasta hoy han pasado muchas cosas, empezando por la suspensión de las elecciones como consecuencia del coronavirus. Durante la gestión de la pandemia, Feijóo ha estado en permanente tensión electoral: apenas ha visitado el Parlamento para dar explicaciones al resto de partidos pero ha comparecido una treintena de veces en ruedas de prensa telemáticas restransmitidas en directo por la televisión pública gallega, ante una población confinada. Día tras día el mensaje del presidente gallego ha sido de crítica constante a las acción del Gobierno central y alabanza a su propia gestión llegando a asegurar en varias ocasiones que Galicia estaba “en el top” de las provincias con menor letalidad por COVID.
Fue de los primeros en criticar al Gobierno por la falta de material, mientras vendía como un éxito propio las partidas que conseguía traer desde China el gigante textil Inditex. Reclamó transparencia a Pedro Sánchez en la entrega de datos sobre muertos por el virus, cuando su administración era de las últimas en adaptarse a los criterios marcados por Sanidad para la entrega de esa información. Programó un gran hospital de campaña que nunca abrió, imitando el modelo Ifema, mientras la patronal de la sanidad privada ofrecía sus camas libres. Encargó un macroestudio epidemiológico que le llevó a llamar a la puerta de 100.000 gallegos, cuando el Gobierno central con una muestra 25 veces menor encontraba en Galicia el doble de casos de COVID-19.
La última polémica generada por el presidente gallego se relaciona con su decisión de autorizar las visitas de familiares a usuarios de residencias de ancianos. Tras anunciar el viernes que este lunes se podrían retomar esos contactos, el presidente gallego ha tenido que echar el freno a una medida que el Gobierno solo permite a territorios que se encuentran en fase 2 de desescalada.
La pandemia estuvo a punto de robarle al barón gallego el control sobre su propio calendario electoral. El decreto de suspensión, redactado por su equipo, aseguraba que las elecciones no podrían retomarse durante el estado de alarma. El PNV acabó salvando al PP gallego al introducir una enmienda durante el debate de una prórroga al estado de alarma en la que Moncloa se comprometía a permitir las elecciones. La vicepresidenta, Carmen Calvo, llamó personalmente a Feijóo para tranquilizarle y las siguientes declaraciones que salieron de boca del gallego fueron comprensivas con el equipo de Pedro Sánchez: “El Gobierno necesita tiempo para organizarse”.
Pese a la posición contraria del resto de formaciones, Feijóo insiste en que las elecciones deben celebrarse “cuanto antes”. La fecha más probable es el próximo 12 de julio. Para llegar a ella, cumpliendo la separación de 54 días que deben mediar entre convocatoria y día de votación, al barón gallego no le queda mucho tiempo. La cuenta atrás está en marcha y la convocatoria podría producirse en cuestión de horas. Tras la conferencia de presidentes de este domingo, a Feijóo se le ha preguntado en dos ocasiones si este lunes convocará las elecciones y ha preferido no contestar: “Sé cuales son mis obligaciones. Cuando tome la decisión convocaré a los medios de comunicación”.