El Centro Gallego de Buenos Aires (CGBA) ya no volverá a ser nunca el mismo. En la asamblea extraordinaria celebrada este lunes, los representantes han acordado por unanimidad autorizar el inicio de las conversaciones para la próxima venta del histórico edificio y de la gestión sanitaria al grupo formado por la entidad española Ribera Salud y la Fundación Favaloro argentina. Para llevarla a cabo, se formará una comisión compuesta por los delegados de las diferentes agrupaciones políticas, que respondieron a las condiciones impuestas por el grupo empresarial interesado exigiendo, entre otras cosas, el pago de todas las deudas y el mantenimiento en manos de la institución de los emigrantes de todo el importante patrimonio histórico-artístico que guarda la sede de una entidad con más de 110 años de historia.
Tendrán un mes de plazo los representantes de la asamblea -serán seis, uno por cada una de las organizaciones políticas en las que históricamente se divide la representación del CGBA- para negociar con la empresa las condiciones de una venta que todos ven ya inevitable en una entidad intervenida por el Gobierno argentino desde hace cinco años, con una grave crisis económica y asistencial e importantes deudas tanto a trabajadores como acreedores varios. La disyuntiva estaba bien clara en la convocatoria de la junta, en la que se aclaraba que se sometía a consideración la solicitud de quiebra del Centro Gallego en caso de que no se aprobase la cesión de la gestión y la venta del edificio en el centro de la capital argentina al grupo inversor.
Al final, las negociaciones -a pesar de las diferencias- de los diferentes grupos políticos permitieron que todas ellas presentaran por unanimidad una propuesta ante el punto que pedía “considerar” la oferta realizada por el grupo Ribera Salud y la Fundación Favaloro. Los representantes echaron abajo casi todos los puntos de la asamblea, incluidas todas las memorias económicas y el informe sobre la deuda actual del CGBA, para denunciar unos números que dicen no conocer con exactitud y mostrar su rechazo a la gestión llevada a cabo por los administradores en los últimos años. “Supondría aprobar una política que nos llevó a la situación en la que estamos; si las cosas se hubiesen hecho de acuerdo al espíritu de la institución, hoy no estaríamos aquí”, recordó Aida Díaz, portavoz de la mayoiría de las agrupaciones.
La asamblea -en la que hubo 46 representantes y que duró una hora- respondió a la propuesta presentada por Ribera Salud con su aceptación a iniciar negociaciones, pero ha puesto también sus exigencias. El grupo empresarial español, envuelto en polémicas por su modelo público-privado aplicado sobre todo en la Comunitat Valenciana, había puesto como primera condición la “adquisición del inmueble del Centro Gallego, debiendo negociar el importe en base al valor en libros revisable y plazo de pago”. Además, había aclarado que el inicio de la actividad debía ser “libre de cargas y deudas de todo tipo, asumiendo la nueva sociedad la única responsabilidad sobre la gestión realizada por esta”.
Los representantes de la asamblea respondieron este lunes con una propuesta en la que aclaran que la compradora deberá, entre otras cosas, asumir y contratar todo el personal actual “respetando sus condiciones laborales, remuneración, antigüedad y cargo”, así como “asumir la atención a perpetuidad de los socios actuales del GGBA, que tendrán derecho a las mejores prestaciones y cobertura sanitaria” y que pagarán la misma cuota, al margen de los aumentos que se fije por las instituciones.
Respecto a todo el patrimonio cultural, histórico y artístico que guarda el CGBA, Ribera Salud se había limitado a decir que iba a “velar” por él y a “potenciarlo”. La asamblea fue clara y exige que la empresa compradora “otorgue gratuitamente y a perpetuidad” a la asociación mutual del Centro Gallego las dependencias del Teatro Castelao, la sala de sesiones, presidencia y Ramón Otero Pedrayo y “todas aquellas destinadas a preservar el patrimonio histórico y cultural” como “la pinacoteca, biblioteca y demás obras de arte”. Además, requiere que se permita el funcionamiento de la asociación en las instalaciones, siendo esta siempre la propietaria y “quien defina en su caso el destino definitivo” de todo el patrimonio, “no pudiendo trasladarse fuera de la Argentina”.
“Ribera Salud sabe más que nosotros”
En cuanto al histórico inmueble, la asamblea advierte de que Ribera Salud deberá “abonar el valor correspondiente a la cancelación de todos los pasivos actuales, futuros y/o contingentes, debiendo subrogarse los deberes del CGBA y ocuparse de la cancelación de estos”. Ante este punto, el interventor Martín Moyano avisó de las dificultades de llegar a este acuerdo después de que no se hubiesen aprobado oficialmente en la asamblea las cifras de la deuda. La respuesta de los representantes fue clara. “El comprador sabe más que nosotros de la situación financiera; lleva negociando desde marzo y participando en auditorías; el día que vendamos esta propiedad, no podremos negociar porque no tendremos ningún elemento de fuerza”, dijo Díaz para justificar la postura. “No podemos aceptar una venta sin saber la situación real, ni quedarnos con deudas”, insistió.
Martín Moyano, interventor de la entidad, reconoció al final de la asamblea y ante los trabajadores que protestaban a las puertas que el hecho de “no aprobar balances ni la valoración judicial de las deudas” suponía “un problema”. “Pero tenemos 30 días para negociar”, aseguró entre los aplausos de los sanitarios, que recibieron la noticia de que en este próximo mes la intención es cerrar la venta, traspasar todo el personal y cancelar las deudas con todos ellos. “Fue un día difícil, pensé que no llegábamos”, reconoció.
Fundado en 1907, en la sede de 34.000 metros cuadrados (con seis andar y dos sótanos) del Centro Gallego se distribuyen 60 salas de consulta y seis quirófanos y en él se ocupaban más de 500 camas, aunque ahora el promedio es de muchas menos. En una de ellas falleció Alfonso Daniel Rodríguez Castelao. El cuarto donde murió, el 202, se mantiene prácticamente igual 67 años después de su muerte. Además, la histórica institución cuenta con una biblioteca con 20.000 volúmenes, muchas de ellos piezas históricas; una importante fonoteca; el Teatro Castelao, con casi 400 butacas; una sala de exposiciones o una pinacoteca con obras de Luís Seoane o Carlos Maside. Llegó a tener 120.000 socios, aunque ahora la cifra sea de unos 6.000.
En los últimos tiempos, en la histórica institución se sucedieron impagos, deterioro, protestas laborales y cada vez menos asistencia. Y se ha alcanzado una deuda millonaria. Ni las aportaciones de la Xunta a través de la Fundación Galicia Saúde ni la intervención del Gobierno argentino arreglaron la situación después de los intentos de la Administración gallega, con la llegada de Feijóo a San Caetano, de privatizar la institución a través de ayudas públicas. La inversión prevista por la Fundación Favaloro y Ribera Salud para la remodelación del inmueble o la adquisición de equipos se acercaría a los 60 millones de euros, mientras que la propuesta incluye también la compra del histórico edificio levantado con las aportaciones de millares de emigrantes gallegos por unos 42 millones. Ahora, años después, la venta del que quizás sea el más importante centro de la diáspora gallega en el mundo parece hecha. Queda un mes para saber en que condiciones.