Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela cartografían el coronavirus por zonas de riesgo
Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), dirigidos por el profesor Ángel Miramontes desde el Instituto de Estudos e Desenvolvemento de Galicia (Idega), trabajan desde el inicio de la pandemia en la creación de mapas de riesgo de la COVID-19, que permitirían conocer cómo se propaga el virus y, de esta forma, tomar decisiones “más rápidas y ajustadas” para controlar la situación por territorios. El proyecto reúne a geógrafos, ingenieros y economistas y aborda el análisis de la pandemia desde un óptica pegada al territorio que intenta explicar hacia dónde van a crecer los contagios en un momento determinado. Para ello se cruzan datos tan heterogéneos como orografía, edad de la población, dispersión, nivel de renta o infraestructuras hospitalarias.
El proyecto forma parte del programa de micromecenazgo 'Sumo Valor', una iniciativa promovida por la universidad compostela y cuenta con financiación de la Xunta de Galicia. Una de las líneas del programa 'Sumo Valor', en la que se enmarca la cartografía de riesgo del coronavirus, se centra en la lucha contra la COVID-19 a través del apoyo a investigaciones de diferentes áreas de conocimiento que contribuyan a paliar los efectos de la pandemia en la sociedad.
Así funciona el mapa de riesgo
Para elaborar el mapa de riesgo, el equipo investigador obtiene del Servicio Galego de Saúde (Sergas) los datos relativos a los contagios, que se relacionan con toda la información territorial de la que disponen: municipios, catastros, demografía, envejecimiento y dispersión poblacional; así como otros datos más concretos como la localización de farmacias, hospitales y centros de salud, líneas de autobús y otras variables socioeconómicas como el PIB.
Tal y como se recoge en un comunicado de la universidad compostelana, “la finalidad es conocer cómo se comporta el virus, ya que varía mucho de un ayuntamiento a otro, o incluso dentro de la misma población”. Para eso, el equipo genera mapas e informes temporales -semanales y quincenales- que muestran cómo aumenta o disminuye un determinado brote y explican las causas que provocaron esa situación. Una vez obtenidos los mapas, envían estos resultados tanto a la Axencia Galega de Innovación y al servicio Galego de Saúde, lo que sirve de guía para la toma de decisiones “más ajustadas en cada momento”.
Durante la primera etapa del proyecto, los investigadores llevaron a cabo análisis territoriales del comportamiento de la COVID-19 en toda la geografía gallega. Ahora, en la siguiente fase, analizan el desarrollo del coronavirus “con más detalle”, a otras escalas. Se centran también en las siete ciudades gallegas y en las áreas rurales más significativas, junto con aquellos puntos en los que se localiza un mayor número de brotes.
Los investigadores, que colaboran con otros profesionales de diferentes puntos de España, Portugal, América, Sudamérica y Corea, aseguran que el objetivo de este proyecto es “a largo plazo”. “Una vez que finalice la pandemia, dispondremos de una radiografía perfecta de como fue evolucionando en el territorio gallego”, aseguran los responsables de la investigación.
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