Cuando Pablo Isla pasa frío esperando al rey y Trinidad Jiménez reaparece con su chupa de cuero como directiva de Telefónica: cosas que solo pasan en el 'Davos gallego'

Gonzalo Cortizo

2 de octubre de 2020 23:27 h

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Los camareros del Casino de la Toja, el primero que se abrió en España tras la llegada de la democracia, aseguran que “todo está muy parado”. Cualquiera diría que la frase se anota pocas horas después de que el rey abandonase esta localidad de la Ría de Arousa, tras inaugurar un foro de reflexión al que han sido convocados los más destacados dirigentes del bipartidismo y las finanzas. Si a los responsables del capitalismo les gusta el juego lo evitan, al menos, cuando hay periodistas en la misma isla que ellos habitan.

Sobre la moqueta roja y las paredes color vainilla que adornan la casa de juegos, con sus lámparas de velas falsas, todavía cuelgan carteles que conmemoran el 40 aniversario del local, efeméride que se cumplió hace más de dos años. No hay nadie apostando en las mesas de blackjack ni en la de ruleta francesa. Tan solo un par de clientes en la barra de la coctelería, delatados por la cinta al cuello de la que cuelga la acreditación que les identifica como participantes del encuentro. A solo unos metros de distancia, siguiendo la línea de costa, se juega otra partida. Felipe González, Mariano Rajoy, Josep Piqué o el principal directivo de Inditex, Pablo Isla, comparten mesa y mantel en el Gran Hotel La Toja durante la bienvenida preparada para los principales invitados a este intento de 'Davos gallego'.

El evento celebra este año su segunda edición en un empeño del empresario Amancio López Seijas, presidente del Grupo Hotusa, y propietario de los dos principales establecimientos de la isla: el Gran Hotel y el Hotel Isla de La Toja. Este último, con más de 100 habitaciones con vistas al mar, se ha abierto excepcionalmente para alojar a los participantes del foro. El restaurante del establecimiento está cerrado, al igual que el SPA. No en vano, ayuntamientos limítrofes como Sanxenxo han sido sometidos a límites de movilidad por el avance de la pandemia en sus calles. Mientras políticos y financieros reflexionan sobre los efectos económicos del COVID-19, el empresario que los acoge se prepara para volver a cerrar parte de sus negocios en el lugar, una vez que las personalidades convocadas lo abandonen para volver a sus casas. Un espejismo, regado con vino Rías Baixas y productos del mar.

Desde la tribuna y las mesas de debate se aborda el coronavirus con una perspectiva reducida a lo económico. Sirva como ejemplo algunas de las reflexiones pronunciadas por el mejicano Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), durante su conversación con el exministro Josep Piqué: “Hemos perdido dos años completos”, “a finales de 2021 estaremos por debajo de los valores económicos de 2019”, “El que manda es el virus, desconocemos como se comporta”. Felipe VI también se apuntó a la interpretación financiera de la pandemia. Lo hizo desde el optimismo al asegurar desde la tribuna que el coronavirus es una “oportunidad” para transformar la economía. Y es que de eso se ha venido a hablar al Foro La Toja; de cómo volver a ganar dinero tras la tragedia asociada a la pandemia.

La presencia de Felipe VI en el encuentro ha dejado para las hemerotecas un apoyo inesperado para una monarquía en horas bajas: El presidente de la República de Portugal, también presente en el foro, subió a la palestra para reivindicar la “honradez” del jefe del estado español. El rey se emocionó con el apoyo republicano e incluso improvisó un agradecimiento específico que no figuraba en el discurso que Zarzuela le había redactado. El respaldo a la monarquía ha sido un punto en común en muchas de las intervenciones que se han ido sucediendo en esta edición del Foro La Toja, desde Alberto Núñez Feijóo hasta Felipe González.

Muchos halagos para un rey que apenas pasó unas horas por el lugar y que hizo esperar al raso a los principales dirigentes de las empresas que pagaban la factura del encuentro. Sucedió el jueves cuando los organizadores anunciaron que el rey se haría una foto de familia con los patrocinadores. El chófer de la Casa Real maniobraba en ese momento con el coche para preparar la salida de la comitiva, mientras algunos de los principales directivos de empresas como Inditex, Abanca, o Telefónica salían al exterior para posar junto al monarca. La espera se prolongó durante más de 15 minutos y el consejero delegado de Inditex Pablo Isla empezó a impacientarse girando constantemente la cabeza hacia la puerta de la que se suponía que debía salir el monarca. Tras tomarse la instantánea, el rey volvió a Madrid sin atender preguntas de los periodistas.

Posando en esa foto detrás del máximo directivo de Inditex se encontraba la exministra socialista Trinidad Jiménez, que acudió al evento como directiva de Telefónica, otra de las compañías que ha puesto dinero de patrocinio. La exdirigente socialista eligió para la cita la chaqueta de cuero que tantos titulares ofreció durante su frustrado intento de quitarle la alcaldía de Madrid a Alberto Ruiz Gallardón en las elecciones de 2003. “No me la pongo desde entonces”, diría después a un pequeño grupo de periodistas acreditados para cubrir el foro.

En otro corrillo similar Pablo Isla preguntó a los periodistas cómo evolucionará la situación en Madrid. A su lado, el presidente de la Xunta exigía a los redactores enviados desde la capital que mostrasen al directivo de Inditex las etiquetas de sus chaquetas con una advertencia entre risas: “Espero que vayáis todos vestidos de Zara”. Aceptando la broma, el CEO de la multinacional gallega se atrevió a identificar una de sus prendas y señaló a una redactora de política de una conocida cadena de emisoras a la voz de “ese pantalón que llevas es nuestro”.